Barcelona

'Crimen de la Urbana' | Un compañero de Albert López asegura que este preguntó cómo deshacerse de un cadáver

Albert López durante el juicio del Crimen de la Urbana.
EUROPA PRESS

Un agente de la Guardia Urbana de Barcelona compañero de Albert López, acusado de asesinar junto a su amante Rosa Peral al novio de esta, Pedro Rodríguez, ha revelado que el enjuiciado le preguntó antes del crimen cómo se desharía de un cadáver y que la respuesta que le dio fue exactamente lo que acabó sucediendo.

Tal como ha señalado entre lágrimas el agente, D.C., ante el jurado popular de la Audiencia de Barcelona en la sexta sesión del juicio, dos semanas antes de la muerte de Pedro, trabajando con Albert López este le preguntó sorpresivamente de qué forma se desharía de un cadáver, a lo que contestó que "cogería el cuerpo, lo pondría dentro de un coche y le prendería fuego".

"La información que le había dado a López era tal cual", ha asegurado el testigo al relatar, a petición del fiscal, la conversación que mantuvo con su compañero de patrulla, a quien ha mirado fijamente poco antes de romper a llorar y recalcar: "No me considero una persona chivata".

De acuerdo con su versión, D.C. detalló a Albert que, para hacer desaparecer un cadáver, lo metería dentro de un coche en una zona "de difícil acceso para los bomberos" y le prendería fuego "para que quemara lo máximo posible" y pudiera deshacerse de las pruebas.

Los restos del cuerpo sin vida de Pedro aparecieron precisamente dentro de un coche calcinado en las inmediaciones del pantano de Foix, por lo que, aunque al principio "no le dio más importancia", tras el descubrimiento D.C. comenzó a sospechar de los acusados, para quienes el fiscal pide hasta 25 años de cárcel.

"Sabía que podían haber sido los causantes de la muerte de Pedro y fui a trabajar muy asustado", ha continuado el testigo, quien decidió declarar ante los Mossos d'Esquadra el día 7 de mayo, tres días después de que se hallara el cadáver, cuando volvió a coincidir en el trabajo con Albert y vio que éste podía estar "ocultando pruebas" porque se había afeitado la barba.

"Yo estaba muy asustado y quise incriminar a Rubén -el exmarido de Rosa- para que no se diese cuenta de que me acordaba de ese día y sospechaba de él", ha afirmado antes de agregar que incluso fue a trabajar con chaleco antibalas por si Albert tomaba represalias.

Posteriormente, D.C. comenzó a atar cabos y recordó también que el día 4 de mayo Rosa había aparecido en una comida con otros compañeros con un pañuelo en el cuello, un detalle que le pareció "sospechoso" porque generalmente la acusada vestía "muy ajustada".

Fue después de ese mismo almuerzo cuando otro de los testigos, el también guardia urbano R.P.G. ha contado que prestó su furgoneta a Rosa porque esta se la pidió "para mover unas cosas", momento que la acusada aprovechó para confesarle que la relación con Pedro "no era la misma" y que este se había peleado con Rubén.

"Me dijo que Pedro estaba celoso y que incluso le había hecho borrar números de la unidad", ha señalado el agente, quien ha negado en cambio que Rosa dijera temer a Albert.

Ha explicado también que el acusado lo llamó para devolverle la furgoneta y que, cuando comentaron que habían encontrado el coche de Pedro, este le reveló que el difunto "tenía problemas de deudas y que podía ser un ajuste de cuentas": "Vete a saber en qué está metido", resaltó.

De hecho, en un momento dado, Albert le transmitió su preocupación por que pudieran incriminarlo, ya que esa semana había ido a la localidad en la que vivía Rosa.

Cuando R.P.G. finalmente fue a recoger la furgoneta al domicilio de Rosa, el día 11 por la mañana, le sorprendió el estado de la presunta asesina: "No era lo que esperaba encontrarme. Pensaba que estaría francamente mal y la sensación que me dio era que no era consciente de la magnitud de todo lo que había pasado".

