Jaime Rosales: "Yo soy tranquilo y moderado, pero mi cine no"
- Tras dirigir La Soledad, el cineasta vuelve con una cinta sobre el terrorismo de ETA.
- Frente a las críticas, dice que su cine nace desde la subjetividad, pero está dirigido al espectador.
Muy original.
Lo ocurrido me desconcertó: no era un atentado, sino un cúmulo de errores. Enseguida vi una forma y una estructura dramática para una película, y mi conciencia de ciudadano me pedía rodarla.
Porque fue una desgracia evitable. Perjudicó a todos: a los guardias civiles, a sus familias y a los terroristas, que fueron capturados o están a punto de serlo. Pero, sobre todo, era necesario introducir una nueva conciencia en la sociedad. Buscar soluciones no exploradas. No podemos permirnos dejarle este problema a las nuevas generaciones.
Conjugar la parte dramática y estética me suele exigir mucho tiempo, pero esta vez lo resolví en un día. Usar el teleobjetivo, sin oir los diálogos, era mostrar cotidianidad e incomunicación. Fue un momento de lucidez, mezclando convicción e insensatez.
Mi cine nace desde la subjetividad, pero está dirigido al espectador. Ninguna de mis obras es un acto de creación autocomplaciente, sino de la necesidad de comunicar algo. Retrato a terceras personas;no soy una fuente dramática interesante.
Siempre supe que haría una primera ficticia, con la presunta vida cotidiana de un etarra, y otra recreando lo ocurrido.
No puedo generalizar:los hay moderados y también psicópatas. Pero parto de la base de que un etarra puede llevar, al menos en apariencia, una vida normal.
Sé que es un tema que produce mucho sufrimiento. Por eso he intentado afrontarlo con mucho rigor y seriedad, pero también con libertad. Tengo un profundo respeto hacia las víctimas de ambas partes pero quiero, desde la libertad y la ética, aportar una visión sin estereotipos que permita desmitificar el terrorismo. El terrorista no es un héroe, pero tampoco un simple psicópata. Puede ser alguien recuperable. Si todos nos moderamos quizá sea él quien deje las armas, aunque hacen falta políticos con soluciones.
No sé de política sino de ideas, y hay que apostar por las nuevas. Escuchar al otro desde la moderación, explorando los puntos comunes y no sólo las diferencias. Los mecanismos, instrumentos, herramientas y tiempos políticos no están en mi radio de acción. Son los políticos moderados los que tienen que encontrar el camino.
El concepto, la intención, existen, pero hay gente interesada en extremar las diferencias. Es un problema de comunicación y percepción. Las ideas moderadas sólo esperan que las activemos.
Los artistas inyectamos ideas que maduran y son recogidas por los políticos. Las manipulan, las rechazan o las tienen en cuenta. Pero no, no soy tan ingenuo como para creer que una película puede cambiarlo todo.
La sociedad se construye a base de seísmos. De lo contrario se da un adormecimiento extremo:a veces es necesario agitar conciencias. Yo soy tranquilo y moderado, pero mi cine no lo es. Habla de violencia, yo violento el cine convencional. Las antiguas ideas no dan respuesta a las preguntas de una sociedad moderna.
Le tengo mucho cariño, porque es buena persona y sus intenciones con
Los premios no han cambiado a un realizador muy valorado en Cannes, y aún algo incomprendido en España: su