El astro brasileño no dejó de besar y acariciar la barriguita de su novia, con la que tomaba el sol en un hamaca de la playa. Solo un vendedor ambulante logró que el futbolista abandonara sus gestos de cariño un instante y que se interesara en unas gafas.
Y es que Ronaldo, además de no perder la sonrisa desde que sabe que va a ser padre, y de ser uno de los hombres más adinerados de Brasil, no hace ascos a los complementos de mercadillo.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios