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Muchos besos y risas entre Aitana y Miguel Bernardeau en su primer verano de amor en Ibiza

Complicidad. Pura, dulce y primorosa complicidad. Eso es lo que desprenden cada una de las fotografías de una de las parejas más incipientes y prometedoras de las celebrities de España: la formada por Aitana Ocaña y Miguel Bernardeau.

La cantante y el actor están pasando su primer verano de amor (ese que siempre se recuerda) en Ibiza y el cariño y amor que emanan se puede casi palpar (¿qué tendrá la isla pitiusa para que los famosos estén continuamente regalándose besos?).

La exconcursante de Operación Triunfo está ahora mismo en mitad de su gira Playtour y saboreando las mieles del éxito de su última colaboración con una excompañera del reality (Me quedo, junto a Lola Índigo), como ya hiciera con Ana Guerra y su ya célebre Lo malo.

Por su parte, el intérprete, de 23 años (tres años más que su novia), descansa de los rodajes y promociones de Élite para Netflix en las playas ibicencas junto a sus padres (la actriz  de Cuéntame Ana Duato y el productor Miguel Ángel Bernardeau) y su hermana.

Aitana Ocaña y Miguel Bernardeau, en Ibiza.

Y hasta allí se ha marchado la catalana para relajarse, dado que su próximo concierto es el día 23 en Valencia. Relax, por cierto, que no puede ser más tangible, a tenor de cómo se lo están pasando en en el Mediterráneo que rodea la comunidad balear.

La intérprete  de Telefóno está casi continuamente del brazo de su chico y los besos, arrumacos y miradas son el pan suyo de cada día. Si hasta Aitana se está divirtiendo de lo lindo acompañando a Bernardeau, un apasionado del mar, en los distintos deportes que practica.

Como el paddle surf, un deporte acuático para el que alquiló una tabla y comenzó a remar de pie en la popa, con mucho equilibrio y experiencia, mientras la artista se sentaba en la parte delantera para disfrutar del paseo entre las olas y la brisa marina.

Aitana Ocaña y Miguel Bernardeau, en Ibiza.

Además, Bernardeau aprovechó para ayudar, echando una mano en la escuela de surf cercana, llevando él mismo prismáticos, los walkie-talkies y, como un vigilante de la playa, los salvavidas.

Cualquiera que paseara por la orilla podía ver que la palabra que mejor define en estos momentos a la pareja, que parecía conjuntada hasta en los colores históricamente asignados a cada género (él, cadena al cuello y bañador largo azul y ella, bikini y bragas altas de color rosa), es felicidad.

Aitana Ocaña y Miguel Bernardeau, en Ibiza.

Están radiantes, aunque bien cierto es que pronto les tocará la vuelta al trabajo. Sobre todo a Aitana, que tiene firmadas varias fechas para actuar hasta la última, quién sabe si por ahora): el 14 de diciembre en Granada.

Muy enamorados y lejos del juego del despiste al que jugaban al principio de su relación, Aitana Ocaña y Miguel Bernardeau acaparan la atención de los flashes mientras toman un poco el sol para lucir y presumir sus ya de por sí increíbles figuras.

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