El hermano de la víctima dice que la acusada le impidió ver su casa

El hermano de la víctima del crimen de la Guardia Urbana, Pedro R., ha declarado en el juicio en la Audiencia de Barcelona que el sábado 6 de mayo de 2017 --una semana después del asesinato-- ella impidió que viera la planta inferior de su casa, donde se sospecha que se cometió el crimen.

En la sesión del juicio de este miércoles, ha explicado que el sábado 6 de mayo fue a casa de Peral porque quería hablar con ella tras saber que se había encontrado el coche de Pedro R. calcinado y con un cadáver dentro, e intentó recuperar algunos objetos de su hermano.

"Sé que mi hermano tenía en la planta de abajo cascos, ropa de moto... Me dijo que nada, que no tenía que estar allí", y ha relatado el hermano de Pedro R., agente de Mossos d'Esquadra, que también quiso bajar a buscar las llaves de la moto de la víctima y que insistió hasta cuatro veces, pero ella no le dejó bajar.

Ha contado que el viernes 5 de mayo supo que se había encontrado el coche de Pedro R., a quien no veía desde el 30 de abril, y lo primero que hizo al recibir la noticia fue llamar a Peral: "Me manifiesta que se habían peleado y que no había vuelto. Me sorprendió la entereza".

El hermano de Pedro R. sí había visitado la planta inferior de la casa el 30 de abril, antes del crimen, y el fiscal Félix Martín, le ha mostrado una foto de la sala, con las paredes de color naranja y un sofá oscuro, que el testigo ha reconocido, y después ha mostrado una foto del mismo lugar tras el crimen, con las paredes de color crema y muebles distintos. 

Tras el crimen la noche del 1 al 2 de mayo, Peral explicó a todo su entorno que Pedro R. se había ido de casa tras una discusión de pareja, a lo que el testigo ha defendido: "Mi hermano jamás haría eso. Se podía enfadar, pero no le duraba 10 minutos".

El testigo ha explicado que durante los cinco días posteriores al crimen Peral no le preguntó si sabía algo de su hermano, y después le mostró mensajes de Whatsapp que supuestamente recibió de Pedro R. tras la fecha de la muerte, a lo que él le negó que los hubiera escrito él.

"Reaccionó sorprendida, dijo que cómo lo podía saber. Había un mensaje en el que decía que apagaba el móvil. Mi hermano el móvil no lo apagaba jamás", ha detallado.

Se sospecha que los días posteriores al crimen Peral usó el teléfono de Pedro R. para fingir que seguía vivo, y sobre su aspecto al visitarla después de saber que se había encontrado el coche calcinado ha dicho: "La actitud de ella me hizo dudar. No la vi llorando, la vi muy entera".

La declaración de un repartidor de pizzas que sirvió al domicilio de Peral la semana después del asesinato ha situado al acusado Albert López en casa de ella los días 3 y 6 de mayo, ya que pagó con tarjeta, y el fiscal ha orientado sus preguntas al testigo a constatar que el uso del datáfono implica que el sospechoso estaba en el lugar y que Peral, al contrario de lo que asegura su defensa, no le tenía miedo. 

Cuatro días con una furgoneta

También ha declarado este miércoles un agente de la Guardia Urbana que compartía unidad con los dos acusados, que ha explicado que el jueves 4 de mayo, cuando aún no se había encontrado el coche de la víctima, Peral le pidió que le prestara su furgoneta "para mover unas cosas".

Al día siguiente, ella le explicó que habían encontrado el coche de la víctima, quien era pareja de Peral, y al hablar con López sobre el tema el sábado --cuando patrullaron juntos-- el sospechoso le dijo sobre el crimen que "parecía un ajuste de cuentas".

El testigo ha explicado que no recuperó la furgoneta hasta el lunes 8 de mayo, cuando fue a buscarla a casa de Peral, de quien tuvo la sensación de que "no era consciente de todo lo que había pasado", y ella le dijo que aún no había usado el vehículo para traer lo que tenía guardado en un trastero y quería mover.

También han declarado dos agentes privados a quién Peral contrató para saber dónde vivía su exmarido, Rubén C., y han explicado que abandonaron el servicio cuando el investigado les descubrió y persiguió con el coche a uno de los detectives.

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