Rosalía, James Blake y J Balvin triunfan en el cierre del Primavera Sound más diverso

  • Directos como los de Jungle, Erykah Badu, Courtney Barnett, Solange o FKA Twigs demostraron que la calidad va más allá de los géneros musicales.
El colombiano J Balvin protagonizó el concierto más colorista del Primavera Sound.
El colombiano J Balvin protagonizó el concierto más colorista del Primavera Sound.
Marta Pérez / EFE
El colombiano J Balvin protagonizó el concierto más colorista del Primavera Sound.

El pasado jueves arrancó, entre luces y sombras, el Primavera Sound más comentado de los últimos años. La apertura al reguetón de su cartel fue para muchos un movimiento arriesgado; tanto, que hubo quien cuestionó la viabilidad de esas propuestas en una de las fechas más importantes del calendario musical en nuestro país.

Durante la primera jornada, esa duda se hizo notar. El Parc del Fòrum acogió a miles de personas, pero ninguno de los directos convocó a una masa comparable a las vistas el año anterior en conciertos como los de Arctic Monkeys o Tyler the Creator.

No fue, ni mucho menos, por falta de calidad musical. A primera hora de la tarde, el escenario Primavera abrazó a una emocionada Alice Phoebe Lou, estrenada hace poco más de un año en los circuitos españoles y primeriza frente a los aplausos multitudinarios, pero con una sobrada potencia vocal y una complicidad con su banda digna de admirar.

Esa familiaridad creada por la sudafricana, que repitió más tarde en uno de los escenarios de pequeño formato, fue perfecta para dar paso a Mac Demarco. El canadiense es un habitual del festival barcelonés, y se le da bien eso de hacer sentir a sus oyentes como en casa. Pequeños corros de gente, mucha sentada, veía cómo uno de los dos escenarios principales se convertía en un espacio acogedor casi por arte de magia.

En su extremo opuesto, otra guitarrista: la admirable Courtney Barnett, con desparpajo adolescente al frente de su power trio, desplegó una de las muchas demostraciones de poder femenino en el Primavera Sound. Su control de las seis cuerdas combina a la perfección con las letras, las melodías y la actitud de quien ya se ha convertido en la mejor heredera del grunge noventero.

Uno de los platos fuertes de la jornada, Interpol, dio paso con un concierto correcto a la que era, para muchos, la figura imprescindible de la noche. Erykah Badu salió al escenario oculta bajo un enorme sombrero; en los genios, la excentricidad se transforma en arte. 22 años después de su debut, la estadounidense demostró por qué es reina y raíz de los avances del neo soul en las últimas décadas. Con su voz, sus pausas y sus ojos emocionados, abrazó a cuatro generaciones unidas por su hechizo.

Parecía que el espectáculo era insuperable, pero FKA twigs fue capaz de dividir las opiniones. Varios cambios de estilismo, bailes imposibles, una voz prodigiosa y hasta una barra de pole dance dejaron con la boca abierta a todo aquel que se acercó a descubrirla. Su reciente Cellophane, interpretada en directo con paralelismos hacia uno de los mejores vídeos musicales de los últimos meses, se convirtió la mejor manera de cerrar la noche.

Divas y aires de Coachella

La segunda gran jornada del Primavera sirvió para descubrir dónde estaba la multitud habitual de la cita. La clave, en tres palabras: pulseras de día. Las del segundo, de color azul, parecían hacer referencia al cielo de California y al color rey del Coachella.

Y es que, por un día, el festival barcelonés parecía haber mutado; looks cuidados, brilli brilli y boomerangs de Instagram esperaban a los grandes nombres de la jornada. Abrió la veda Carly Rae Jepsen, explosión de color acorde a sus seguidores, con un directo luminoso que dio paso a la fuerza de Janelle Monae, dispuesta a demostrar por qué se ha convertido en una de las grandes referencias millennial.

Pero, por encima de todo, se esperaba a la de Texas. Miley Cyrus comenzó su directo con un video provocativo, insinuante, casi sexual; una declaración de intenciones hacia los que se habían acercado a conocer a Hannah Montana. Cyrus ha crecido, también sobre el escenario, y una decena de canciones dieron sobrada cuenta de ello. Diez minutos antes de tiempo y tras un repaso que incluyó éxitos como Malibu, Party in the USA o su conocida versión de Jolene, dijo adiós tras la coreada Wrecking Ball.

