Internacional

Corea del Norte lanza dos proyectiles "no identificados" hacia el Mar de Japón

Un vehículo militar con dos misiles a bordo participa en un desfile por la festividad del Día del Sol en la plaza Kim Il Sung, en Pionyang (Corea del Norte).
EFE/How Hwee Young/Archivo

Corea del Norte ha lanzado este jueves dos proyectiles "no identificados" hacia aguas del Mar del Japón (Mar del Este en las dos Coreas), según informaron fuentes oficiales surcoreanas, lo que supone supone la primera prueba balística que realiza Pionyang desde el pasado 2 de octubre, pocos días antes de la fracasada reunión con Washington en Estocolmo.

La información ha sido difundida en un comunicado por la Junta de Estado Mayor de la Defensa de Corea del Sur que ha indicado que los proyectiles han sido lanzados este jueves desde la provincia de Phyongan del Sur, situada en el centro de Corea del Norte, y que se están analizando los datos disponibles para difundir más información. 

Por su parte, la Guardia Costera de Japón ha afirmado que los proyectiles podrían ser misiles y que impactaron fuera de la Zona Económica Exclusiva japonesa, que abarca 200 millas náuticas desde su costa. 

El hecho de que el lanzamiento se haya realizado por la tarde contrasta con ensayos anteriores de Corea del Norte realizados al amanecer. El miércoles, un responsable militar surcoreano contó a la agencia de noticias Yonhap que se habían detectado movimientos de plataformas lanzadoras de misiles en Corea del Norte.

Sanciones de la ONU

A lo largo del 2019, Pionyang ha disparado a modo de prueba proyectiles de corto alcance, incluyendo una versión autóctona del Iskander ruso o una batería de lanzacohetes de grandes dimensiones. El último ensayo de armas del régimen se produjo el pasado 2 de octubre, cuando probó un nuevo misil balístico diseñado para ser lanzado desde un submarino (SLBM) para contrarrestar amenazas externas e impulsar la autodefensa. Éste último lanzamiento es ya el doceavo que realiza este año. 

Pese a que el presidente de EE.UU., Donald Trump, se ha mostrado satisfecho con el hecho de que entre lo testado no se encuentran misiles balísticos de alcance intercontinental o dispositivos nucleares (la última prueba atómica norcoreana fue hace más de dos años), las pruebas implican una violación de las sanciones de la ONU.

También subrayan el persistente desarrollo del programa armamentístico norcoreano, certificando que en el proceso de desarme aún está todo por hacer. Tras más de un año sin lanzar proyectiles de ningún tipo (coincidiendo con el giro diplomático del régimen) Pionyang retomó la pasada primavera los ensayos balísticos, en un aparente gesto de protesta por la falta de avances en el diálogo sobre desnuclearización con EE.UU. y la retirada de sanciones económicas que pesan sobre el régimen. 

Procesos de diálogo

Tras la primera cumbre bilateral celebrada en Singapur en junio de 2018 solo se han producido gestos de buena voluntad entre ambas partes. Los avances de peso siguen sin llegar y el diálogo está estancado desde la fallida cumbre de Hanói del pasado febrero, en la que Washington consideró insuficiente la oferta de Pionyang referente al desmantelamiento de sus activos nucleares y se negó a levantar las sanciones. 

Un tercera cumbre improvisada entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un en junio condujo a una reunión de trabajo celebrada en Estocolmo a principios de octubre en la que se trató de romper el bloqueo sin éxito.  Al término de dicho encuentro Pionyang acusó a Washington de no ofertar nada nuevo y de mantener activa la mencionada "política hostil" sobre el régimen e insistió en que la Casa Blanca tiene de plazo hasta "final de año" para modificar su estrategia negociadora.

El jefe del equipo negociador norcoreano, Kim Myong-gil, indicó entonces que depende enteramente de Washington el que Pionyang suspenda o no la moratoria autoimpuesta sobre lanzamientos de misiles de largo alcance y pruebas nucleares.  De este modo, los proyectiles lanzados hoy parecen ser un recordatorio de que el régimen le viene a conceder a EE.UU. solo nueve semanas más para ofertar algo diferente si quiere mantener vivo el actual proceso de diálogo.

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