María Jiménez: setenta años venciendo a la muerte

  • Ha escapado de las garras de una enfermedad que la obligó a permanecer hospitalizada más de tres meses.
  • La cantante está a punto de terminar su próximo trabajo discográfico y, dicen, vuelve más racial que nunca.
María Jiménez, en el Salón Internacional de la Moda Flamenca.
María Jiménez, en el Salón Internacional de la Moda Flamenca.
GTRES
María Jiménez, en el Salón Internacional de la Moda Flamenca.

Ha vuelto de la muerte más viva que nunca. María Jiménez acaba de sacar al mercado un nuevo single junto a Miguel Poveda. Un canto a la felicidad que es mucho más que eso después de haberse escapado de las garras de una enfermedad que la obligó a permanecer hospitalizada más de tres meses. 

Con las alas desplegadas, como ese junco que se dobla pero siempre sigue en pie, María ha demostrado, una vez más, que tiene energía para seguir luchando. Porque la enfermedad ha sido la última de sus preocupaciones. Marcada por el infortunio, en 1985 tuvo que hacer frente a la trágica muerte de su hija Rocío, de dieciséis años, en un accidente de tráfico. Desde entonces, María sobrevive. Supervivencia ante un dolor del que nunca habla pero que siempre siente.

Ni siquiera su tormentosa relación con Pepe Sancho pudo opacar una pérdida que ha marcado su vida. Y eso que durante su matrimonio con el valenciano soportó episodios de violencia sin límite que acabaron con la pareja destruida y con una demanda por violencia de género que fue cuestionada, pero que sirvió para que Alejandro, el hijo de ambos, se posicionara junto a ella. 

El juicio fue tan duro que María se descomponía en los brazos de los dos periodistas que nos encontrábamos en el interior de la sala. Se sintió liberada al escribir aquel libro autobiográfico en el que narraba, con una crudeza heladora, las terribles situaciones que sufrió junto al actor de la voz profunda, con quien tuvo varias rupturas y reconciliaciones.

Nunca lo perdonó, aunque consiguió olvidar. Tres días después de que le diagnosticaran un cáncer de mama, Pepe fallecía de forma repentina. Con su adiós se llevó con él los secretos de una relación que ninguno pudo olvidar y que les dejó desgraciadamente marcados. Desde su separación, María no ha vuelto a tener suerte en el amor. A pesar de que por su vida pasaron imposibles de fama nacional –e incluso internacional-, la cantante lleva tiempo sin creer en la versión romántica de la vida.

Sin pelos en la lengua y con una sinceridad rebosante, ha demostrado ser una todoterreno. Sus entrevistas en televisión se han convertido en una catarata de chascarrillos, confesiones y acusaciones que dibujan a una mujer sin miedo, autoritaria y con la necesidad de mostrarse sin adornos. No le importa enfrentarse a quienes antes eran sus amigos ni tampoco considera que deba pedir perdón ni permiso. 

Ya no tiene tiempo para expresarse con cautela sobre aquello que ha vivido y, mucho menos, para aguardar discretamente a que los años pasen y pesen. Quiere disfrutar al máximo. Por eso hace unos días celebró, con amigos artistas, una fiesta para celebrar sus setenta años en la que María recordó algunos de sus temas más conocidos y demostró que sus capacidades vocales no se han visto afectadas por los últimos acontecimientos.

En el terreno profesional, María Jiménez es una de nuestras artistas más queridas. Es ya un mito para el que buscan todos los premios posibles. Sus seguidores persiguen ahora que se le conceda la medalla de Andalucía. Un reconocimiento por toda una vida llevando sus raíces por todo el mundo y que la han hecho, a pesar de la burocracia, una de sus vecinas más ilustres. 

Ahora, descansando en su finca de Chiclana de la Frontera, sus días transcurren entre risas, familia y proyectos de futuro. Está a punto de terminar su próximo trabajo discográfico y, dicen, María vuelve más racial que nunca. Tiene ganas de probarse en nuevos retos y, sobre todo, de seguir conquistando a un público que no puede olvidarla.

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