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Los vecinos de Ontinyent, aterrorizados por la riada: "El agua casi llegaba a la segunda planta del edificio"

Juan Pedro Braco fue previsor y a las 6 de la mañana de este jueves estaba sacando su vehículo de la cochera de su casa en Ontinyent. La gota fría estaba anunciada. A pesar de que este tipo de aguaceros son conocidos en el sureste español por estas fechas, no quería correr riesgos. "Saqué el coche para ponerlo en alto, y cuando regresé ya no podía salir de casa", cuenta Braco a 20 Minutos.

Braco vive, o vivía, en uno de los edificios de la calle Canterería, que este jueves ha visto como el río Clariano la hacía suya al desbordarse debido a las intensas lluvias. "Ha sido brutal, de una impotencia total. En cosa de 15 minutos no podíamos salir de casa. Y así hemos estado desde las 8 de la mañana hasta la 1 de la tarde", recuerda. "Veíamos que subía y subía el agua", añade.

Así ha estado hasta que los bomberos lo han sacado a él y a su familia por el patio trasero de su vivienda. Los equipos de emergencia, dice, han tenido que evacuar a otros residentes de la calle "por las ventanas".

Su casa, bajo y dos plantas, tiene el balcón a dos metros de altura y ha llegado un momento en el que, asegura, "podía tocar el agua con los dedos" desde el mismo. El garaje y la puerta de entrada al edificio, sumergidas, han desaparecido. La suya y la de los vecinos.

Interior del bajo de Juan Pedro Braco tras la crecida del río Clariano.

"En el peor momento el agua ha estado a dos escalones de llegar a la primera planta", recuerda. En su complicada situación, se entristece por los propietarios de las casas de una sola altura en esta calle.

Para él, desde el punto de vista material, podía haber sido mucho peor. De su garaje, que como tantos utilizaba como trastero, han desaparecido, entre otras cosas, las bicicletas de sus hijos y el gimnasio que tenía montado. Pero hasta hace no mucho albergaba el centro de terapias naturales, hace tiempo ya en otro lugar de Ontinyent. Ahora, en este espacio "queda un metro de barro".

Cuando los sacaron de su casa pudieron coger algunos enseres. Con el río más calmado, Juan Carlos pudo regresar "acompañado de un policía o un bombero y solo por 5 minutos" a por más cosas. No sabe cuándo podrá regresar a su casa. Ni él ni el resto de vecinos de la calle, que ven como sus viviendas, sin puertas, corren ahora otro tipo de peligro, a pesar de la presencia de los cuerpos de seguridad.

"Llevo viviendo 32 años aquí y nunca había llegado hasta este punto", afirma, con voz asombrada, desde casa de su suegra, a donde se ha tenido que mudar, de momento, con su mujer y sus dos hijos.

"Lo importante es la seguridad de la gente"

"Nunca" es un adverbio repetido entre los afectados por el aguacero en esta localidad. Sergio Guerola tiene una empresa de construcción donde los colectores han comenzado a expulsar agua, no a evacuarla.

"Esto no ha pasado nunca, esta forma de llover. Que el río superase así la valla del paseo. Hablo con la gente mayor y me dicen también que no han visto llover tanto nunca", afirma.

Cuando llegó a primera hora al trabajo "ya había 80 centímetros" de agua en el garaje donde guardan los vehículos. Solo habían tres de los 40 que tienen y rápidamente los han sacado. Los bomberos han estado varias horas achicando agua. Solo seis de los 40 empleados que tienen han podido llegar al trabajo. Tampoco sabe si este viernes acudirán muchos. "Lo importante es la seguridad de la gente. Si no pueden venir, nos vemos el lunes y ya está".

"Sirenas y helicópteros, no se oía nada más"

Nuria Torró también es vecina de Ontinyent y, aunque su casa se encuentra en una zona completamente diferente a la arrasada por el río Clariano, se ha sobrecogido por la virulencia de la gota fría y ha vivido en primera persona los estragos que este temporal está causando en la costa levantina.

Todas los días, Nuria se levanta a las seis de la mañana para desplazarse al Hospital de Alcoy, donde trabaja como administrativo, y este jueves ha visto cómo la tormenta, que más tarde anegaría la localidad, la sorprendía y truncaba su rutina. "Caía un diluvio y todas las salidas de Ontinyent estaban cortadas", explica a 20minutos.

"Yo no había visto nunca tanta agua caer, además, con truenos. Sí que he pasado miedo, porque también hacía mucho viento", relata, y manifiesta su temor por lo que está por venir. "Dicen que lo peor todavía tiene que llegar, nadie esperaba que nosotros fuéramos la zona cero", lamenta.

La DANA ha dejado en su casa, la última planta de un bloque de edificios, humedades y goteras de los que espera que se haga cargo el seguro, aunque es consciente de que hay mucha gente a la que atender antes que a ella, dada la grave situación en la que la gota fría ha dejado a algunos de sus conciudadanos.

"Esta mañana todo eran sirenas, sirenas y helicópteros, no se oía nada más. No había ni un coche ni gente en la calle", apunta Nuria, que observó cómo el agua "casi le llegaba a los vecinos de la segunda planta" . Ya por la tarde, recalca, "los vecinos han aprovechado para salir de casa y comprar" de cara al temporal de este viernes.

Dos fallecidos, rescates y calles convertidas en ríos

La gota fría que azota desde el lunes la costa levantina se recrudeció este miércoles por la noche y, con inusitada furia, ha castigado este jueves el sur de la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia y el sudeste de Castilla-La Mancha.

Ha sido en Caudete, Albacete, donde la depresión aislada en niveles altos (DANA) ha dejado el balance más trágico hasta el momento, con el fallecimiento de dos hermanos, de 51 y 61 años, hallados muertos en su vehículo, que había sido arrastrado por el agua. Además de varios rescates, en localidades como Almansa, Molina de Segura, Cieza y Ontinyent, decenas de personas han tenido que ser evacuadas de sus domicilios.

La gota fría se recrudecerá este jueves por la noche y el viernes en la Región de Murcia, la Comunidad Valenciana y Almería, que se encuentran en alerta roja por lluvias y tormentas.

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