El arte de redescubrir la ciudad paso a paso, por Sergio C. Fanjul

El periodista, poeta y astrofísico Sergio C. Fanjul en una de sus expediciones asfálticas por Madrid.
El periodista, poeta y astrofísico Sergio C. Fanjul en una de sus expediciones asfálticas por Madrid.
LILIANA PELIGRO
El periodista, poeta y astrofísico Sergio C. Fanjul en una de sus expediciones asfálticas por Madrid.

Sergio C. Fanjul es astrofísico de carrera, periodista de profesión y poeta de corazón, pero en su libro La ciudad infinita. Crónicas de exploración urbana (Reservoir Books) se revela como un paseador experto. En este ensayo, que habla de Madrid pero se puede extrapolar a tantas otras grandes ciudades, Fanjul nos propone volver a ser turistas en nuestra propia ciudad y redescubrirla a pie.

Reencontrarnos con ella, en cierto modo: "A veces ves a turistas mirando una esquina de tu ciudad y, de pronto, te fijas en ella. Ahora hay un poco de desmadre, pero es lo normal si vives en una gran capital… Como cuando tienes una visita y enseñas la ciudad: te obligas a ti mismo a mirarla por primera vez y recordar las cosas que ya no ves por las prisas y por la rutina", señala el autor.

La ciudad invisible surgió después de que, dentro del programa paralelo de los Veranos de la Villa de Madrid, Fanjul caminara hasta los 21 distritos de la ciudad como una especie de paseador oficial de la villa. Aquellas excursiones asfálticas son el esqueleto de este libro en el que hay historia, literatura del paseo y, sobre todo, un homenaje a Madrid.

Leyendo sus reflexiones, el paseo se revela como una idea revolucionaria, como una manera de volver a usar la ciudad y de sentirnos más libres en ella. "Tener tiempo es fundamental para ser libre", dice, algo que está muy relacionado con poder darse el lujo de caminar para cubrir un trayecto cotidiano.

"A mí pasear me da mucha paz, a veces me parece como la esencia de la existencia, como la vida verdadera. Un poco como la meditación", reconoce Fanjul. Por eso, en sus caminatas urbanas se siente "realmente vivo" y entra en "un estado mental como de existencia plena. Sin pasarme de místico, diría que sientes que estás aprovechando el tiempo de verdad".

Una y mil formas de hablar del paseo

Paseo, deriva, walkabout... las muchas formas de llamarlo y también su devenir a lo largo del tiempo, así como su apropiación por movimientos artísticos como el situacionismo, el surrealismo o el dadaísmo, figuran en forma de pinceladas que van salpicando distintos capítulos del libro. "El personaje del flâneur [paseante, en francés] fue el primero con conciencia de pasear no para desplazarse sino como concepto. Hay mucha literatura en torno al paseo, incluso reciente como Wanderlust. Una historia del caminar, de Rebecca Solnit. Me interesa esa tradición histórica y además aún quedan muchos grupos que organizan paseos". Caminar –con o sin rumbo– por la ciudad está de moda.

Visiones poéticas del paisaje urbano y experiencias en el camino se mezclan en sus textos con historia de la ciudad, anécdotas de esas que solo conocen ‘los de Madrid de toda la vida’ y, sobre todo, un catálogo de los problemas que vive el ciudadano medio hoy: gentrificación, subida del alquiler, desahucios, desigualdad...

"La ciudad global, el concepto de la socióloga Saskia Sassen [Premio Príncipe de Asturias], apunta a cómo todo el mundo se esfuerza por poner rascacielos, atraer turismo y grandes eventos. Por engrandecerla". Sin embargo, el resultado es "una ciudad más desigual, la gente de los barrios no necesariamente se ve favorecida por eso. Las franquicias homogeneizan, al final es su destrucción como espacio de convivencia y su transformación en otra cosa más parecida a un parque temático".

Fanjul maneja neologismos como barrionalismo ("la gente se identifica más con los 500 metros en los que hace vida que con el país") o grasabar (en extinción por las casas de apuestas). Pura poesía urbana.

De la poesía al safari asfáltico

“La poesía está en el suelo (en los pasos de cebra de Madrid), pisoteada [risas]. No, hay muchos eventos y poesía en la ciudad, incluso en los lugares más inesperados. Me gusta mucho lo poético barrial, que es algo que he intentado reflejar en el libro. Me gusta hacer poesía de sitios que a la gente le pueden parecer muy feos o muy cutres”, reconoce el también poeta, aunque su poesía más que urbana es escénica con Los Peligro: “Solemos actuar en el Teatro del Barrio. Hacemos el programa de radio Poesía o barbarie y organizamos eventos”.

Antes de despedirnos, le pido unos consejos para quienes quieran iniciarse en la exploración asfáltica siguiento su ejemplo: “Primero, es fundamental ir a las zonas menos conocidas. Si vives en el centro, ve a sitios más periféricos para realmente conocer la ciudad. Además, hay que ir con los ojos bien abiertos, fijarse en la gente y, por supuesto, llevar buen calzado e ir bien hidratado…”, dice medio en serio medio en broma.

“Pero el mejor consejo es elegir sitios que en principio no te interesan, a los que no tendrías pensado ir. Si vas al azar siempre caes en lo fácil y no te metes por sitios raros. Hay que intentar llegar a lugares que aparentemente están muy lejos para ir andando. Como esa última parada de tu línea de metro, que lees todos los días pero donde nunca vas”, propone Fanjul.

Este año, Sergio C. Fanjul ha modificado ligeramente su labor como paseador en los Veranos de la Villa y realizará un safari alfáltico: “Voy a hablar de cómo la naturaleza se mete en la ciudad: los árboles de los alcorques, los bichos de tu casa, la fauna de Madrid Río, la que surge de las grietas del asfalto, los cetreros del aeropuerto, las ovejas de la Casa de Campo… Aunque echaré mano de expertos que me ayudarán a identificarlos”. Cómo no, “haré un librín con todo ello”.

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