Sin rastro de los dos millones de tarjetas sociales de Cifuentes

  • El PP anunció en 2016 que crearía un carné personal para unificar todas las prestaciones.
  • La expresidenta llegó a presentar un prototipo y dijo que empezaría a entregarse por correo en 2017.
  • La Consejería admite ahora que, "de momento", no se expedirá para "ahorrar papel".
Cristina Cifuentes, en la presentación de la Tarjeta Social
Cristina Cifuentes, en la presentación de la Tarjeta Social
COMUNIDAD DE MADRID
Cristina Cifuentes, en la presentación de la Tarjeta Social

Septiembre de 2017. Cristina Cifuentes sube al escenario de la Casa del Lector, en Matadero. Ante más de 200 representantes del heterogéneo Tercer Sector invitados por la Comunidad, proclama: "Esto marcará un antes y un después". En su mano derecha, la primera Tarjeta Social, un documento diseñado por su equipo que unifica en un mismo soporte todas las prestaciones. Un carné, a modo de tarjeta sanitaria, prometido en 2016 y que, dice, prevé empezar a buzonear ya en los primeros domicilios de los más de dos millones de madrileños que reciben alguna ayuda de las arcas públicas. Desde dependientes a familias numerosas, pasando por estudiantes universitarios o becarios de guardería. "Un antes y un después", continúa, "no solo en Madrid, sino en toda España". Hoy, a cuatro meses de que se extinga la legislatura, todavía no se ha puesto en marcha.

Asistentes a aquel evento y trabajadores de servicios sociales consultados por este medio aseguran que no han llegado a ver ni un ejemplar. La razón: no se ha enviado. Fuentes de la Consejería de Políticas Sociales reconocen a 20MINUTOS.ES que, "de momento", no habrá tarjeta como tal. "Se ha valorado que el mejor soporte para la totalidad de los ciudadanos es el electrónico, además de suponer un importante ahorro de papel", defienden. Se refieren así a la Historia Social, la base de datos a la que iba a dar acceso este documento físico y que forma parte del proyecto de la Tarjeta.

"El enésimo bluf"

La Comunidad explica que esa versión digital está ya al alcance de "cualquier ciudadano". Sin embargo, en una respuesta parlamentaria a la socialista María José Navarro, la Consejería reconocía hace menos de cuatro meses que seguía aún en fase de "desarrollo" y que trabajaba con la Agencia para la Administración Digital para rematarlo. Una respuesta sorprendente, pues el propio Ejecutivo daba por plenamente operativa la Historia Social desde el evento en Matadero.

No es la única contradicción. "El presupuesto de 2018 va a ser definitivo para que ya podamos ir dando tarjetas", defendía en octubre de 2017 en la Asamblea de Madrid el entonces consejero, Carlos Izquierdo, ahora titular de Medio Ambiente. No ocurrió, y en las cuentas de 2019 (de nuevo pactadas con Ciudadanos) tampoco se ha informado de dinero para este fin.

El PP deja así en el aire uno de los compromisos que en aquella presentación de hace año y medio se anotaba ya en el haber. Podemos denunciará la situación en el Pleno de la próxima semana. "Ya dijimos que el modelo no era el adecuado: lejos de ampliar derechos, se limitaba a ofrecer un inventario que existe desde hace años en el registro estatal. Y la gestión era imposible con unos servicios ya colapsados", reprocha en declaraciones a este medio el diputado Emilio Delgado. "Es el enésimo anuncio bluf".

"Se quedó únicamente en humo, es otro incumplimiento del Gobierno del PP en materia social", sostiene Alberto Reyero, parlamentario naranja. "No se ha producido ni un solo avance en su implementación y ningún colectivo ha recibido información. La foto de Cifuentes con una tarjeta que nunca existió es patética", afirma.

Cristina Cifuentes, rodeada de representantes de organizaciones el día de la presentación de la Tarjeta Social.
Cristina Cifuentes, rodeada de representantes de organizaciones el día de la presentación de la Tarjeta Social.

¿Tarjeta Social? Preguntas y respuestas

¿A quién iba dirigida?

La Comunidad aseguró en 2017 que 2.250.000 madrileños recibirían este documento, en tanto que beneficiarios de alguna prestación. Buscaba "optimizar los recursos públicos" y facilitar el trabajo a los empleados.

¿Qué ayudas unificaba?

De todo tipo. Sociales, pero también de vivienda o becas para educación infantil o universitaria. En su presentación, Cifuentes anunció que la aplicación web a la que daba acceso la tarjeta nacía "cargada" con 49 ayudas y que, una vez dentro de esa interfaz, el usuario podría filtrarlas por temática o estado de tramitación.

¿Cuál era el calendario?

Ese era el gran misterio. En principio, se anunció que antes de que acabara 2017 la recibirían los dependientes y quienes solicitaran su primera prestación. Después, llegaría de forma "paulatina" al resto de madrileños con derecho a tenerla hasta, llegado el caso, universalizarla. Cifuentes aseguró que sería un "reto técnico", ya que suponía la unificación de miles de datos en una sola base llamada Historia Social. La Comunidad afirmó que habría que instalar lectores en los despachos de los trabajadores sociales.

¿Qué se ha llegado a poner en marcha?

Desde su lanzamiento, todos los partidos han ido pidiendo explicaciones al PP ante lo que, denuncian, es un incumplimiento. La Comunidad asegura que el proyecto está "activo" en la web regional –o sea, la Historia Social– y que "los datos del número de usuarios se están cerrando". Sin embargo, el carné, la tarjeta en sí que lució Cifuentes, no se ha enviado ni hay previsión de hacerlo, salvo cambio de rumbo. 

La oposición ya criticó que en su momento su utilidad: ni reconocía prestaciones nuevas ni ofrecía servicios distintos, ya que, argumentaron, los ciudadanos tienen acceso a esta información por otras vías.

¿Era una idea original?

No del todo. La ley de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid ya la contemplaba, aunque circunscrita a ese ámbito. Esa ley es de 2003.

¿Por qué se presentó, entonces?

Cifuentes había anunciado la creación de esta tarjeta en septiembre de 2016, en su primer Debate del Estado de la Región, una cita indudablemente reservada a las grandes promesas. Poco después, el propio Ejecutivo admitía las complicaciones para cruzar tantos datos (la pretensión era incluir también los de carácter estatal y municipal) y, tras un año, todo seguía pendiente. Su equipo organizó el acto de presentación en Matadero solo seis días antes de su segundo debate. Se fotografió rodeada de docenas de representantes del Tercer Sector, invitados a los que se hizo entrega de una carta de derechos sociales, un documento meramente declarativo. Esta puesta en escena le permitió, una semana después, defender la Tarjeta como un logro cumplido ante el hemiciclo y evitar los reproches de la oposición.

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