Condenan a un ayuntamiento a pagar 64.000€ a un vecino por el ruido de un bar

  • Sufrió síntomas depresivos, ansiedad y estrés, que han repercutido en el desarrollo de su actividad académica, laboral y cotidiana.
  • Destacan el grave peligro para la salud de un elevado nivel de ruido
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El Tribunal Superior de Justicia de Cantabria ha condenado al Ayuntamiento de Laredo a indemnizar con cerca de 64.000 euros a un vecino por los daños psiquiátricos y las secuelas padecidas por los ruidos procedentes de un bar situado bajo su vivienda, por no haber hecho cumplir sus ordenanzas municipales.

El TSJC eleva así la indemnización que previamente había fijado el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Santander, que condenó al Consistorio a abonar al perjudicado 6.000 euros por los daños sufridos por los ruidos, una suma que ahora se multiplica por más de diez (hasta 63.953,31 euros).

Daños físicos y morales

La Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJC enfatiza que los daños físicos y morales están acreditados en este asunto, dado que, de acuerdo con los informes forenses, este vecino ha sufrido síntomas depresivos, ansiedad y estrés, que han repercutido en el desarrollo de su actividad académica, laboral y cotidiana.

No obstante, remarca que el Juzgado no señala, "siquiera de forma general", los criterios en los que se basa para reconocer esa suma de 6.000 euros, que, a su entender, no está "motivada".

Recuerda, aludiendo a sentencias anteriores del Supremo y de otros tribunales superiores, que la exposición prolongada a elevados niveles de ruido, con grave peligro para la salud de las personas (como ocurre en este caso), puede implicar una vulneración de los derechos a la integridad física y moral y a la intimidad recogidos en la Constitución.

Destaca la "gravedad" de este caso, ya que los ruidos no sólo afectaron al recurrente sino también a sus padres, ya fallecidos, que tuvieron que soportar niveles de ruido de 47,2 decibelios frente a los 30 decibelios autorizados por la ordenanza del Ayuntamiento de Laredo. Esta situación, que se prolonga desde el año 2001, les obligó incluso a tener que pernoctar en alguna ocasión en su barca de pescadores.

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