Mientras los escenarios principales bullían ante el desfile de divas, los pequeños parecían reunir a habituales y amigos. Por un lado, Suede hacían las delicias de los más fieles a la cita barcelonesa; por otro, los argentinos Él Mató a un Policía Motorizado acogían en el escenario Your Heineken Stage a nombres como Amaia, J de Los Planetas o Manu Ferrón, como un cóctel del mejor indie de varias generaciones.

Esos visitantes clásicos siguieron con el plan perfecto mientras la multitud joven se dispersaba entre escenarios. Tame Impala ejecutaron de forma brillante, aunque sin grandes cambios en su directo; y Kate Tempest elevó sin artificios la voz más social del rap y la poesía británicos.

La noche avanzaba y el ambiente seguía evolucionando. En el escenario Primavera, la elegancia groovie de Jungle sirvió para poner voz al sello XL Recordings, siempre presente con su cuidada selección en el festival catalán.

Aires funk dejaron paso al show de Mura Masa a los platos. Arrancó con Nuggets y 1 Night un directo en el que fue protagonista la joven londinense Fliss, capaz de ponerse en la piel de colaboradores como A$AP Rocky, Bonzai o Charli XCX. En el mismo escenario, la DJ surcoreana Peggy Gou alargó la fiesta hasta el amanecer.

Con Altura

Por primera vez, uno de los escenarios principales del Primavera Sound contó con un line up de protagonistas latinos y canciones en castellano. Este hecho, tan comentado durante meses, se hizo realidad este sábado. Encargada de abrir el telón, Nathy Peluso, acompañada de los incombustibles chicos de Big Menu, llamó al baile y a la alegría, pero también a un empoderamiento creciente que ha tenido en el Primavera Sound su mejor escaparate.

La argentina abrió boca a una jornada que se desarrolló entre los escenarios principales; ninguna duda quedaba ya del lleno en el aforo cuando, tras el directo de Kali Uchis -que invitó de nuevo a unir géneros con una versión de La Gasolina seguida de otra de Creep-, miles de personas miraron en la misma dirección. Rosalía volvía a casa.

El talento de la catalana, le pese a quien le pese, es indiscutible. Su show ya era digno de admirar el verano pasado antes del lanzamiento de El Mal Querer (2018); un año después y con varios hits en la mochila, el sábado se coronó mediante una de las mejores actuaciones que ha vivido esta edición del Primavera Sound, visita de James Blake -emocionante aunque previsible- incluida.

El despliegue a todo color de nuestra internacional hizo que el contraste bitonal de Solange se acusase especialmente. La sobriedad en el decorado se trasladó a un show más discreto que el ofrecido hace dos años en el mismo festival; con todo, fue suficiente para que la menor de las Knowles volviese a brillar, esta vez con When I Get Home (2019).

Y llegaba el esperado momento, el cabeza de cartel de la discordia, el reguetón en estado puro. J Balvin desplegó su caleidoscopio, nubes con caritas, varios cañones de humo y confeti; repasó cada uno de sus hits en un ambiente efectista cargado de color. Una puesta en escena ambiciosa que habría culminado como el mejor concierto del Primavera Sound de no ser por el deje machista que se dejó entrever en su performance de Downtown y la falta acusada de Rosalía, a la que más de uno esperaba ver aparecer en Con Altura.

De nuevo contraposición en el que para muchos fue el cierre de esta edición. James Blake necesita pocos complementos para mostrar su talento único, que le permite discurrir entre sonidos eclécticos abarcando, dentro de la electrónica, un abanico que se extiende desde la balada hasta el house. Todo, eso sí, ejecutado con una elegancia que conmovió a los que, a modo de despedida, se acercaron a escuchar las proezas de su sintetizador.

El adiós al Primavera Sound está acompañado de una gran noticia: por primera vez, el festival se ampliará de dos a cuatro ciudades en el año 2020. El sábado se desveló que Los Ángeles será una de ellas; hay quien apunta a que la segunda, todavía secreta, se situará en una gran ciudad europea.

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