Sergio Contreras es un dirigente político venezolano y comunicador social. En 2017 fue detenido al participar en una manifestación política. Ahí le internaron 60 días en la cárcel de máxima seguridad militar de Ramo Verde, donde también estuvo apresado Leopoldo López.

Acusado de delitos de traición a la patria, rebelión militar y sustracción de armas del Ejército, acabó en libertad a los dos meses porque el fiscal no vio justificación de las imputaciones. Meses después, decidió exiliarse para poder vivir tranquilo junto con su familia.

En la huida atravesó media Venezuela en automóvil hasta la ciudad fronteriza de Cúcuta. Desde allí, se trasladó a Medellín (Colombia) y finalmente voló hasta Madrid. Contreras atiende a 20minutos en una semana caliente en Venezuela  marcada por la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente de Venezuela.

¿Qué tal está viendo estos últimos días?

Desde la proclamación de Guaidó se ha ido dando un procedimiento rápido de reconocimiento de las principales potencias como EE UU. Es vital que este proceso se resuelva lo más rápido posible, ya que ha dado lugar a una serie de protestas muy duras. Se ha visto que hay funcionarios que han dejado de acatar órdenes para dejar de reprimir las protestar en favor de la presidencia interina de Juan Guiadó.

¿A qué se debe que hubiera un reconocimiento tan rápido de estos países?

Se debe a que la comunidad internacional había rechazado las elecciones fallidas de Maduro, sabían que no tenían las condiciones mínimas garantías democráticas. Al no haber un presidente electo, era lógico que se hiciese un proceso de transición a la democracia. Los países que empezaron a movilizar la denuncia era lógico que reconocieran al gobierno provisional

¿Qué garantías democráticas tienen ustedes?

La Constitución. La presidencia interina viene de las atribuciones que la Constitución establece como propias del presidente de la Asamblea Nacional. Para mantener la paz interna, están los artículos 233, 333 y 350. Guiadó no se autoproclama, creo que es una cosa que hay que dejar claro, él simplemente recoge sus atribuciones.

¿Cómo ve usted este proceso desde la perspectiva de que estuvo preso?

Al haber estado encarcelado en una prisión militar, donde estuve junto con militares patriotas que siguen ahí, es que ciertamente existe un pensamiento democrático en las fuerzas armadas que ha sido perseguido, pero sigue latente. El Alto Mando Militar ha copado todos los puestos políticos para no permitir ninguna oposición.

¿Cuál es el plan de la oposición venezolana?

Hay una hoja de ruta que establece como primer orden que estamos tendiendo la mano a las fuerzas armadas para la oficialidad democrática. Queremos que haya una vía pacífica sin derramamiento de sangre y que se empiece a dar un proceso de desconexión de los funcionarios públicos con un presidente usurpador.

¿Qué más pasos hay en esa hoja de ruta?

Esa hoja de ruta tiene tres elementos fundamentales. La primera es establecer un gobierno de transición, tomar posesión formalmente el poder ejecutivo. El segundo es el nombramiento de todos y cada uno de los miembros de los poderes públicos. Es decir, nombrar nuevos rectores del Consejo Electoral, nuevos fiscales, nuevo Defensor del Pueblo...

¿Y después de los nombramientos que ocurrirá?

Teniendo todos las garantías de poder convocar un proceso electoral amplio, plural, democrático, con garantías y con observación internacional se convocarían elecciones para que Venezuela escoja un nuevo presidente que venga de la voluntad del pueblo. Así se abrirá una nueva etapa con la reinstalación de las instituciones democráticas.

¿Cuánto tiempo estiman para cumplir esa hoja de ruta y cómo se eligirían esos poderes públicos?

Eso va a depender mucho del apoyo internacional y del pronunciamiento de la oficialidad militar. A medida que todos estos factores se van cumpliendo, se iniciará el proceso a la transición democrática. Cuando se nombren los poderes públicos, con los plazos establecidos, se convocarán elecciones. Para estas elecciones habría que hacer cambios como sanear la maquinaria electoral, que sabemos que está viciada, y volver a legalizar a todos los dirigentes expulsados como Leopoldo López.