La actriz y cantante Jessica Simpson ha confesado que estuvo 'enganchada' a las pastillas para adelgazar desde que tenía 17 años y durante un periodo de dos décadas, debido a su obsesión con lucir delgada, además de haber estado "loca" por el alcohol y haber sufrido abusos sexuales de niña.
"Me estaba matando con todo el alcohol y las pastillas que tomaba", dice Simpson en su libro, Open Book, del cual la revista People publica un adelanto. "Me volvía loca por una botella, porque me permitía estar atontada y complaciente".
La cantante estadounidense también confiesa haber sido abusada sexualmente desde los 6 años de edad.
En cuanto a su obsesión por su físico, Simspon cuenta que la primera vez que tomó pastillas para adelgazar fue en su cumpleaños número 17, cuando el famoso empresario Tommy Mottola, de Columbia Records, le dijo: "Tienes que perder 15 libras (unos siete kilos)".
"Eso es lo que te va a costar ser Jessica Simpson", le dijo, según el testimonio de la cantante.
Simpson, de 1,61 metros de altura, pesaba en ese momento 53 kilos, y se metió de llenó e "inmediatamente en una dieta extremadamente estricta" mientras empezaba a tomar pastillas, lo que se convirtió en su vida normal en los 20 años que siguieron.
Mientras tanto, los continuos vaivenes en el peso de Simpson se volvían la comidilla de los diarios sensacionalistas día y sí y día no.
"Todos vemos nuestras imperfecciones, y las mías me destrozaban. ¡Y ni siquiera eran imperfecciones! Las convirtieron en eso y yo ni siquiera sabía que estaban allí antes. Es insano lo que puede provocar un titular", cuenta.
Hoy, después de más de dos años 'limpia', Simpson dice haber encontrado la aceptación y el amor por su cuerpo.
"Cuando entreno, lo hago en gran parte para liberar ansiedad, esa es una de mis herramientas para mantenerme 'limpia'", explica, agregando que salir a caminar y hablar con su marido es otra de ellas.
Con una actitud de aceptación hacia el propio cuerpo siendo más normal hoy en día, Simpson está feliz de que sus hijas, Maxwell, de 7 años, y Birdie, de 10 meses, crezcan en un mundo diferente al que le tocó a ella.
"Agradezco a Dios que los tiempos estén cambiando y que la gente pueda ser quien quiera ser y no se busque dar una imagen corporal", escribe.
"Espero ser parte de ese cambio y que mis hijas crezcan en un mundo que las acepte usen la talla que usen", señala.
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