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Las fisioterapeutas que plantan cara al 'final feliz': "Un paciente me puso la mano en el muslo y le di un manotazo"

Lorena denuncia algunas de las situaciones que ha sufrido durante su carrera como fisioterapeuta.
JORGE PARÍS

En 2014 Lorena no pudo acceder a un puesto de trabajo por ser mujer. "Has trabajado bien y todo el equipo está contento, pero no contratamos mujeres", le argumentaron cuando acabó el periodo de prácticas como fisioterapeuta deportiva. Su sorpresa fue inmediata y la excusa, indignante: "Imagina que te tiras a un paciente o que un jugador te hace bromas. No queremos problemas". El puesto finalmente terminó en manos de un compañero... hombre.

A esa discriminación le siguieron otras a lo largo de su carrera y también situaciones de absoluta intimidación. Imagine que está solo en la cabina con un paciente. Imagine que se le insinúa, le pide el teléfono, le pregunta si tiene novio, se presenta casi sin ropa interior, le llega a enseñar los genitales... Todo ello en la soledad de la cabina. Esta es la realidad que ha vivido Lorena. "Un hombre me llegó a poner la mano en el muslo y empezó a subir. Le pegué un manotazo y la clínica le metió en la lista negra", cuenta a 20minutos. Ocurrió cuando estaba a solas con él, el momento en el que se siente más "intimidada" y "amenazada".

Los ejemplos que enumera esta joven gallega no son algo excepcional. En octubre, muchas fisioterapeutas denunciaron en Twitter bajo el hashtag #MeTooFisio las situaciones de acoso, abuso o discriminación que han sufrido mientras ejercían su profesión. "Piensas que lo que te pasa a ti son casos aislados y luego te das cuenta de que no", comenta. Desde entonces, muchas de ellas aunaron fuerzas y crearon grupos de trabajo para tratar de solucionar un problema que afecta, según una encuesta elaborada por Colfisio, al 72% de las profesionales.

"Yo no sé qué derechos tengo, no sé qué debo hacer en estos casos. Nos parece un riesgo normal porque lo hemos interiorizado. Piensas ‘gajes del oficio’ y eso es lo grave", denuncia Bibiana, una fisioterapeuta de 32 años a quien un paciente trató de tocarle el culo, tal y como denunció en unas viñetas que se viralizaron enseguida. Con esos datos sobre la mesa y los testimonios de decenas de ellas, el Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía se puso manos a la obra para elaborar un decálogo que guíe a las profesionales y les muestre cómo actuar.

"Ellas tienen derecho a admitir o no pacientes. Es fundamental que lo conozcan", aseguran a este medio, en la misma línea que los de Madrid, Barcelona y Galicia, el "primero que mostró su repulsa" por estos casos y que ha llevado a cabo ponencias para ofrecer información a las profesionales. Y eso es precisamente lo que piden ellas: "Necesitamos saber cómo actuar, sobre todo para no sentirnos tan solas. No sabemos si hay que ir a la Policía o no. Si me preguntan si tengo novio, me piden el teléfono o me buscan en Facebook, me intimidan. Pero ves el caso de La Manada y piensas ‘a dónde voy yo’", cuenta por otro lado Lorena.

¿Puedo denunciar?

La abogada Lara Otero incide, en este sentido, en la importancia de denunciar. "No hay que darse por vencida. A veces basta con su palabra". Lo primero que hay que tener en cuenta es que el procedimiento no es el mismo si se trata de un paciente acosador que de un compañero o superior. "Si es un paciente, la víctima puede dejar de tratarle, denunciar lo ocurrido en la empresa para que combata el acoso y, quizás, actuar en vía penal. Si es un compañero, puede denunciar en la empresa o ante Inspección Laboral, así como ante el Colegio, la Policía o el Juzgado de Guardia". Y en este último caso "hay convenios colectivos que establecen procedimientos para resolver lo ocurrido dentro de la empresa. Quizás las víctimas lo prefieran al Juzgado".

Bibiana, por ejemplo, nunca denunció. Y eso que un paciente le pidió que le masajeara "más cerca del calzoncillo", otro un ‘final feliz’ y un tercero destacó lo contento que debía estar su novio "con esas manos". "Somos fisioterapeutas, pero te están llamando prostituta a la cara. Creo que no son conscientes del daño que están haciendo", cuenta a este medio. "Esta incomodidad no puede ser normal".

Cómo reaccionar en estas situaciones

La psicóloga Nuria Salgado coincide con ella e insta a poner límites. "Expresar la molestia hace que la otra persona sea consciente de las consecuencias que tiene su comportamiento porque muchas veces no saben que están poniendo en marcha una conducta de acoso", detalla. Para Salgado, esta actitud nace de la "creencia desajustada" del halago, el flirteo y de lo que es la profesión, sexualizada en infinidad de películas. "Relativizar estos comportamientos solo hace que se sigan dando. Son conductas que no se tienen por qué asumir como normales".

El principal problema es que no es fácil actuar ante una situación intimidante como esta. "Las situaciones de acoso tienen una serie de características, como por ejemplo que muchas veces son ambiguas e inesperadas", añade la psicóloga, "lo importante es reaccionar aunque no sea en el momento". Además, suelen darse durante las relaciones sanitarias. "Casi todas conllevan cierto vínculo terapéutico, estás dentro de una consulta y no te percibes igual de libre para contestar o reaccionar ante una conducta de acoso que ocurre por la calle".

De ahí, que luchen todas juntas para que el chiste o la broma dejen de serlo porque a sus "compañeros varones no les pasa". "Yo no digo que no hayan sufrido situaciones de acoso, pero la diferencia es importante", matiza Lorena. Pero sobre todo unen fuerzas para que se las reconozca como lo que son: profesionales igual de capaces que sus compañeros hombres.

Coordinadora web '20minutos'

Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. Llegué a '20minutos' en 2014, y desde entonces he desarrollado mi carrera en diferentes secciones (Actualidad, Última hora, Cierre de papel, Cultura, Redes sociales...). Portadista desde 2019 y coordinadora de la web desde 2021. Adicta a la Actualidad y apasionada de los temas sociales, los libros y las series.

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