Alberto Schuhmacher: "La necesidad de curar es más urgente que la de entender"

Alberto J. Schuhmacher, en su laboratorio.
Alberto J. Schuhmacher, en su laboratorio.
CEDIDA
Alberto J. Schuhmacher, en su laboratorio.

Cada tarde, Alberto J. Schuhmacher cierra el laboratorio y se dedica a revelar el legado de Ramón y Cajal a los visitantes de la exposición dedicada alNobel aragonés en el Paraninfo de Zaragoza . "Yo soy todo un cajaliano", admite a 20minutos este joven zaragozano, jefe de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón y uno de los mayores talentos actuales de la ciencia española.

Qué poco sabemos de nuestros científicos...

Pues últimamente llego al convencimiento de que nos estamos autoengañando en España.

Explique eso.

Todo lo que es arte se potencia y se difunde más. Mire la Residencia de Estudiantes, parece que solo estuvieron Lorca, Dalí y Buñuel, pero Severo Ochoa también. Y Río Ortega tuvo allí su primer laboratorio. Siempre tuvimos científicos importantes; Einstein vino a entrevistarse con Blas Cabrera y con Julio Palacios.

Pero ni un Nobel científico desde hace ya la intemerata.

Para eso es importante tener un país con tradición científica. Como decía Cajal, las grandes mentes no surgen aisladas, sino que surgen en cordillera, como las grandes montañas. Y luego, claro, hace falta un descubrimiento muy original, no basta con hacer muchas contribuciones científicas.

No será porque a los españoles nos falte creatividad…

Sí. Y eso se valora mucho de nuestros científicos en el extranjero.

En el extranjero están. ¿Por qué gastamos tan poco en ciencia?

Ganemos primero la guerra del lenguaje: la ciencia no es gasto, es inversión. Genera riqueza y genera conocimiento, pero fuera del cortoplacismo electoral. El proyecto Genoma Humano, leer los 3.000 millones de letras del ADN costó 3.800 millones de dólares... y en apenas una década el retorno había sido doscientas veces lo invertido, se crearon 300.000 empleos, nacieron empresas que pagaban impuestos...

Invertir esa suma en España suena a ciencia ficción, ¿no?

España invierte 155 millones al año en ciencia contra el cáncer… eso son apenas seis kilómetros de vías de AVE.

¡Pero ahora están ustedes de moda! Se dice que los científicos son los "nuevos chefs". ¿Qué debe hacer el Gobierno?

Un pacto de Estado que blinde la ciencia de los ciclos políticos. Después, aumentar la inversión actual del 1,2% hasta llegar a la media europea del 2%, promover el contacto con las grandes empresas y un programa de retorno de talento con recursos y laboratorios en condiciones.

Eso es básicamente lo que dice el acuerdo que firmaron PSOE y Podemos.

Sí, es el punto dos: "La ciencia como motor y dignificar sus condiciones laborales". 

Veo que lo conoce. ¿Le suena todo esto a la eterna promesa?

Mire, yo no he tenido un contrato indefinido en mi vida.

¿Nunca?

No. Y he trabajado once años en la misma empresa.

¡Pero si a usted le nombraron Hijo Predilecto de Zaragoza!

Pues eso explica la precariedad de la carrera científica y que España pierda la mitad de su talento porque la estabilidad laboral es una mierda. Yo me fui a Nueva York en 2012, en los años más duros de la crisis: no había plazas, se retrasaban las convocatorias de proyectos, se disgregaron grupos de investigación muy buenos. La gente emigrada estaba allí desesperada y pensaba, vamos a ver, he hecho una buena tesis, el postdoctorado me va bien… da igual lo que haga, porque no puedo volver.

¿Se ha arrepentido usted alguna vez de volver?

No. El CNIO, el centro en el que yo me formé con Mariano Barbacid y luego regresé, es igual o mejor que cualquier centro de Estados Unidos. La diferencia es que allí la base de investigación es más alta, el apoyo a la investigación es más grande y los salarios son más altos porque se cree en la ciencia. Aquí, para poder contratar a tres personas y tener financiación para los experimentos, he tenido que reunir dinero de muchísimas fuentes cuando, un tal Markus, en Alemania, lo consigue de forma inmediata. Conozco muchos proyectos que España no se han financiado... y les han dado luego dos millones en Europa.

Su área es la oncología. ¿Es rentable invertir en cáncer? 

Más que nunca. Ahora tenemos un mapa del genoma humano. El cáncer es una enfermedad de nuestros genes, así que poder leerlos todos nos empieza a dar pistas. Y podemos hacer tests por apenas 1.000 euros para ver en pocas horas fragmentos de tumor, mirar el naufragio genómico y buscar soluciones. Los nuevos fármacos mejoran además el diagnóstico y eso reduce costes en los hospitales. 

El investigador Alberto J. Schuhmacher en una foto de archivo.
El investigador Alberto J. Schuhmacher en una foto de archivo.
Guillermo Mestre (Heraldo)

¿Por qué dice que la próxima década es decisiva para encontrar una cura contra el cáncer? 

