Receta de galletas de jengibre y canela

Ahora que llega el frío y las tardes son más cortas, es el momento de recuperar costumbres tan hogareñas como preparar unas galletas. ¿Hay algo más otoñal o invernal que ponerse a cocinar algo con jengibre y canela?

La base es de las más clásicas: la típica de mantequilla a la que podemos añadir casi de todo, dar la forma que más nos guste y decorarla dependiendo de la fiesta que se acerque. ¿Navidad?

En la repostería, no es muy buena idea -como hacemos casi siempre en la cocina- modificar cantidades a nuestro antojo y esta masa no es una excepción. Es delicada y si queremos conseguir el resultado perfecto, tenemos que seguir la receta paso por paso respetando los gramos y tiempos.

Mezclamos en un bol el azúcar con la canela, el jengibre, el bicarbonato y una pizca de sal. Añadimos el huevo batido y la mantequilla a punto de pomada y amasamos con las manos.

Poco a poco la mezcla irá cogiendo forma hasta convertirse en una masa compacta y homogénea. Llegados a este punto, formamos una bola y la dejamos en el bol tapada con papel film una hora en el frigorífico.

Después de una hora sacamos la masa y empezamos a amasarla sobre una superficie enharinada. Como decíamos, es una masa delicada y es posible que nos resulte difícil amasar con el rodillo porque se queda pegada o se rompe. Si esto pasa, ponemos la masa sobre un papel de horno, la aplastamos y ponemos otro papel de horno encima. Amasamos sobre los dos papeles con el rodillo, y así no tendremos ningún problema.

Dejamos una masa lisa, con medio centímetro aproximadamente de grosor, y con un cortapastas -o un vaso si no tenemos- vamos dando forma a las galletas.

Pasamos las galletas a una bandeja con papel de horno y las ponemos en el horno precalentado a 180º durante 15 minutos con calor arriba y abajo. Dejamos espacio entre ellas porque aumentarán de tamaño. Las sacamos del horno y dejamos que se enfríen.