Leonard Cohen: Glorioso pasado y atractivo presente conquista a los 'fibers'

  • Ha salido junto a una banda de seis músicos y tres coristas.
  • Cohen ha regresado a un escenario español tras 15 años de ausencia.
  • Con 'Hallelujah' se ha vivido posiblemente el primer gran rezo colectivo del festival en sus catorce años de historia.
Leonard Cohen en la última edición del FIB. (EFE/Domenech Castelló)
Leonard Cohen en la última edición del FIB. (EFE/Domenech Castelló)
EFE
Leonard Cohen en la última edición del FIB. (EFE/Domenech Castelló)
Leonard Cohen ha tirado este domingo por tierra el tradicional concepto del festival de verano para convertir el de Benicàssim en un gran teatro al aire libre, donde su enorme talento, su glorioso pasado y su aún atractivo presente ha conquistado
a un público entregado con respeto a su arte tranquilo, quizá el menos acostumbrado a escucharse por estos lares.

A las ocho de la tarde y en el escenario principal del Festival Internacional de Benicàssim, el artista canadiense ha salido junto a una banda de seis músicos y tres coristas que le han acompañado a la perfección durante un recital de una hora y diez canciones, todas ellas entre las más conocidas piezas de este poeta y compositor.

Así, el vals de 'Dance me to the end of love' ha marcado el inicio de un recital que a muchos se antojaba complicado para un entorno como el FIB Heineken, pese a que en las últimas ediciones se ha ido abriendo al homenaje a los "padres" y "abuelos" de la música contemporánea para que los jóvenes 'fibers' puedan descubrirlos y los adultos pasen también por la taquilla de un certamen-negocio destinado fundamentalmente al ocio veraniego.

"Y por aquí, ¿dónde se cena?"

Vestido con sombrero negro, el mismo color que el chaleco y el pantalón, y con una camisa gris que se ha arremangado -inevitablemente, ante el bochorno del domingo-, Leonard Cohen ha regresado a un escenario español tras 15 años de ausencia, cuando en mayo de 1993 visitó Madrid y Barcelona para presentar 'The future', cuyo tema titular también ha sonado hoy con la misma ironía con que fue escrito en su última obra maestra antes de su retiro zen, su ruina económica y su discreto regreso a la industria discográfica.

Permanentemente agradecido al público, ante quien se ha quitado el sombrero cada vez que recibía una de las constantes ovaciones que le han brindado, y a los miembros de su también elegante banda, el hoy sonriente trovador de las miserias humanas ha vuelto a prestar su voz quebrada para recitar 'Bird on a wire', 'Everybody knows', 'Who by fire', 'Suzanne' -40 años después, la ejecuta con su guitarra-, 'Hallelujah', 'I'm your man' y 'First we take Manhattan'.

Con 'Hallelujah' se ha vivido posiblemente el primer gran rezo colectivo del festival en sus catorce años de historia, con brazos al cielo durante el estribillo, niños pequeños a hombros de sus emocionados padres y alguna lágrima entre varias 'fibers' que descubrían a este "señor tan guapo y elegante". El crepúsculo de la sierra costera de Benicàssim ha despedido al artista canadiense mientras los espectadores más veteranos, novatos en esto del FIB, comenzaban a preguntar: "Y por aquí, ¿dónde se cena?".

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