Madrid

El héroe que rescató al conductor de un camión incendiado: "Le dije que saltara, se deslizó entre las llamas y tiré de él"

José Antonio Puebla rescató al conductor de un camión incendiado.
JOSÉ ANTONIO PUEBLA

José Antonio Puebla habla quitándose importancia, como los héroes de verdad. Pero este jueves por la tarde corrió sin pensarlo dos veces ladera abajo de una autovía madrileña hasta un camión en llamas y ayudó a escapar de la muerte a su conductor, agachándose y tirando de él desde un precipicio de 20 metros al que se había caído el vehículo.

Puebla explica a 20minutos, un día después y por teléfono, que este jueves circulaba por la A-1 a la altura de Somosierra detrás de un compañero de trabajo. Venían de recoger un vehículo en Santander y regresaban a su pueblo, Torralba de Calatrava (Ciudad Real), cuando empezaron a pisar piezas de un vehículo esparcidas por la carretera.

Siguiendo a su compañero, que había visto fugazmente a alguien salirse de la vía, frenaron en seco en el arcén. En efecto, un camión de gran tonelaje que transportaba galletas se había caído por un precipicio de 20 metros de altura en la A1 a su paso por Somosierra y se incendió.

"Lo primero que recuerdo al estacionar es que fui al maletero directo a buscar el chaleco (reflectante), pero no lo encontré. Y entonces es cuando echo a correr hacia las llamas. Yo no había visto qué era lo que había caído. No sabía si era un coche, o un camión. Salí corriendo para abajo en un desnivel de más de 20 metros. Y empecé a gritar, aunque no sabía si allí había gente", confiesa Puebla.

Este propietario de un concesionario de coches, de 40 años, explica que en ese momento él hubiera preferido que nadie contestara a sus voces, pero escuchó a un hombre gritar, sin poder distinguir la procedencia de su voz debido a las altas llamas.

"Cuando estaba a cómo diez metros del vehículo hubo una explosión, sonó como una bomba. Imagino que habría explotado un neumático, pero es que son ruedas muy grandes. Eso avivó las llamas y produjo una ola de calor cada vez más fuerte".

Aun así, él explica que siguió caminando hacia la cabina pero, cuando estaba a unos cinco metros, el calor se volvió insoportable y no le permitía acercarse más. "Pensé que todo el camión iba a explotar. Que el fuego llegaría al depósito".

Sin poder ver bien al conductor, Puebla le gritó que saltara del camión. Le contestó que no podía, porque sentía que tenía rotos un brazo y una pierna a causa del impacto. Le insistió y el hombre saltó y se deslizó por el suelo, alejándose del vehículo.

"Me fui al bar a tomarme una tila"

"Agachándome tiré de él. Me costó mucho, porque cada dos metros se caía, pero pude subir la pendiente. Había tierra removida y costaba mucho. A mitad de ladera grité a los de arriba y otro hombre que también había parado en el arcén bajó a ayudarme. Así terminé de subirlo".

La Guardia Civil tardó unos minutos en llegar, porque pensaron que el accidente había ocurrido en el sentido contrario de la circulación dado donde estaba el camión. "El conductor tenía golpes, no podía caminar y sangraba de una herida en la cabeza. Lo arropamos con una manta, tranquilizándole. Temblaba y lloraba y quería que llamáramos a su jefe, pero no era capaz ni de darnos su teléfono".

Tras la Guardia Civil llegó una ambulancia y "entre los dos operarios, los cuatro agentes, mi amigo y yo el hombre entró en la camilla". Después aparecieron los bomberos para apagar el camión incendiado.

"Los de la Guardia Civil me cogieron los datos y me fui al bar a tomarme una tila, Necesitaba recuperarme de la tensión y del miedo que había pasado", explica recordando lo vivido.

En el bar se percató de que podía haber muerto si explotaba el camión. "Sí. Eso lo piensas después. Pero, ¿qué hago? ¿me doy la vuelta y me voy? Cuando te acercas al fuego, das voces y no quieres que te conteste nadie, pero cuando escuchas gritos le das la vuelta. Creo que si yo me veo así me gustaría que alguien estuviera ahí para ayudarme a salir", reflexiona.

Reconoce que su vida en la carretera, ahora es dueño de un concesionario pero fue transportista doce años, le ha marcado. "Si ves algo te paras".

Cuando salió de tomarse la tila, todavía estaban las ambulancias allí y le preguntó a una médico cómo seguía el conductor. "Me dijo que tenía contusiones por muchos sitios, pero que estaba estable y se recuperaría, que yo le había ayudado a nacer de nuevo".

Puebla y su compañero siguieron ruta hacia Torralba de Calatrava (Ciudad Real). Tres horas después le llamó su madre a ver si había llegado bien. Le contó lo que había sucedido. "Y me dijo 'pero, hijo, si lo estoy viendo en la televisión. A ti es que nada se te pone por medio".

Más tranquilo ahora, insiste en que no supo hacerlo de otro modo. "Hay que ayudar, ya sabes, haz el bien y no mires a quién".

Puebla habla con humildad, como los héroes de verdad. De hecho él ni siquiera quería hacerlo público, pero fue su compañero, testigo de su hazaña, quien tras leer esta noticia en 20 minutos, creyó que merecía la pena contarlo.

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