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Kristen Stewart se planteó casarse con Robert Pattinson, y habla largo y tendido sobre su infidelidad

Los actores Robert Pattinson y Kristen Stewart.
GTRES

Mucha tela que cortar, porque Kristen Stewart es, hoy por hoy, una de las estrellas más comprometidas con las reivindicaciones LGTB -como demostró recientemente al denunciar presiones para ocultar su bisexualidad si quería trabajar en Marvel- pero en su momento, antes de sus numerosos premios, muchos solo la cosideraban la chica de Crepúsculo, que además estaba saliendo con el coprotagonista, Robert Pattinson.

Así que sus últimas palabras, confesiones puras, saben más a liberación personal que a otra cosa. Desde que su romance con el actor acabase en 2013, muchos ríos de tinta han corrido. La razón era sencilla: las fotografías de sus besos adúlteros con Rupert Sanders, su director en Blancanieves y la leyenda del cazador, mientras aún estaba con Pattinson.

Él estaba casado, pero las críticas se centraron en ella porque, a pesar de los altibajos de su relación con el actor de Z. La ciudad perdida o High Life, seguían juntos. Y esa infidelidad era peor vista: por la fama, por su aparente timidez y desidia -que luego explicó-, porque mucha gente le tenía de alguna manera ganas por ser la estrella de una saga tan dada a la chanza popular como Crepúsculo y por romper un amor idílico para multitud de adolescentes de la época. Fue una de las "etapas más difíciles" de su vida.

Era el verano de 2012 cuando salieron aquellas imágenes y Stewart sacó un comunicado que no supo a nada: "Lamento profundamente el dolor y la vergüenza que he causado a mis seres queridos y a todos los que se han visto afectados. Esta indiscreción momentánea ha puesto el peligro lo más importante que hay en mi vida, la persona a la que más amo y respeto, Rob. Le quiero, le quiero, lo siento mucho".

Pero ahora, con más peso en la industria que nunca -próximamente saldrá el reboot de Los Ángeles de Charlie, con ella como gran estrella-, ha hablado largoy tendido sobre todo este asunto y no ha tenido, como ya acostumbra -se hizo viral su monólogo inicial en el Saturday Night Live contra Trump-, pelos en la lengua.

"Fue un período realmente difícil en mi vida. Era muy joven y cometí algunos errores", ha comenzado diciendo en el programa radiofónico de Howard Stern. "Estuvimos juntos durante años, fue algo así como mi primer amor. [Robert] es el mejor", ha añadido antes de dar a conocer que, sin embargo, se cortaban públicamente porque no sabían lidiar con todo el foco mediático que tenían sobre sus cabezas.

"¡No me follé [a Sanders]!, pero ¿quién me hubiese creído en aquel momento?"

"Te privas de tantas experiencias… No caminábamos por la calle de la mano porque no les queríamos dar esa satisfacción, pero no poder hacer esas cosas era un asco", ha puntualizado antes de que el presentador le cuestionase sobre la posibilidad de haberse casado con él.

"No sé, quería… sí, no, no lo sé", ha vacilado, pero justo después, ha admitido que, de habérselo pedido en aquel entonces... "Sí, quería. No soy una persona supertradicional pero, al mismo tiempo, en cada relación en la que he estado siempre he pensado que esa persona era la indicada", ha afirmado.

La conversación ha cogido otro derrotero y, dado que su presentador es célebre, precisamente, por no guardarse ninguna pregunta, habló con Stewart sobre Sanders, a lo que la actriz, de 29 años, se ha mostrado más abierta que nunca, no solo sobre las imágenes, sino sobre todo aquello con el realizador.

"¡No me lo follé!", ha exclamado, para a continuación reconocer que tampoco definiría su affaire como "algo inocente". "A ver, ¿quién me hubiese creído si lo hubiera dicho en aquel momento? Ni siquiera resultaba importante. Parecía... lo que parecía. Si te besas con alguien en público, da la impresión de que también lo hubieran hecho [el amor]", ha confesado.

A pesar de insistir en que ni siquiera llegó a enamorarse de Sanders, lo que también preocupó e hizo reflexionar a Stewart fue el trato para la siguiente película que estaba pactada: la secuela de Blancanieves, que llevaba por título El cazador y la reina del hielo para que la audiencia no las relacionase, y para la cual no fueron llamados ni ella ni el realizador.

"¡Debí estar en la película! Habría sido lo mejor... No quiero sonar como una tonta, pero... La única razón de que no me quisieran era que había pasado por un escándalo muy mediático, y les daba miedo agitar ese avispero de nuevo", ha opinado.

"Ni siquiera era para tanto, no sé si me explico. ¡El trabajo era más importante que lo que había pasado! Creo que habríamos podido hacer una segunda parte muy buena, de una manera adulta y sana", ha analizado con el paso del tiempo.

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