"Mi madre se suicidó saltando de un puente conmigo cuando yo tenía tres años"

Bertha Loaiza.
Bertha Loaiza.
Bertha Loaiza / BBC
Bertha Loaiza.

Era el verano de 1985 y Bertha Loaiza apenas tenía tres años, cuando su madre, de 26 y con una profunda depresión, decidió lanzarse al vacío con ella en brazos desde el puente de Coronado, que conecta la ciudad de San Diego con la isla de Coronado, en California.

Bertha sobrevivió de milagro, pero no fue hasta muchos años después cuando conoció la trágica verdad de aquel momento de su vida, el cual ha querido contar ahora a BBC para romper tabúes y hablar abiertamente de enfermedades mentales.

Desde pequeña, le contaron que su madre había perdido la vida en un accidente de coche, en el cual ella había sobrevivido, aunque le había quedado importantes heridas que requirieron atención médica durante años. "Nunca le di más vueltas. Crecí con mis abuelos y los hermanos de mi mamá, hice una vida normal en la escuela, con mis amigos, etc. Nunca sospeché que lo de mi madre había sido un suicidio".

A los 17 años, Bertha encontró una cinta VHS sin título mientras limpiaba en casa con su abuela. "La puse pensando que podían ser dibujos animados ya que a mí me gustaba grabarlos de pequeña. Entonces vi que era un reportaje de un canal local donde aparecía yo luchando por caminar en mi escuela de preescolar. El reportero mencionó entonces que yo había sobrevivido a la caída del puente de Coronado y que ya estaba más recuperada".

El reportaje continuaba y Bertha pensaba que todo se trataba de un error y que el sonido se había montado encima de las imágenes suyas. "No podía creer que mi historia fuera esa. Luego descubrí todo lo que pasó aquel día y cómo me rescataron en una barca. Es increíble la soledad y confusión que se puede sentir cuando sabes la verdad".

"Estuve días dando vueltas a todo aquello. Pensaba que era un sueño, entonces volvía a ver aquella cinta VHS. Fue entonces cuando reuní a mi familia y les conté lo ocurrido. Todos me repetían que no sabían cómo decírmelo. No estaba enfadada, pero sí confundida. Ellos no paraban de repetirme que mi madre me quería mucho y que yo no tenía sentirme culpable por ser parte de esto".

Bertha tiene hoy 20 años y recuerda cómo esa experiencia a los 17 le llegó cuando le tenía que llegar. "Todo ocurre cuando tiene que ocurrir. Mi familia me contó que mi madre estaba muy enferma. Me hablaron de la depresión que ella estaba pasando y que ya tenía años batallando con eso. Que la mente es complicada y que ella padecía muchos problemas mentales".

"Lo que no entendía era qué relación tenía yo, por qué yo estaba involucrada. Era lo más confuso para mí. Fui a grupos de terapia en mi comunidad, les conté mi historia y vi que algunos me reconocían y me recordaban de entonces. Fue ahí donde empecé a remontar. Aquello me permitió evitar seguir haciendo preguntas a mi familia y generarles dolor".

Bertha recuerda que descubrió que no se hablaba del suicidio, que era un tema tabú en aquellas reuniones en los grupos de su comunidad. "Me molestaba, porque no entendía lo que era la depresión. Tenía mucho que aprender de aquello y para eso necesitaba hablarlo", explica.

"Cuanto más fui sabiendo de enfermedades y trastornos mentales, más entendí que debemos hablar alto y claro sobre ello. Por eso yo cuento mi historia, porque creo que puedo ayudar", cuenta Bertha, que hoy, además de su trabajo en una compañía aseguradora y de servicios de salud, participa en un proyecto web (encuentraquedecir.org) donde se informa sobre la depresión y cómo ayudar a quien la tiene. También colabora en organizaciones donde se asiste a personas que han perdido a seres queridos por suicidios.

"A todos les digo lo mismo, su enfermedad mental no es culpa de nadie, ni de ellos mismos. Hay que hablarlo y acudir al especialista. Aprender de esa enfermedad y, sobre todo, no darse por vencido. No es nada fácil, pero sí se puede superar", concluye.

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