Ni a izquierda ni a derecha. Esa es una de las claves para Ciudadanos. La formación naranja quiso que el 28 de abril le sirviera no solo para terminar de consolidarse sino también para ser una alternativa de Gobierno. Una alternativa, según su líder, Albert Rivera, de centro. Rivera repitió, por terceras elecciones generales consecutivas como candidato. Esta vez, con la referencia de Andalucía, pretende evidenciar que los suyos ya están preparados para formar parte del Ejecutivo. Y sobre todo, quería "echar a Sánchez de la Moncloa".

Parece que no lo ha logrado, pero ha título individual, la conclusión es positiva. Cs logró 25 escaños más que en 2016, hasta los 57. Se consolidan como tercera fuerza y quieren liderar la oposición. Eso sí, no van a pactar con el PSOE por mucho que la suma dé. Al menos, ese mensaje han lanzado tras los comicios.

Rivera tiene claro que su eje fundamental de campaña será la cuestión catalana. Ciudadanos nació y creció en Cataluña, fue la fuerza más votada allí en las últimas elecciones autonómicas, y ahora quiere reforzarse desde ese discurso a nivel nacional. Además, ha tendido la mano a Pablo Casado para pactar al mismo tiempo que ha vetado cualquier tipo de acuerdo con el PSOE de Sánchez.

Cataluña, Europa y España. O viceversa. Depende del momento. Rivera, desde hace tiempo, quiere ser un Macron a la española: la centralidad como arma perfecta. Esa misma capaz de captar a los descontentos con el PP y con el PSOE. De ahí su política de fichajes, criticada por adversarios, celebrada por afines. Ciudadanos quiere aglutinar. Muchas ideas, mucha sociedad civil y un proyecto alejado extremos, a pesar de que el veto a Sánchez (y por ende al PSOE) le pueda empujar hacia uno de ellos.

Albert Rivera, licenciado en Derecho, entró en la política de primera plana en 2006 con Ciutadans, un partido de corte autonómico que luego pasó a ser, en castellano, Ciudadanos, una formación de nivel nacional. En las elecciones generales de 2015 ya consiguió cuarenta diputados, pero la repetición de los comicios solo unos meses después se quedó en 32.

Dese el primer momento, Rivera trató de cumplir con su papel de líder de centro. Logró un pacto para la investidura de Pedro Sánchez que no salió adelante, y posteriormente alcanzó un acuerdo para hacer presidente a Mariano Rajoy. Fue la moción de censura al propio Rajoy la que volvió a empujar a Rivera como alternativa. Ahora, lucha por ser la primera opción en el bloque del centro derecha. Por el momento, eso sí, el mayor éxito de Ciudadanos ha sido la victoria en las elecciones catalanas de 2017. Inés Arrimadas fue la más votada, pero no pudo formar Ejecutivo frente al secesionismo. También el Gobierno de coalición con el PP en la Junta de Andalucía, donde los naranjas ostentan por ejemplo la vicepresidencia.

Liberal y europeísta. Así se define un Albert Rivera que para muchos está ante su gran oportunidad. Las encuestas, en general, mantienen a los suyos como tercera fuerza, pero él sigue siendo uno de los líderes mejor valorados.

Para lograr su objetivo de llegar a Moncloa, Rivera se apoya, por así decir, por una parte en "los de siempre". Inés Arrimadas da el salto a la esfera nacional, y será la número dos de los naranjas en el futuro Hemiciclo. Es el alter ego de Rivera y está destinada a sustituirle al frente del partido llegado el caso.

Por otro lado, las listas electorales dejaron una clara estrategia de fichajes. Ahí aparece el nombre de Marcos de Quinto. El exvicepresidente de Coca Cola es el número dos en la lista por Madrid y refuerza la idea de Rivera de dar a su partido una deriva económica. El exabogado del Estado purgado por Sánchez en el procés, Edmundo Bal, o la abogada defensora del pueblo gitano, Sara Giménez, son otros de los nombres fuertes. Sosteniendo a Rivera sigue, eso sí, el secretario general José Manuel Villegas, que coordinó la campaña electoral y seguirá siendo clave en la formación.