Gastronomía

¿Cuáles son los alimentos que nunca debes congelar?

Al someter huevos con cáscara  un proceso de baja temperatura solo se conseguirá aumentar su volumen y que exploten.
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La congelación es la conservación de los alimentos del siglo XXI: cuando se acerca la fecha de caducidad de un producto, no hay ninguno que escape a este proceso de frío. Lo mismo ocurre con los restos y con los deliciosos tápers que a muchos les siguen entregando sus padres, pues asegura que en cualquier momento de la semana se puede echar mano al congelador y evitar tener que ir a hacer la compra. Sin embargo, lo que no muchos saben es que no todos los alimentos guardan sus propiedades organolépticas si se les somete a bajas temperaturas, e, incluso, pueden echarse a perser si se congelan, como los que aparecen bajo estas líneas.

  • Huevos. Si lo hiciésemos, lo primero que ocurriría es que el aumento del volumen del interior reventaría la cáscara, dejando completamente perdido el congelador. Por eso, en caso de querer congelar huevos, lo mejor es abrirlos y colocarlos en recipientes de magdalenas hasta que se queden duros y, después, para evitar que absorban aromas de otros productos, meterlos en bolsas herméticas.
  • Verduras. Las verduras se componen en su mayoría de agua, por lo que, al someterlas a un proceso de congelación, y se quieren consumir de cualquier forma que no sea puré, la textura y apariencia será blanda y desagradable.
  • Pasta. Al igual que ocurre con las verduras y con la mayoría de las frutas, al descongelar un plato de macarrones, la pasta se quedará con una textura gomosa y poco apetitosa. Además, teniendo en cuenta el poco tiempo que tarda en hacerse
  • Lácteos. Ni la leche, ni el yogur ni la nata pueden pasar por el congelador para frenar su fecha de caducidad, ya que, lo único que se conseguirá es cortarlos y que se llenen de grumos poco gratos. Con el queso, sin embargo, uno se puede arriesgar, aunque teniendo presente que perderá su sabor original y que se quedará ligeramente correoso.
  • Patatas. Si bien es cierto que no se ponen malas si se congelan, sí que se consigue cristalizar la fécula que le da textura y consistencia. Así, una vez alcanza la temperatura ambiental, comienzan a deshacerse y pierden sabor. La única manera de conservarlas en frío es friéndolas antes durante unos cuatro minutos, para asegurar que conservan sus deliciosas cualidades.
  • Salsas. Muchas de las salsas que consumimos, ya sean caseras o de bote, suelen contar entre sus ingredientes con harina o almidón de maíz, dos productos que cuando se cristalizan por efecto del frío, tienden a perder su textura y a separarse del resto de ingredientes.
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