La actuación de los candidatos: así se desenvolvió cada uno en un debate decisivo para el 10-N

Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (i) y del PP, Pablo Casado, en el debate
Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (i) y del PP, Pablo Casado, en el debate
20minutos | EFE/Juan Carlos Hidalgo
Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (i) y del PP, Pablo Casado, en el debate

A menos de una semana de los comicios, el debate electoral ha dejado una imagen desigual de cada uno de los candidatos que concurren en las urnas el próximo 10 de noviembre. Los cinco aspirantes a la Presidencia han mostrado un desempeño distinto en este careo, con actitudes muy diferentes, basando sus intervenciones en sus puntos fuertes.

Sánchez, firme con Cataluña y esquivo con los pactos

Pedro Sánchez se ha negado a responder a Albert Rivera y Pablo Casado cuando le han preguntado con quién pactaría su investidura. Tampoco ha logrado de ellos el compromiso para que gobierne la lista más votada. Sin embargo, el presidente en funciones se ha mostrado más cercano al líder del PP, sobre todo sobre Cataluña, uno de los puntos –junto a la coalición– por los que confrontó con Iglesias, con quien, a pesar de todo, no quiso entrar al enfrentamiento.

Hasta mitad del debate no ha empezado a reprochar el pacto entre las derechas y ha acusado a Casado y Rivera de ser "una derecha cobarde frente a la ultraderecha agresiva". Ha reiterado que disolverá la Fundación Franco, pero, más allá de esos reclamos a la izquierda, ha buscado la cercanía al PP sobre Cataluña. 

Tampoco ha respondido a las preguntas de Casado y Rivera sobre cuántas naciones hay en España, pero ha tratado de mostrar firmeza y, en línea con las exigencias del PP, ha anunciado que recuperará el delito de consultas ilegales, creará una asignatura sobre Constitución y la dirección de TV3 requerirá un mayor consenso. Hasta se ha comprometido a "traer a España" a Puigdemont. 

Sánchez ha sido el único en defender la marcha de la economía y ha evitado hablar de crisis o enfriamiento. No ha revelado qué impuestos subirá y ha levantado ampollas en Podemos al anunciar una vicepresidencia económica para Nadia Calviño, a la que Iglesias criticó por liberal. 

Los cinco candidatos en el debate de la Academia de la TV. (EUROPA PRESS)

Casado saca un perfil presidenciable

Venía Casado de un tono duro en abril, y ha apostado por un perfil moderado en el debate. Ha querido erigirse como presidenciable, como única alternativa a Sánchez. Moderado, ha tratado de convertir el intercambio a cinco en un cara a cara con el presidente en funciones, pero, al mismo tiempo, ha entrado en disputas con Albert Rivera. 

Ha sido en la parte referente a la corrupción muy breve, cuando se ha enzarzado con el líder de Cs. "No me dé lecciones", le dijo Casado, que ha sido más rotundo todavía para decirle que lo que quería era "embarrar el terreno de juego". En esa discusión, le ha pedido al líder de la formación naranja que no se equivocara "de adversario". Esta fue la parte en la que se vio al Casado más tenso.

No obstante, en el asunto catalán ha mostrado mayor fricción con el presidente del Gobierno en funciones. "Lo que tenemos (el 10 de noviembre) es un referéndum sobre Pedro Sánchez", ha sostenido el líder del PP. 

"Si está Sánchez en la Moncloa es porque le han apoyado Otegi, Torra y Junqueras", ha querido recordar, en referencias que rememoraron su perfil más tajante.

Casado ha estado ágil a la hora de expresarse y ha tratado de marcar la diferencia en el bloque económico, dado que el PP quiere que ese sea un elemento diferenciador. Tanto es así, que ha sostenido que Sánchez "ha demostrado que no es capaz de gestionar una crisis" y lo ha acusado de "apoyar las políticas de Zapatero". 

Rivera arremete contra todos

Albert Rivera, con adoquín incluido, sabía que se jugaba mucho en el debate teniendo en cuenta los malos augurios de las encuestas. Y quizás por eso ha atacado al resto de candidatos. Ha hecho hincapié en dos asuntos al principio: en su origen catalán y en que, si llega a presidente, gobernaría "para todos los españoles". La dureza con Sánchez y Casado llegó precisamente en el asunto catalán. 

