Ni Cataluña ni Podemos han ocupado un solo minuto del discurso de Pedro Sánchez en su intervención en el pleno de investidura. El candidato a la presidencia del Gobierno ha enumerado durante dos horas las medidas de su futuro gobierno en ámbitos como la violencia machista, la precariedad laboral o la Educación. Incluso Franco estaba entre las líneas de los múltiples folios que Sánchez ha subido al atril para denunciar que "una democracia no puede tener un mausoleo dedicado al dictador".

Si bien ha tenido palabras para Europa e incluso para la crisis de Venezuela, ha obviado la situación catalana, uno de los principales problemas de los españoles, según el CIS. Precisamente este era uno de los temas más sensibles de los que depende el voto de grupos como Junts per Cataluya, que había anunciado que decidiría su voto después de escuchar a Sánchez.

Desde ERC, su portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, ha echado en falta alguna mención a Cataluña. La formación independentista ha repetido en varias ocasiones durante las negociaciones su voluntad de no bloquear la investidura, aunque la decisión entre el sí o la abstención no está tomada aún.

Precisamente Cataluña era uno de los asuntos de Estado con los que, según Sánchez, discrepaba con Podemos, e impedía la entrada de la formación morada en el Gobierno, un aspecto que ha cambiado en los últimos días tras la renuncia de Iglesias de formar parte del Ejecutivo.

Tampoco ha hecho mención a su partido pese a ser su "socio preferente" y la clave para que salga adelante su investidura. La única referencia al partido de Pablo Iglesias ha sido al finalizar su discurso, cuando ha hecho un llamamiento a la formación morada: "Es más lo que nos une que lo que nos separa", ha señalado.

Pese a que las negociaciones han ido avanzando durante el fin de semana para la formación de gobierno, justo antes del inicio del pleno diputados de Podemos han expresado el enfriamiento que se había producido en las últimas horas debido a que Sánchez está dispuesto a "ceder Ministerios, pero no contenidos ni gestión de grandes temas".

De hecho, la bancada morada ha hecho visible la frialdad entre ambos partidos durante la intervención del presidente en funciones. Con Pablo Iglesias visiblemente serio, el único aplauso que ha cedido al candidato socialista ha tenido lugar cuando Sánchez ha recordado a la última víctima de violencia machista, conocida este lunes, y que ha tenido lugar en el municipio alicantino de Calpe. En ningún otro momento los diputados de Podemos han aplaudido las medidas del líder socialista.