Kennedy prometió en los años 60 enviar un hombre a la Luna y lo hizo. Nixon dijo que se curaría el cáncer en esa década y no lo logró. ¿Por qué? Porque existía la matemática e ingeniería necesaria para llegar a la Luna... pero no para el cáncer.

Y ahora sí existe.

La tenemos y sabemos lo que hay que hacer. El problema ahora es la inversión. Obama lo vio muy claro en 2015 y duplicó los fondos de investigación en cáncer.

¿Por qué morimos ahora más por cáncer?

Son varios factores. El cáncer supone una acumulación de errores y por eso se dispara a partir de los sesenta años. Pero también diagnosticamos más; antes la gente se moría, decíamos “de viejo” y lo cierto es que fallecían por patologías relacionadas con el cáncer de colon o próstata. Y luego está la interacción con el entorno. ¿Conducir te garantiza un accidente? No, por el mero hecho de conducir. Pero si vas rápido, en dirección contraria, borracho y sin frenos, tienes riesgo de sufrirlo. ¿Fumar garantiza un cáncer? No, pero te da papeletas.

La vida además es más insana…

Pues depende. Hay investigaciones que apuntan a que el 70% del cáncer se explica por el mero hecho de vivir y el 30% por los malos hábitos. Ahora hay poco cáncer de estómago, comparado con los años 50, cuando la gente comía muchos alimentos ahumados y en salazón, que ahora sabemos que pueden ser malos y carcinogénicos. También los deshollinadores tenían mucho cáncer escrotal porque les caía el carbón quemado en el calzoncillo, y ahora, con el cambio de prendas, ese cáncer casi ha desaparecido. 

Se escucha a veces que la depresión y estrés provocan cáncer. ¿Eso es verdad?

No. La ciencia no indica nada en ese sentido. Pero entiendo que si una persona deprimida empieza a fumar y a beber como un cosaco, serán esos hábitos de vida no saludables los que provocan cáncer. Hay quien dice que el estrés provoca radicales libres y tal, pero en realidad es que cuando estás más estresado, comes peor, duermes peor y te mueres peor.

Alberto J. Schumacher, en su laboratorio
Alberto J. Schumacher, en su laboratorio
CEDIDA

¿También es un falso mito que la actitud positiva puede curar?

La actitud ante una enfermedad es importante, pero eso no significa que porque hagas risoterapia se te vaya a ir un carcinoma de pulmón. Hay quien dice que la actitud puede jugar un papel en las defensas, pero ese papel es mínimo.

El futuro pasa por curar el cáncer... ¿o por evitar que surja editando los genes directamente desde el embrión?

Mire, la necesidad de curar es más urgente que la necesidad de entender. Dentro de un siglo habrá médicos de atención primaria que se preguntarán por qué curábamos tumores si ellos en el futuro los diagnostican temprano y los eliminan. ¡Les pareceremos unos bárbaros como nos lo parecen ahora los romanos! Hacemos lo que podemos con la tecnología que tenemos.

Su libro ‘Tu tan cáncer y yo tan virgo’ fue premiado hace justo un año. ¿Se siente usted un divulgador?

Einstein decía que no comprendes algo de verdad hasta que no sepas explicárselo a tu abuela. A mí la divulgación me sirve para entender mejor mi trabajo. Además, la sociedad paga mi trabajo con sus impuestos y creo que es justo explicarle lo que hago y hacerlo en su idioma. Si somos capaces de transmitir a la sociedad la importancia de la investigación, esta sociedad exigirá a los políticos que nos presten más atención.

Se le nota apasionado al hablar de ciencia. ¿La pasión es fundamental para destacar en cualquier campo de la vida?

Toda obra grande en arte y ciencia es fruto de la pasión puesta al servicio de una idea.

¿Cuando se investiga se utiliza mucho la imaginación?

Es un proceso muy creativo. Margarita Salas usaba mucho una frase de Max Delbrück, el padre de la genética molecular: “Si no tengo imaginación y talento para ser artista, qué otra cosa puedo ser si no un científico”. La investigación es un proceso creativo extraordinario. Es bonito pensar en lo que puede estar haciendo una célula.

¿Pero no son ustedes algo melancólicos, hablando siempre de certezas y no elucubrando con el misterio?

Severo Ochoa decía que la mayor sensación que puede experimentar el ser humano es la emoción de descubrir. Mire, yo vi que H-RAS no se expresaba en el cerebro y fui la primera persona en la humanidad que supo eso. Esa sensación es indescriptible. Las raíces de la ciencia son muy amargas pero muy dulces sus frutos… eso también lo decía Severo. Es la droga que nos mantiene en esta profesión.

BIO

Nacido hace 39 años en Zaragoza, Alberto Jiménez Schuhmacher es investigador de ARAID (la agencia aragonesa de investigación y desarrollo) y es jefe del grupo de Oncología Molecular del IIS Aragón. Formado en el CNIO, hizo su postdoctorado en Nueva York, es hijo predilecto de su ciudad y es autor junto a Begoña Oro del libro «Tú tan cáncer y yo tan virgo» (Premio Jaén, 2018)

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