"Lo más moderado en Cataluña es aplicar la Constitución", ha dicho, antes de apuntar tanto a PP como a PSOE por "las concesiones" al nacionalismo. "Hay que aplicar un 155 de verdad", ha sentenciado.

No ha hecho distinción hacia ninguno de sus oponentes, porque también ha arremetido contra el bipartidismo por la corrupción: "Hay que acabar con el ICB: impuesto de la corrupción del bipartidismo". Y contra Santiago Abascal por "vivir de un chiringuito", en referencia a su pasada pertenencia al PP. 

Se ha visto a un Rivera mucho más nervioso que en abril, abordando todos los temas con intensidad, y alejándose del bloque de la derecha para intentar recuperar el centro. Quiere ser un voto "diferente" frente a populares y socialistas.

Esa intensidad, casi descontrolada, se ha ido apagando en los bloques finales. Apenas ha hablado de las bajadas de impuestos que propone su partido y ha recalcado sus propuestas para las familias.

Iglesias alerta de la gran coalición e insta a Sánchez a rechazarla

"Me temo que quizá lo de Cataluña se convierta en la excusa perfecta para que el PSOE busque un acuerdo con el PP". Esa ha sido la tesis en torno a la que han girado la mayoría de las intervenciones del líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, durante el debate. Un encuentro en el que ha querido jugar un rol similar al que ya tuvo en abril, tratando de erigirse como el auténtico defensor de la Constitución, a la que ha recurrido en varias ocasiones y, especialmente, de sus artículos sociales.

Durante toda la campaña, Iglesias ha buscado apartar el foco de la crisis territorial en Cataluña para centrarse en las propuestas sociales de su programa, y el debate no ha sido una excepción en esta estrategia. En todos los bloques, fueran o no relativos a la economía, el líder de Unidas Podemos ha tratado de plantear la necesidad de un Gobierno conjunto con el PSOE para afrontar la posible crisis. 

"Ya sabemos lo que pasaría si gobernaran las derechas o si el PSOE se pone de acuerdo con el PP", ha sostenido. Y se ha dirigido expresamente hacia Sánchez: "Tiene que aclarar si va a hacer un Gobierno de coalición con nosotros o busca al PP".

El tono social que ha querido dar a sus intervenciones ha destacado en el minuto final, en el que se ha desmarcado del resto y ha leído un texto de una trabajadora precaria para acabar apelando a la movilización de sus votantes: "Necesitamos un cambio, que nadie te diga que no es posible".

Abascal mete al resto de líderes en el saco del "consenso progre"

El candidato de Vox, Santiago Abascal, ha tirado de clásicos de la ultraderecha en su primer debate y se ha autoubicado como el único candidato 'antiestablishment' frente al "consenso progre" que, según ha dicho, representan PSOE, PP, Podemos y Cs. 

Al hablar de la crisis en Cataluña, y para parar el "golpe de Estado permanente" iniciado -ha dicho- hace décadas, Abascal ha sido quien ha adoptado una posición más dura al exigir la detención del president de la Generalitat, Quim Torra, la suspensión de la autonomía y la ilegalización de partidos independentistas que "se han convertido en organizaciones criminales al servicio de un golpe de Estado". 

En el resto de los bloques del debate, el líder de Vox se ha refugiado en los temas en los que su formación se muestra más cómoda. Buena muestra de ello ha sido que Abascal ha hecho girar sus intervenciones en torno a la inmigración irregular, la supuesta ineficiencia del Estado de las autonomías y la seguridad ciudadana incluso el espacio dedicado a debatir sobre propuestas sociales. 

"Hablar de política social es hablar de inmigración ilegal" y "la igualdad está siendo lesionada por el estado de las autonomías", ha asegurado Abascal, que ha sostenido que "hay que hablar de la política social en primer lugar para los españoles". Abascal, incluso, ha desenterrado una cita del destacado falangista Ramiro Ledesma: "Solo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria".

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