Reducir, reciclar, reutilizar, incentivar el ecodiseño o los bioplásticos... ¿Cómo ganar la batalla de los plásticos?

Un tiburón ballena nada junto a una bolsa de plástico en el Pacífico.
Un tiburón ballena nada junto a una bolsa de plástico en el Pacífico.
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Un tiburón ballena nada junto a una bolsa de plástico en el Pacífico.

Llegas a la zona de frutas y verduras del súper. Te pones un guante plástico para seleccionar coger las mandarinas a granel, aunque no vayas a comerlas con piel, y las metes en una bolsa para pesarlas. Tras un uso de apenas un par de minutos el guante va a la basura. Coges un par de envases plásticos con tomates y uvas y vas a la caja. No has bajado una bolsa reutilizable porque es una compra que no habías planificado. Pides una normal porque no vas a comprar otra cuando ya tienes un armario lleno. Ya camino a casa vas pensando que se acerca la Navidad y tienes que hacer limpia de juguetes para hacer hueco a los nuevos que traigan los Reyes Magos. La mayoría son de plástico, por supuesto. Pero es plástico bueno y resistente. Seguro que se puede reciclar estupendamente. ¿No?  

El consumo de plásticos es una amenaza creciente sobre la que se ha tomado conciencia hace relativamente poco tiempo. Los números son enormes e invitan a hacerlo: solo Europa genera 25,8 millones de toneladas de residuos plásticos al año y se calcula que 8 de ellos acaban en los océanos. En todo el  mundo en 2020 se producirán más de 500 millones de toneladas, el 50% de ellas en Asia.  Según datos de Greenpeace, el 79% de todo el plástico que se ha producido hasta la fecha ha acabado en vertederos o en el medio ambiente. Si no baja el ritmo, para 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. Cada persona ingiere de media cada semana el plástico equivalente a una tarjeta de crédito. 

Los titulares se suceden, pero por muchas conciencias que despierten, por mucho que aumente el número de personas que desean huir de su uso, el plástico es más rápido y siempre nos alcanza.   

Y paradójicamente el plástico no es el demonio, sino su abuso y el mal uso que hacemos de él. "Si viviéramos sin plástico retrocederíamos 100 años en el tiempo", aseguran desde la plataforma EsPlásticos, creada por Aimplas, Anaip, Cicloplast y PlasticsEurope el pasado 7 de noviembre como reacción a la reciente y creciente guerra al plástico. 

Defienden que el plástico "es la mejor alternativa contra el cambio climático" y que su sustitución por otros materiales consumiría más materias primas y más energía, resultando menos sostenible. 

Es similares términos se expresa Ana Rivas, coordinadora de innovación de Ecoembes: "el problema no es el material, el problema es la gestión que se hace del material. Es una realidad que, durante muchos años, esa gestión ha sido malísima. Por supuesto hay que tratar al máximo de reducir el consumo de plásticos. Y hay plásticos sostenibles, por los que apostar, y plásticos que no, Pero no se debe criminalizar, el plástico tiene muchas cosas buenas".

Y no es algo que diga solo la industria del plástico. Los investigadores británicos Rick Stafford y Peter J.S. Jones han criticado lo que consideran un exceso de atención a la lucha contra la contaminación plástica en los océanos. Para estos científicos, "las corporaciones y gobiernos se centran en los plásticos para parecer verdes", y esto "distrae de abordar las verdaderas amenazas medioambientales como el cambio climático".

Por supuesto, hay que disminuir, reciclar y racionalizar el consumo de plástico, pero frenar la crisis climática va a implicar muchas otras batallas.  

Las 'tres R': reducir, reciclar y reutilizar

Hay tres caminos que seguir simultáneamente y nadie discute. Por un lado utilizar plásticos solo cuando sea necesario; por otro potenciar el reciclaje tanto como sea posible; por último, reutilizarlos. Son medidas aplicables a nivel industrial, dónde acaba la mayoría del plástico producido, pero también adoptables como consumidores.

Es preciso comprar productos sin envasar siempre que sea posible; utilizar bolsas, envases y recipientes reutilizables; premiar los esfuerzos de aquellas empresas que buscan alternativas y estar atentos y apostar por las novedades que el mercado nos ofrece y que son más sostenibles.

La alternativa de los bioplásticos

Por ejemplo, están cobrando pujanza los llamados bioplásticos que utilizan almidones vegetales y son biodegradables. Es decir, que se descomponen y que incluso es posible emplear para hacer compost.  Hay supermercados que ya están sustituyendo las bolsas de plástico en las que se introducen esas mandarinas a granel por este tipo de materiales y también se pueden encontrar como alternativa, por ejemplo, para recoger las deposiciones de los perros en la vía pública.

En el centro de innovación TheCircularLab, de Ecoembes, han desarrollado uno de estos materiales al que han bautizado como bio-bio. Ana Rivas explica que "la materia orgánica con la que estamos fabricando este bioplástico procede del contenedor marrón. Son residuos vegetales porque, de no ser así, no tendría mucho sentido en términos de sostenibilidad". Además "es biodegradable y certificamos que es compostable". 

