Desde que el coronavirus irrumpió en España, la población cumple religiosamente con una nueva tradición. A las 20.00 horas de la tarde, los españoles se asoman a sus ventanas para rendir homenaje a los héroes del momento. A ellos, a los que están en primera línea de batalla, dedican sus aplausos multitudinarios en los que se funden cada día.
A esa misma hora, cuando todas las miradas apuntan a los balcones, los farmacéuticos aprovechan para echar el cierre de sus boticas “por miedo a los atracos”, sostiene varios de ellos. Y es que, según ha tenido constancia el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) – Policía Municipal, Nacional y Centro de Estadísticas dicen no manejar estos datos- son, al menos, 13 farmacias madrileñas las que han sufrido asaltos en las últimas semanas bajo el estado de alarma. “Es algo que nos preocupa y, desde que conocimos el primer caso hace ya más de dos semanas atrás, hemos pedido ayuda a las administraciones para que nos tengan en cuenta en los planes de seguridad durante el confinamiento”, sostiene el presidente de COFM, Luis González Diez.
Pero esta no es ni tan siquiera la primera de sus advertencias. En España, por el momento, han fallecido ocho boticarios a causa del Covid19, seis de ellos en Madrid. “Desde la farmacia comunitaria nos hemos sentido muy abandonados y olvidados por las autoridades sanitarias en esta crisis del coronavirus por falta de apoyo, material y medios de protección”, apunta Laura (nombre ficticio), una joven que trabaja desde hace unos meses en una botica del distrito madrileño de Salamanca. “Somos profesionales sanitarios pero, al no trabajar en entorno hospitalario o al ser un establecimiento privado, se olvidan de nosotros cuando, en realidad, estamos al servicio de la sanidad pública”.
"Somos profesionales sanitarios pero, al no trabajar en entorno hospitalario o al ser un establecimiento privado, se olvidan de nosotros"
Lo cuenta desde su domicilio, donde cumple su tercer día de cuarentena tras haber caído contagiados dos de sus compañeros. “Igual que a los hospitales públicos les suministran medios de protección, a nosotros podrían habernos tenido en cuenta. Nuestros profesionales están muriendo y seguimos sin recibir ayudas”, insiste.
A falta de ayudas, “hemos comprado gafas de soldador para evitar salpicaduras de flujos, un metacrilato para dispensar el contacto en caso de que alguno tosiéramos y tratamos de reutilizar mascarillas y guantes, que hace mucho que no recibimos”. Unas medidas tomadas motu proprio por la mayoría de establecimientos y que, sin embargo, no han sido suficientes en la lucha contra el virus. El elevado número de contagiados dentro de las farmacias ha forzado el cierre de un total de 57 boticas en España, de las cuales 25 de ellas daban servicio en Madrid.
El establecimiento donde trabaja Laura aún resiste pese a la baja de tres de sus sanitarios. “No damos abasto desde hace semanas”, dice esta profesional al tiempo que recuerda que la farmacia es el primer sitio al que acude el enfermo antes y después de recibir el alta hospitalaria. A la crisis sanitaria se suma la alarma social: “Tenemos listas de espera de tres hojas por las dos caras para geles, guantes y mascarillas. Los laboratorios nos envían poco material y a precios mucho más altos”, explica.
Guadalupe, titular de una farmacia de Ciudad Lineal, sostiene su versión. “No hemos recibido ni una ayuda. La gente está continuamente preguntándonos cuándo van a llegar los geles y el alcohol pero el gobierno ha dicho a los fabricantes que no sirvan nada al sector farmacia”, dice esta sanitaria para la cual tiene lógica por el déficit de material en los hospitales.
"Estamos luchando para seguir abiertos y actuando de dique para el sistema, pero a un alto precio"
La falta de material, el cierre forzado de farmacias, los atracos y, en especial, las muertes de boticarios, ha elevado la voz del presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, González Diez, que pide las autoridades sanitarias “que nos tengan en cuenta en la gestión de esta crisis, en los protocolos de actuación frente al virus y también en las estrategias futuras de salud pública que necesariamente deberán cambiar y aprovechar todos los recursos sanitarios al alcance".
"Estamos luchando para seguir abiertos y actuando de dique para el sistema, pero a un alto precio, porque estamos totalmente expuestos sin medios de protección adecuados”- dice el COFM- necesitamos mascarillas, guantes, batas y también pruebas de detección a los farmacéuticos para que sigamos siendo un espacio de salud seguro para los ciudadanos y no nos convirtamos en transmisores”, añade a este diario.
Una petición que ya descartó el gobierno el pasado mes de marzo cuando el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, argumentó que los contagios “son riesgos propios de su profesión”. Sin embargo, ahora Sanidad defiende que "el ministro de Sanidad agradece en todas sus intervenciones la colaboración y trabajo de todos los profesionales sanitarios y trabaja en conseguir su máxima protección, informan a 20minutos.
Pero los farmacéuticos de Madrid siguen sintiendo el abandono del gobierno. "Es un grave error de las autoridades sanitarias porque con las farmacias cerradas se colapsaría el sistema. No solo hay que garantizar el envío de este material de protección por el alto riesgo de contagio que estamos corriendo, sino también se debe habilitar un fondo de ayudas para paliar las importantes consecuencias económicas que está teniendo para el sector. La reconstrucción, los programas de ayuda, deben incluir necesariamente a las farmacias, porque somos parte de la solución para lanzar una potente estrategia de salud pública que nos prepare para próximas pandemias", señala COFM.
Por su parte, la Comunidad de Madrid, ha dotado a las 2.882 farmacias de Madrid de un total de 75.000 mascarillas en el último mes, según datos facilitados por el colegio. “Somos sanitarios en primera línea de lucha”, defiende Laura. Para ella, el doble esfuerzo en esta crisis se ve compensado por las muestras de cariño y de agradecimiento que recibe de la ciudadanía: “Ellos son los que nos mantienen adelante”.
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