Los cien días de Pablo Casado al frente del PP: entre la recuperación de "valores" y el desgaste a Sánchez

Pablo Casado, en una sesión de control al Gobierno en el Congreso.
Pablo Casado, en una sesión de control al Gobierno en el Congreso.
EFE
Pablo Casado, en una sesión de control al Gobierno en el Congreso.

Pablo Casado cumple cien días al frente del PP. Ser presidente de los popuñares nunca es fácil, pero al nuevo líder se le ha puesto el mayor objetivo cuando se trata de política: recuperar el Gobierno para su partido. Pero de momento le toca ocupar la oposición y tiene bastante clara su estrategia. Lleva algo más de dos meses siendo cabeza visible, y navega entre dos aguas, como son el desgaste al Ejecutivo de Sánchez y la decesidad de diferenciarse de Rivera.

Casado ha puesto en valor la necesidad de reivindicar la historia del Partido Popular, y a medida que la actualidad avanza, va encontrando argumentos para ejercer una oposición centrada en aspectos concretos. A menos de un año de las elecciones autonómicas, el PP busca posicionarse de nuevo para reconfigurar, primero, el espacio político a pequeña escala, y después alcanzar la cima.

Hay que tener en cuenta que el Ejecutivo socialista ha pasado por numerosas crisis que ha aprovechado Casado para endurecer su oposición: la tesis del presidente, dos dimisiones de ministros o la polémica de Delgado. Entre tanto...¿en qué se ha centrado Casado durante sus primeros cien días como presidente del PP?

Debilidad del Gobierno

Es quizás el argumento más potente cuando se trata de desgastar a Sánchez. Después de la moción de censura, el PP mantuvo que el nuevo presidente había montado un Ejecutivo "de cara a la galería", y ahora a eso han unido la dificultad que tiene para tomar decisiones, sobre todo por el hecho de tener solamente 84 diputados. Desde los populares consideran que las decisiones se centran más en los "gestos" que en "medidas reales". A eso habría que añadir además las dimisiones de dos ministros -Huerta y Montón- y las polémicas en torno a Delgado y Duque.

El PP, además, mantiene como baza clave su mayoría absoluta en el Senado -y simple en el Congreso por haber sido el partido más votado- y eso también le servirá para frenar todo aquello para lo que el Gobierno necesite de la Cámara Alta. La correlación de fuerzas es desigual, y eso en ciertos temas irá a favor de los populares.

Gestión en Cataluña

El 155. Esa es otra de las peticiones de la derecha española. Para Casado es capital volver a "aplicar la Constitución" en Cataluña y rechaza cualquier intento de diálogo desde Moncloa con el Ejecutivo de Quim Torra, más después de lo sucedido en el aniversario del 1-O, con altercados en la calle y el ultimatum del president a Sánchez. En este sentido, el discurso del PP no ha cambiado con la llegada del nuevo presidente, pero sí las intenciones de volver a fortalecerse entre los votantes catalanes.

El Partido Popular, con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina, tendrá en Barcelona un feudo importante para recuperar posiciones, pero mientras tanto han mostrado su oposición a las conversaciones Gobierno - Generalitat: las ven como un signo de debilidad. Para el PP, el Ejecutivo se pliega ante los independentistas.

El "buenismo" en la inmigración

Casado tardó pocos días en acudir a Ceuta y Melilla desde que fue elegido presidente. Y es que la gestión migratoria vuelve a ser un elemento de distanciamiento con el Gobierno de Sánchez, al que ha acusado de "buenista". El PP actual propone una inmigración "controlada y ligada al mercado de trabajo". Además, consideran que el Ejecutivo es culpable de un supuesto "efecto llamada" que se ha generado desde la decisión sobre el Aquarius.

