La denuncia la ha hecho el responsable tribal Mohamed Ibrahim Adam, en la que ha precisado que el incidente tuvo lugar en el campo de desplazados de Kalma, ubicado en las proximidades de Niyala, capital del sur de Darfur.

Ha afirmado que las víctimas se produjeron cuando las fuerzas de seguridad sudanesas dispararon indiscriminadamente contra los refugiados, después de que estos últimos rechazasen la entrada de los policías en el campamento, que acoge a alrededor de 90.000 desplazados.

Adam, que ha precisado que las fuerzas de orden llegaron al lugar en más de cien vehículos con el pretexto de incautarse de armas.

Órdenes de desalojar el campo

Por su parte, el portavoz de la milicia rebelde Movimiento Para la Justicia y la Igualdad (MJI), Ahmed Husein, ha confirmado la masacre al indicar en un comunicado que las fuerzas gubernamentales abrieron fuego contra los desplazados tras desobedecer las órdenes de desalojar el campo.

Según él, más de 70 civiles desarmados, entre ellos mujeres, niños y ancianos han muerto acribillados, mientras que otros centenares han resultado heridos.

En ese sentido, Husein ha pedido a la ONU, la Unión Africana, las organizaciones humanitarias "y todos los países amantes de la paz a responder sin demora al llamamiento de auxilio de los refugiados de Kalma".

Por su parte, la coordinadora de Asuntos Humanitarios de la Misión de la ONU en Sudán, Amira Jaq, ha dicho en una nota que ha recibido informaciones de que un numero indeterminado de refugiados ha muerto o ha resultado herido en un tiroteo que se desencadenó en Kalma después de que los coches policiales fuesen cercados.

Ha advertido de que incidentes de esa naturaleza suponen una gran peligro para los civiles, por lo que ha instado a las partes implicadas a contenerse y permitir el traslado de los heridos a hospitales.

El conflicto de Darfur estalló en enero de 2003 cuando dos grupos rebeldes, uno de ellos el MLS, se levantaron en armas contra el régimen de Jartum en protesta por la deteriorada situación de esta provincia.

Desde entonces, más de 200.000 personas han muerto y otros dos millones y medio se han visto obligadas a abandonar sus hogares, según cálculos de la ONU.