Una pequeña mesa, una cama y un baño con lo indispensable en una esquina. Iñaki Urdangarin no vive rodeado de lujos en la cárcel de Brieva, en Ávila. Está en la misma celda que ocupó el exdirector de la Guardia Civil, Luis Roldán, durante diez años. El marido de la infanta Cristina sigue adaptándose a la vida en prisión.

"Los funcionarios te ayudan si te ven jodido y un cura va a dar misa todos los domingos", explica el propio Roldán a Heraldo. Reconoce que el día a día que él pasó entre rejas puede ser parecido al de Urdangarin: desayuno a las ocho, paseos por el patio y cierre de la celda después de la cena.

También hay un pequeño gimnasio con una bici y pesas. Roldán dice que nunca lo utilizó, pero lo que sí hizo fue comprar una televisión para ver los partidos de fútbol. "El módulo está lleno de cámaras", recuerda.

Roldán tiene claro que en la prisión recibió "un trato muy humano" y se le fue aplicado el protocolo antisuicidios en 2003, cuando se encontraba en depresión.

Recreación de la celda de Urdangarín. Autor: Víctor Meneses Lobera / Heraldo.

"Yo estaba a 500 kilómetros de mi madre (en Zaragoza) y a otros 500 kilómetros de mi exmujer (en La Coruña). Mi madre solo pudo venir a verme una vez porque era mayor. Cuando la ingresaron en el hospital Miguel Servet, poco antes de morir, pedí un permiso para verla y no pude despedirme", cuenta Roldán, que durante su estancia en prisión escribió cartas, entre otros, al entonces ministro del Interior, Mariano Rajoy, para protestar por el trato desigual que sufría.