"Con este doble compromiso no conocemos muchas más alternativas, pero saldrán porque es una necesidad creciente", comenta Rivas, que añade que han hecho pruebas de fabricación de botellas y "hay viabilidad técnica, los resultados son muy buenos", tras lo cual hay que " hacer un análisis exhaustivo de viabilidad", 

Son alternativas que no son rápidas ni más baratas, pero que hay que incentivar, al igual que al más veterano ecodiseño. 

Diseños más sostenibles 

El ecodiseño apuesta por investigar nuevos envases que reduzcan la cantidad de plásticos y otros materiales empleados, que mejoren su reciclaje y su reutilización, haciéndolos más sostenibles. 

En 2030 todos los envases de plástico en Europa tendrá que ser reciclables y las botellas de plástico, en concreto, deberán incorporar un 30% de material reciclado. Y optimizar el diseño de los envases es clave de cara a cumplir este tipo de legislaciones, incluso para ir más allá. 

"Se está trabajando mucho en ello desde hace muchos años y es algo por lo que hay que seguir apostando", defiende Ana Rivas. Según datos de Ecoembes, el ecodiseño ha permitido ahorrar 528.700 toneladas de materia prima y la emisión de 1.430.500 toneladas de emisiones en los últimos 20 años solo en España. Más datos, desde 1999 las botellas de agua y los envases de yogures pesan un 18% y un 21% menos respectivamente. 

Tipos de plásticos 

Ya lo decía Sun Tzu en El arte de la guerra, es preciso conocer bien aquello a lo que te enfrentas. Al hablar del plástico se suele obviar que hay muchos tipos distintos de uso frecuente que encierran diferentes características y problemáticas. 

Para distinguirlos existen una serie de símbolos triangulares que tienen un número en el interior y unas iniciales que nos indican el tipo concreto de material que tenemos entre las manos. 

1. PET o PETE (Tereftalato de Polietileno). Es el plástico más común, el que encontramos en las botellas de agua y en tejidos. Resistente, de alta transparencia, bajo peso, impermeable y apto para uso alimentario. Es el más fácil de reciclar y también se puede reutilizar. 

2. HDPE (Polietileno de alta densidad).  También se le conoce como PEAD. Es un plástico también muy presente en nuestro día a día. Más rígido que el anterior, de alta resistencia química y térmica, es el que se usa, por ejemplo, en las botellas del detergente líquido o lecha o en las garrafas de aceite. Se puede reciclar con facilidad y reutilizar. 

3. V o PVC (Vinílicos o Cloruro de Polivinilo). Aquí nos encontramos el plástico más versátil, que se emplea en mangueras, juguetes infantiles, pieles sintéticas, tarjetas de crédito, tuberías o en el interior de los automóviles. Es un plástico muy complejo de reciclar.

4. LDPE (Polietileno de baja densidad). Otro plástico de uso frecuente que conforma, por ejemplo, bolsas y guantes de plástico, el papel film, el plástico de burbujas o botellas de agua. Se puede reutilizar, pero no siempre es posible reciclarlo.  

5. PP (Polipropileno). Es un plástico de bajo coste y fácil de moldear y colorear con el que se elaboran las tan criticadas pajitas de refresco, tapones de botellas o tupperwares, también otros envases alimentarios como los que albergan mantequilla, quesos frescos o yogures. Se puede reutilizar y es factible reciclarlo.   

6. PS (Poliestireno).  Es el cuarto plástico más consumido por detrás del polietileno, el polipropileno y el PVC y hay cuatro tipos: cristal, que es transparente, rígido y podemos encontrarlo en las cajas de los discos compactos; de alto impacto; extrusionado o extruido, que se suele emplear como aislante en costrucción; y expandido. A su versión expandida se la conoce también como poliespán, porexpán o corcho blanco. Lo podemos encontrar albergando hamburguesas compradas o bandejas de productos alimentarios frescos, también como aislante, y su reciclaje es posible, pero difícil.  

7. Otros. El número siete alberga el gran cajón de sastre de los plásticos. Con frecuencia son productos que combinan diferentes tipos, juguetes por ejemplo. Su reciclaje es muy complejo y costoso. De hecho, no siempre es posible. 

El caso de los juguetes infantiles. En estas fechas navideñas hay organizaciones como Ecoembes recordando que los juguetes de los niños no deben acabar en el contenedor amarillo; mucho mejor donarlos si aún sirven para jugar. Si hay que descartarlos, lo correcto es llevarlos a un punto limpio en el que podrán separar los distintos residuos que los forman. 

Los símbolos de los plásticos
Los símbolos de los plásticos
CEDIDA
Redactora jefe de '20minutos'

Soy periodista en '20minutos' y escritora. Coordinadora de 'Capaces' y 'Animaleros'. He ganado el premio Tiflos 2019 de la Once por el reportaje 'La otra vuelta al cole, la de los niños con discapacidad y enfermedades crónicas'; fui ganadora española y finalista europea en 2012 del Health Prize for Journalists de la Comisión Europea; Premio Blasillo al Ingenio en Internet en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca en 2008 y Premio Huella de Oro en dos ocasiones al Periodista más comprometido con la protección animal de la Asociación Nacional de Amigos de​ los Animales. Como escritora tengo tres libros publicados: la novela de ciencia ficción Galatea (Lapsus Calami, 2014); el ensayo Tener un hijo con autismo (Plataforma, 2017) y Mastín y la chica del galgo (2019) a beneficio íntegro de la Fundación Amigos del Perro.

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