Después de una etapa dura, las buenas noticias parece que no paran de llamar a su puerta. Marisa Jara ya ha recibido el alta del cáncer de estómago, dejando atrás un par de años llenos de incógnitas y miedos. También en lo profesional parece estar tomando el mejor de los rumbos: dentro de poco presentará una nueva colección de complementos, enmarcada en su firma Jade Jara. Una nueva línea inspirada en la Grecia clásica que espera que le ayude a salvar los escollos laborales a los que se ha enfrentado desde su operación.
Según ha contado en exclusiva la modelo a la revista Semana, las secuelas físicas que le ha dejado la intervención del cáncer –una cicatriz en el vientre–, le han valido más de una puerta cerrada en el mundo de la moda.
Una dura realidad
Aunque las cicatrices del vientre son el menor de los problemas después de haber superado esta enfermedad, muchas firmas no deben opinar lo mismo. Así se lo ha contado a la mentada revista, en la que ha explicado que, recientemente, la volvieron a rechazar por este motivo cuando, después de haberla contactado, descubrieron sus marcas. "Me cancelaron el contrato", ha explicado la modelo, quien ha querido destacar que es la segunda vez que esto le ocurre.
"Es algo que te molesta y es muy desagradable, pero también muy frustrante", ha asegurado la sevillana. Para ella, estas actitudes de las marcas son erróneas, ya que se centran en unos "cánones concretos" y prescinden de modelos curvies que representan, también, a un alto porcentaje de mujeres.
En la actualidad, "ni una edad ni una estatura son ningún tipo de impedimento", ha destacado Marisa Jara, quien ha querido recordar que hay tops que, precisamente, han llegado a las mejores pasarelas por ser diferentes. "Lo mismo puedes ver una modelo bellísima con vitíligo y no pasa nada, o modelos con rasgos muy resaltados u otras muy mayores sobre una pasarela o haciendo campañas. Y luego, el mundo de las curvies, que está empezando ahora a funcionar de verdad", ha concluido.
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