Elecciones Generales

Sánchez aparca prohibir los referéndums y habla de "crisis política" en Cataluña

ERC se ha mantenido este jueves en el ‘no’ a la investidura pero pocas veces se han visto tantas señales de que los independentistas y Pedro Sánchez estén buscando un punto medio para que salga adelante. La más clara la ha lanzado el presidente, en una rueda de prensa en Moncloa en la que ha adoptado el lenguaje de los independentistas, ha dejado la puerta abierta a algunas de sus exigencias y ha olvidado su promesa electoral más dura: tipificar como delito referéndums como el 1-O.

Además de un acuerdo de coalición en menos de 48 horas, el 10-N ha provocado un cambio radical en la postura sobre Cataluña de Sánchez, que ha pasado de asumir como promesas electorales medidas cercanas al PP –como influir en TV3 o en la enseñanza– a estar redactando junto a Pablo Iglesias su propuesta definitiva, que formará parte de su discurso de investidura.

Este jueves, Sánchez ha avanzado el cambio justo después de una reunión entre su portavoz en el Congreso, Adriana Lastra, y el de ERC, Gabriel Rufián. Esta formación sigue en el ‘no’ a la investidura porque no ve «indicio alguno» de que el PSOE «vaya a abandonar la vía represiva».

A pesar de todo, ERC espera tener más reuniones y seguir negociando. En el bando independentista también se ha apreciado una bajada de tono. Frente a la «amnistía» y las «urnas» que reclamaron la víspera desde Barcelona varios dirigentes de ERC, Rufián ha orillado estos detalles y ha pedido a Lastra una «mesa de negociación», sin especificar tampoco quién debería formarla. Aunque pueda significar lo mismo, el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, ha aparcado el «diálogo político entre iguales, instituciones catalanes y del Estado» y ha señalado el pacto de Pedralbes como un «buen esquema», un«punto de partida», para negociar la investidura.

Allí, hace casi un año, Sánchez y el presidente catalán, Quim Torra, acordaron dialogar dentro del «marco de la seguridad jurídica» para resolver el «conflicto sobre el futuro de Cataluña». Sánchez ha cambiado este jueves la expresión «crisis de convivencia, no de independencia» –con la que hasta él y el PSOE han llamado a lo que ocurre en Cataluña– y ha hablado de «conflicto político» –como dicen los independentistas y en línea con la Declaración de Pedralbes–. «Desde siempre nuestra voluntad es superar esta crisis política, lógicamente mediante el diálogo», ha dicho junto al nuevo presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, que descartó nervios en Bruselas por la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos que se avecina en España.

Mesa en el Parlament y otras fórmulas

No ha sido el único cambio de Sánchez, que sin el ‘sí’ de Ciudadanos necesita la abstención de ERC para ser investido. El presidente mantiene que el diálogo debe darse «entre catalanes», en un foro que ya existe, una mesa de los partidos con representación en el Parlament que prácticamente nació muerta, porque al Govern le parece demasiado poco y al PP y a Cs, un exceso. Sánchez pidió ayer que se «active» esta mesa pero tampoco cerró la puerta a otras otras posibles vías al recordar que así se contempla en su acuerdo de coalición con Iglesias. «Hay un punto bastante específico», dijo sobre Cataluña, donde figura el compromiso de «buscar fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución».

No parece que una de ellas vaya a ser uno de los dardos más envenenados que Sánchez lanzó en campaña al independentismo. Hace una semana prometió reformar el Código Penal para que se tipifique como delito la celebración de referéndums ilegales. Cuatro días después del 10-N y en la «nueva etapa de esperanza» que abre su coalición con Podemos, el presidente ha evitado confirmar que vaya a convertir en realidad esta promesa y ha pedido tiempo para redactar su discurso de investidura. «En el programa de Gobierno que se está elaborando tendremos que llegar a un acuerdo sobre qué propuesta vamos a hacer en múltiples ámbitos, también de cohesión territorial y la crisis que se vive en Cataluña», ha dicho.

Una coalición con lealtad

Este jueves ha sido la primera ocasión en la que Sánchez ha respondido preguntas de la prensa desde que el martes él e Iglesias firmaron un acuerdo para gobernar en una coalición que hace apenas días, antes de las elecciones, Sánchez descartó rotundamente. Después de unos comicios en los que el PSOE perdió tres escaños y 760.000 votos y la extrema derecha se convirtió en tercera fuerza con 52 diputados, Sánchez ha defendido este jueves la coalición como algo "novedoso" que "abre una etapa de esperanza".

El presidente en funciones ha justificado este cambio porque el pacto incluye el compromiso de "lealtad" entre los dos socios y contribuye a su promesa de salir del bloqueo político y hacer que haya un gobierno con plenas capacidades.

"Este acuerdo incorpora unas garantías para las dos formaciones que eran fundamentales. Para Unidas Podemos, la garantía de estar en el Gobierno y para el PSOE, tener un gobierno cohesionado, solidario y responsable", ha defendido Sánchez, que también ha recordado que "España ha vivido 3 procesos electorales este año, cuatro elecciones generales en cuatro años" y "tanto el PSOE como Unidas Podemos teníamos una ambición de superar este escenario de bloqueo y crisis de Gobierno".

Redactora '20minutos'

Actualmente cubro la información relacionada con energía, transición ecológica y transportes. Antes, también en 20 Minutos, me encargué de la cobertura sobre la crisis sanitaria por Covid y, previamente, de la información relacionada con Presidencia del Gobierno. Antes trabajé en la revista Tiempo y, en Bruselas, en las agencias Europa Press y Notimex y fui colaboradora de el periódico Levante-EMV, entre otros medios. Soy licenciada en Ciencias de la Información y postgrado en Información Internacional y Países del Sur por la Universidad Complutense. En 2021 terminé un Máster sobre Museología y Gestión de Museos de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).

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