"Ustedes creen que las fronteras son de todos", le dijo la portavoz del PP en el Congreso, Dolors Montserrat, al Gobierno. La oposición de Casado en el tema migratorio es quizás la más 'dura': para él, España vive una grave crisis migratoria a la que Sánchez no está sabiendo poner solución.

Vuelta al argumento sobre ETA

La entrega por parte de Francia a España de documentos de ETA ha abierto también la puerta a un nuevo argumento por parte del PP. "El PP es el que tendió la mano en época de Zapatero y en época de Pedro Sánchez a los pactos antiterroristas, y ellos pretenden escribir el relato del fin de ETA sin el partido que fue el que derrotó a ETA", dijo Pablo Casado después de no haber sido invitado al acto.

De igual manera que sucede con los independentistas catalanes, el Partido Popular afea al Ejecutivo que se sostenga con los votos de formaciones como Bildu. Casado mantiene que son "los herederos" de la banda terrorista, y encuentra en ese mensaje una nueva arma de desgaste a Sánchez.

Los cambios de opinión

Precisamente los cambios de opinión del Gobierno han servido al PP para intentar desgastar a Sánchez. Sobre las fronteras, sobre la venta de armas o ya antes sobre publicar la lista de amnistiados...En todo ello ha reculado el Ejecutivo, y para Casado eso es un claro ejemplo de que el Sánchez "no es fiable".

El Partido Popular busca por tanto instalar la duda: no sé sabe cuál va a ser la siguiente rectificación de Pedro Sánchez, ni sobre qué tema. A partir de ahí la fórmula de oposición radica en enviar un mensaje de inestabilidad, de 'veletismo' y de capacidad para mantener unos principios firmes. Casado busca desacreditar también desde el convencimiento.

Herencia económica de Zapatero

Empleo y economía han sido y serán, sobre todo en campaña electoral, dos argumentos importantes para el PP en su labor de desgaste al PSOE. Y aquí hacen una referencia al pasado: Zapatero y la crisis. El Partido Popular tiene claro que la gestión de Sánchez llevará a España "por el mismo camino" que el anterior presidente socialista.

Las previsiones de la UE, el paro, la subida de impuestos y el techo de gasto sirven al equipo de Casado no solo para rechazar los plantemaientos socialistas, sino también para recuperar lo que consideran grandes aciertos del Gobierno de Rajoy: en Génova proyectan que fue el PP el partido que sacó a España de la crisis económica y por eso debe gobernar.

Argumentos para alejarse de Rivera...Y de Vox

Sin ser parte fundamental de la oposición, Casado también tiene que cumplir con la labor de alejarse de Rivera. Compiten por el mismo perfil de votante y muchas teorías les asemejan, de ahí que el PP quiera marcar diferencias. Pablo Casado no es Albert Rivera, y en el seno popular quieren que eso quede claro.

En Génova saben que compiten en dos vías: contra Sánchez y contra Rivera. Por ello, Pablo Casado mantiene un discurso distinto al de Ciudadanos en temas como el aborto, la gestación subrogada o la política fiscal. Además, le ha salido un nuevo contrincante. La irrupción de Vox ha hecho que el mensaje de Casado se centre en la reunificación del centro derecha, o lo que es lo mismo, lo que él considera el voto útil. En esos puntos pueden estar los escaños decisivos. Quién sabe.

Recuperación de "valores"

Desde el primer momento, Casado ensalzó la necesidad de recuperar "los valores del Partido Popular". Aunque algunas voces le han advertido de que esto podría suponer un giro hacia la derecha, el presidente se ha mostrado firme a la hora de defender la familia, la vida o la necesidad de reestructurar el sistema educativo.

Tanta es la voluntad de Pablo Casado de reivindicar la historia de su partido ha decidido acercarse a las tesis de José María Aznar, a quien considera un referente político. En ese contexto, tres meses después de su llegada, el presidente popular desoye a quienes le acusan de irse a los extremos y refuerza la teoría de recuperar el discurso tradicional emitido desde Génova.

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