CEAR denuncia el "nulo reconocimiento de asilo" de las víctimas de maras

Campaña de CEAR para denunciar "el nulo reconocimiento de asilo" de las víctimas de maras.
Campaña de CEAR para denunciar "el nulo reconocimiento de asilo" de las víctimas de maras.
CEAR
Campaña de CEAR para denunciar "el nulo reconocimiento de asilo" de las víctimas de maras.

El Salvador, Honduras y Guatemala sumaron el año pasado la dramática cifra de más de 10.500 asesinatos cometidos por las maras. El régimen de terror que estas pandillas imponen ha provocado que cada vez más, sus víctimas busquen refugio en España. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) lamenta sin embargo el "nulo reconocimiento del derecho de asilo" a estas personas por parte de las autoridades.

En 2018, las solicitudes presentadas por quienes huyen de esa situación alcanzaron las 4.860. Solo se resolvieron 320, de las cuales únicamente a 15 se les ofreció protección.

CEAR afirma que España ha levantado "un muro invisible" a las personas de El Salvador, Honduras y Guatemala que huyen de la violencia de las pandillas, "negando de forma sistemática sus peticiones de asilo". Una práctica que señala como contraria no solo a las directrices de ACNUR, sino también a repetidas sentencias de la Audiencia Nacional que han reconocido a las víctimas de las maras como refugiadas.

Para denunciar esta situación, la comisión ha tratado de captar la atención durante los últimos veinte días con la campaña "Maras. Ver, oír y callar", como si se tratara de la promoción de una serie. Una página web, perfiles en redes sociales y carteles en la calle han aumentado la expectación.

Este martes, el día previsto para el estreno, sus responsables han desvelado el misterio. "Entendemos la decepción de quien esperaba ver una serie, pero creímos que era necesario una iniciativa así para hacer ver que las maras no es una ficción sino una realidad cotidiana para miles de personas de Centroamérica que viven en un miedo continuo a sufrir extorsión, violaciones, palizas tortura, y asesinatos", ha explicado Estrella Galán, directora de la organización.

En lugar de la serie, los seguidores de la campaña, que ha contado con la colaboración de Globomedia, se han encontrado cinco episodios con protagonistas reales: cinco víctimas de estas pandillas violentas que vieron rechazada su petición de asilo en España y cuentan su historia en primera persona.

Son Jonathan, Emily, Marcos, Milagros y Débora, todos ellos nombres ficticios para preservar su seguridad y la de sus seres queridos.

"Violaron a mi hija"

Jonathan relata como un día, "paseando por un parque", él y su hija fueron interceptados por miembros de una pandilla, "que siempre van armados". "Nos atracaron y mi hija fue víctima de violación sexual", cuenta. Él no pudo hacer nada para evitarlo: "Me pusieron boca abajo con el pie en la cara. Si hacía algo me iban a matar e iban a matar a mi hija".

"Aquí los maricones están prohibidos"

A Emily se le acercaron tres chicos, lo rodearon y le golpearon, al grito de "culero, hijo de la gran…". "Queremos que te vayas de la colonia porque no soportamos verte acá, aquí no queremos maricones, aquí los maricones están prohibidos. Si no te vas, te vamos a ir a pelar al río, haz caso", le advirtieron.

"Se llevan a niños de 12 años a asesinar gente"

El hermano de Marcos fue asesinado por las maras. Él sabe de muchos niños que ingresaron en estos grupos. "A los doce años ya habían asesinado a cuatro personas en tan solo una semana. Los pandilleros les ponen el arma en sus manos y se los llevan a asesinar gente que quizás no tiene nada que ver con las pandillas", lamenta.

"Les cortan los pechos"

Milagros temió por la vida de su hija, de quien un chico de una mara se encaprichó cuando ella tenía once años. "Me la molestaba, quería que fuera su novia", recuerda esta madre. "Cuando son novias o han pertenecido al grupo, les cortan los pechos y les tiran una piedra en la cabeza. Eso define que ha sido algo de las pandillas", explica.

"Matan pero nadie sabe por qué"

Débora tenía un pequeño negocio y fue víctima de extorsión por una pandilla llamada La 18: "Por miedo a morir les daba todo lo que ellos me pedían". Su miedo no era infundado: a un sobrino lo mataron de "siete balazos". "Allá está prohibido preguntar, está prohibido investigar por qué murió la gente. Allá solo matan, matan, pero nadie sabe por qué".

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