Gastronomía

Receta de base de pizza casera

Llevamos tiempo probando diferentes recetas de base de pizza y, sin ninguna duda, nos quedamos con la de Iban Yarza, entre otras muchas cosas, por su sencillez y por un resultado muy parecido a las pizzas "de verdad".

No es una base para improvisar. El secreto (el único) es dejarla de 1 a 3 días en el frigorífico. La buena noticia es que ni si quiera hay que amasarla, se amasa ella sola durante el tiempo de fermentación. Así que mezclar 4 ingredientes en un bol y dejarlo el día anterior en la nevera es prácticamente todo lo que tenemos que hacer para tener una pizza casera de escándalo.

Como podemos congelarla, siempre es buena idea preparar algunas bases, dejarlas fermentar el tiempo correspondiente y luego congelarlas para tenerlas siempre a mano el día que queramos utilizarlas.

Ingredientes

  • 525 gr. de harina de fuerza o mitad panificable mitad de fuerza
  • 350 ml. de agua
  • 11 gr. de sal
  • 6 gr. de levadura fresca o 2 gr. de levadura seca de panadero

Preparación

Disolvemos la levadura en agua. Añadimos la harina y mezclamos bien con un tenedor o cuchara. Tapamos el bol con un trapo limpio y dejamos reposar 10 minutos.

Pasado ese tiempo, y sin amasar, estiramos la masa desde un extremo (podemos untarnos las manos con aceite para que no se nos pegue) y la doblamos sobre sí misma. Le damos la vuelta al bol y hacemos el mismo movimiento con el otro extremo.

Base de pizza

Tapamos con el trapo y esperamos 15 minutos más. Después, volvemos a repetir el proceso de doblar la masa sobre sí misma.

Untamos 3 boles o tuppers con algo de altura y dividimos la masa en tres partes. Las dejamos bien tapadas, aconsejamos usar tapas de silicona o envoltorios de cera de abeja para evitar usar film desechable. También sirve la tapa del propio tupper si queda bien encajada.

Guardamos los 3 boles en el frigorífico entre 1 y 3 días. Pasado como mínimo un día podemos sacar la masa para hacer las pizzas en el momento que queramos.

Con estas cantidades salen tres pizzas, así que si solo queremos hacer una podemos guardar el resto en el frigorífico o congelar la masa si vamos a tardar más de tres días en hacer otra pizza. Esa misma masa también puede servirnos para hacer una barra de pan o varios panecillos pequeños.

Base de pizza

En el momento que queramos hacer la pizza, precalentemos el horno a 250º y sacamos la masa de pizza del frigorífico. Veremos que está hinchada y que no hace falta amasar, está lista para hornear. Preparamos un papel de horno y espolvoreamos un poco de harina para que no se pegue (poca porque no queremos añadir más harina a la masa).

Nos empapamos las manos con aceite, colocamos la masa en el papel de horno y la vamos extendiendo con las manos y dando la forma redonda. Es una masa muy elástica así que no tendremos problemas. Si al principio cuesta un poco y está tensa, tenemos que tener paciencia y dejarla unos minutos para que se suelte. Intentamos hacerla lo más fina posible pero, si nos gusta, podemos hacer los bordes algo más gruesos.

Cuando tengamos lista la base ya solo queda poner encima nuestros ingredientes favoritos bien escurridos.

Base de pizza

Ponemos la masa de pizza con el papel directamente sobre la base del horno (el suelo del horno) sin la bandeja. Este es el truco para que haga el efecto de horno de leña. La dejamos unos 3-4 minutos y levantamos un poco la base para comprobar que se tuesta por abajo pero sin llegar a quemarse.

Pasamos el papel de horno con la pizza a la bandeja y la colocamos en la parte superior del horno un par de minutos más para que se acabe de cocinar la parte de arriba. Sacamos del horno y a comer.

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