Para sentirse el rey del mundo sólo necesita un arroz a la cubana, confiesa que le tiemblan las piernas hasta la cuarta canción y salpica la entrevista con las carcajadas provocadas por su hijo, al que llama chiki chiki.

David Muñoz, la mitad de Estopa , está convencido de que todo lo que tiene se lo debe a un golpe de suerte, quizás por eso es uno de los tíos más normales que en este país se suben a un escenario. Esta noche, él y su hermano Jose presentan en el Palau Sant Jordi su nuevo disco, Allenrok (Cornellà al revés y con k). Un homenaje a la ciudad natal que no los ha visto cambiar.

¿Cómo será el escenario?

La estrella del concierto es el repertorio. Son muchas las canciones que han llegado a la gente. De cada disco por lo menos hay cinco que hay que tocar por huevos. La raja de tu falda, Vino tinto, Lunes, El de en medio de los Chichos...

¿Habrá sorpresas en el directo de esta noche?

Este disco tiene temas difíciles de llevar al directo. Hemos trabajado con claqueta, es un elemento nuevo que hace que podamos soltar loops. Ahora podemos mezclar elementos electrónicos con la batería. Y eso es una novedad bastante importante.

¿Cuál es su favorita de las 12 canciones de Allenrok?

Era, aunque en directo Jugar al despiste es una bomba atómica.

¿Disfrutan de una manera especial tocando en casa?

Tocamos de una manera distinta porque está viéndote gente de tu tierra. De los 17.000 que vengan al concierto, conoceré a mil prácticamente. Tengo muchos amigos.

¿No sienten que todo les va genial?

Cuando me pongo a pensar si nos va bien o mal, lo que pienso es que tenemos una suerte que te cagas. El que se crea que el éxito es fruto del talento es un pamplinas. Esto también te sirve de escudo ante el gilipollismo. Nos ayuda a seguir con los pies en el suelo.

¿Cómo consiguen mantener su mundo privado intacto?

No tiene ningún misterio. Simplemente no volverte un gilipollas.

¿Improvisan mucho?

Lo que decimos entre canción y canción es pura improvisación. No hay un guión establecido ni nada. Todos los conciertos son diferentes. Hay días que estamos más inspirados y días que menos, pero se van diciendo chorradicas.

¿Viajan con la familia durante la gira?

A veces sí, otras no. Ahora con chiki chiki (su hijo) es más complicao.

¿Qué hacen entre conciertos?

Este año tenemos margen para poder hacer un poquito de turismo, antes veíamos las ciudades pasar y no conocíamos nada.

¿Qué planes tienen tras la gira?

No sabemos, a lo mejor aún no es momento para un año sabático.

¿Se fijan en las caras de primera fila o miran al fondo?

La gente recordará mi grito del año pasado: ¡Hostia, Paco! Vi a un colega que tiene la cabeza bastante grande en medio del Sant Jordi.

¿La paternidad le ha cambiado como artista?

Te cambia como todo.

¿Hará una canción a su hijo?

Me veo ñoño, me bloqueo haciendo esas cosas, no me veo. Es un ámbito muy privado.

¿Les pone nerviosos el escenario?

Mucho. El Palau nos da cangueli. Nos tiemblan las piernas hasta la tercera o cuarta canción.

* Palau Sant Jordi (paseo Olímpic, 5-7). Viernes, a las 22.30 horas. 25 euros. Habrá autobuses lanzadera desde la Plaça de Espanya.