Patricia Montero: "Respeto las críticas, pero no he escrito un libro para hacer dietas ni me considero nutricionista"

La actriz Patricia Montero durante una entrega de premios.
La actriz Patricia Montero durante una entrega de premios.
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La actriz Patricia Montero durante una entrega de premios.

Dio el salto culinario con Masterchef Celebrity, se prestó a toda clase de pruebas físicas en su sección La última superviviente cuando colaboró en El Hormiguero y durante la segunda temporada de Ninja Warrior, programa que presentó junto a Arturo Valls y Manolo Lama, demostró nuevamente sus aptitudes deportivas. Patricia Montero es actriz (Yo soy Bea, Los hombres de Paco), atleta y una mom fit desde hace tres años, cuando nació su hija Lis, fruto de su relación con el también actor Álex Adróver. Hablamos con la valenciana, que acaba de publicar su primer libro, durante una presentación de la firma May Tea y nos contó que se casa por fin en 2019 tras una romántica pedida de mano bajo el mar. 

Su libro ‘Pon en forma tu yo interior’ ha recibido criticas porque hay personas que opinan que usted da consejos de salud sin ser una profesional en deporte y nutrición.

En ningún momento he escrito este libro diciendo que soy una profesional porque no lo soy, ni pretendo meterme en su terreno. Lo que plasmo en él es la trayectoria deportiva que llevo realizando desde los 6 años y los hábitos saludables que me han inculcado en mi casa. Son cosas que forman parte de mi vida y que no me cuesta hacer. Eso es lo que cuento en el libro, pero respeto que haya gente a la que no le guste y lo critique.

Para no gustar va por una segunda edición.

Al final los hechos hablan por sí solos y si algo no funciona no se sacaría una segunda edición. No es un libro para hacer dietas porque para eso ya están los de nutrición. Hablo un poco de alimentación porque considero que es importante hacer hincapié en que la gasolina que le metemos al cuerpo sea de calidad para sentirnos bien.

Aguacate, matcha, poke bolws... No le parece que el movimiento 'healthy' de las redes sociales y los restaurantes de moda no ayuda a descubrir platos nuevos y saludables porque estos giran en torno a los mismos ingredientes.

No me van las modas y, por mucho que se lleve algo, si a mí no me gusta, no lo consumo. En el caso de la comida, quizás le doy una oportunidad y lo pruebo, pero si es un alimento que no me gusta no voy a comprarlo o a cocinarlo porque se haya convertido en tendencia. Concursar en Masterchef celebrity me ha permitido descubrir productos y alimentos que desconocía totalmente, pero soy más de cocina tradicional.

El problema es que la vida 'healthy' sale más cara al bolsillo.

No tiene nada que ver ir a comprar a mercados tradicionales con los productos ecológicos que evidentemente son más caros por los procesos que implica. Dependiendo de a qué mercados vayas no tiene que salir más caro, creo que depende de saber elegir. La fruta es donde más dinero nos gastamos así que si, por ejemplo, no es temporada de fresas, no las compres.

Habla como mi madre.

Es que soy muy mami (risas). Soy de las que se va a los mercados a comprar fruta y verdura fresca. El sabor que tienen esos alimentos no tiene nada que ver con los que encuentras en las grandes superficies, es totalmente distinto. Mi suegra vive en una casa de campo en Palma de Mallorca donde tiene un huerto... el sabor que tienen sus tomates yo no lo he encontrado aún en Madrid.

¿Come paella fuera de Valencia?

La evito porque al final termino criticándola (risas). Ahora es cuando sale la valenciana friqui, lo siento.

Precisamente, le pregunto porque no es la primera valenciana a la que se lo escucho.

Le meten pimiento rojo y guisantes... ¿Qué paella valenciana lleva pimiento rojo? ¡No! (risas) Preparar bien una paella valenciana es difícil porque tiene su historia, empezando por el agua que tiene que ser la de allí. No es ninguna tontería, el agua es muy importante para la cocción del arroz. No soy ninguna súper experta de las paellas valencianas, de hecho en mi familia, no soy la que mejor las prepara.

¿Suele ser tiquismiquis con la comida?

¡Qué va! Me gusta mucho comer y suelo engullir casi todo lo que me echen.

Lleva seis años practicando yoga. ¿Puede bajar unas escaleras como la niña de 'El exorcista' o haciendo el espagar?

Fui gimnasta así que ya sabes lo que dicen: "El que tuvo retuvo", pero nunca he bajado unas escaleras así ni sé si me atrevería a hacerlo (risas). Muchas posturas de yoga se parecen a las de gimnasia y por eso yo tengo tanta flexibilidad.

La he visto haciendo alguna asana complicada ante la atenta mirada de Lis, su hija.

Me ve a mí y se pone a levantar la piernita para tratar de imitarme. Le gusta muchísimo y es increíble que a una niña tan pequeña, de 3 años, le llame tanto la atención. Tiene mucha energía.

Publica bastantes fotos de la niña, pero siempre cuidando de que no se le vea la cara.

Fue algo que decidí en su día con mi pareja, Álex Adrover, y protejo muchísimo su identidad. No hay un motivo en concreto, pero están las cosas tan revueltas, se leen tantas cosas y ella no deja de ser una menor.

¿No sería mejor no publicarlas?

No, porque Lis forma parte de mi día a día. Comparto muchísimas cosas personales con mis seguidores y mi hija forma de esa vida privada que también muestro.

¿Lee los comentarios que le deja la gente en su Instagram?

No, aunque intento contestar a algunos en el momento de publicar una foto. Trabajo, tengo una familia, una hija, hago deporte, viajo… Me gusta disfrutar de cada segundo de mi vida y no tengo tiempo para leer siempre lo que me escriben.

Entonces, ¿por qué no privatiza su cuenta?

Instagram es una herramienta de trabajo, pero también una manera de estar conectada con la gente que me sigue. A algunos les gusto más y a otros menos. Pero me muestro tal y como soy.

¿Es capaz de echar la vista atrás y recordar su primer día en la serie 'Yo soy Bea'?

Como si fuera ayer y han pasado 12 años. Estaba en una nube y sentía muchas emociones juntas. No sé cómo conseguí centrarme para hacer bien la secuencias sin equivocarme demasiado. Era muy joven, 18 años, y no podía creerme lo que me estaba pasando. Disfrutaba, pero también sentía presión, miedo e inseguridad.

Y su boda, era ahora en 2018, ¿no?

La hemos postpuesto porque este año está bastante repleto de cositas y hay dos celebraciones que me gustaría hacer a lo grande: mi 30 cumpleaños y los 10 años con mi pareja. La boda ya era demasiado así que está prevista para 2019.

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