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Las contradicciones de Montoya: la autopsia sí revela una agresión sexual y había restos de sangre en su casa

Tras pasar más de tres horas de interrogatorio la pasada madrugada en el cuartel de Valverde del Camino, y tratar de contar versiones inverosímiles en busca de una condena menor, Bernardo Montoya confesó su autoría en el asesinato de la joven profesora.

Estos son algunas de las contradicciones y las dudas que sigue dejando la desaparición y muerte de la Laura Luelmo

La autopsia contradice que no la agrediese sexualmente

La autopsia realizada este martes revela que se produjo una agresión sexual, pese a haberlo negado el asesino confeso. Montoya había asegurado en su confesión que la llevó directamente al paraje donde apareció su cuerpo, que allí intentó violarla y que estaba viva cuando la abandonó. "La desnudé de cintura para abajo y traté de violarla pero, pese a que estaba inconsciente, no lo conseguí. Juro que al final no la agredí sexualmente", decía en su confesión el detenido. Sin embargo, la autopsia ha revelado que Laura Luelmo sí sufrió una agresión sexual y vuelve a rebatir la versión de Bernardo Montoya.

Los dos días de desaparición

Los investigadores manejaban dos principales hipótesis en el fallecimiento de la joven interina destinada en El Campillo: o bien Laura Luelmo estuvo retenida contra su voluntad por Montoya antes de fallecer por aquel golpe en la frente o, por el contrario, murió desangrada por el golpe mortal en la frente en el lugar donde se encontró su cuerpo. La Guardia Civil y la Unidad Central Operativa (UCO) continúan tratando de esclarecer si en las 48 horas posteriores a la desaparición de Laura Luelmo, ésta estaba muerta o retenida por Bernardo.

Restos de sangre en la casa de Montoya

Los agentes creían que lo más probable es que falleciera malherida en el lugar donde se encontró el cuerpo semidesnudo, pero los investigadores han encontrado restos de sangre en la casa de Bernardo Montoya, que podrían corresponder a su víctima, según fuentes cercanas a la investigación, unos restos biológicos que el agresor no pudo hacer desaparecer a pesar de haber fregado la vivienda para borrar cualquier pista. El hallazgo de restos de sangre demostraría que Montoya llevó a su casa a la víctima, en contra de la versión que, al parecer, ofreció el presunto asesino a los agentes de la Guardia Civil.

Cronología

"La mandé a un callejón sin salida"

Según la última versión que Bernardo ha contado a los investigadores, engañó a la profesora y le tendió una trampa cuando ella le preguntó por un supermercado cercano. "La mandé a un callejón sin salida", dice ahora el asesino confeso. Allí, cuenta que la agarró, golpeó y dejó inconsciente con un golpe. Los investigadores dudan de esta versión porque Laura había escrito a su novio que su vecino —era Bernardo— le miraba con fijación. Eso hace dudar de la versión del asesino confeso, porque una persona intimidada evitaría cualquier contacto.

La incógnita del móvil

Por otro lado, aún no ha aparecido el móvil de Laura Luelmo, cuya última señal fue recogida por un repetidor el miércoles 12, en torno a las 20 horas. Se trata, junto al análisis del terminal de Bernardo Montoya, de la otra clave para esclarecer lo sucedido entre los días 12 y 15, jornadas en las que se ha fijado la muerte de la joven profesora.

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