Las restricciones tendrán que ser "estables y a largo plazo" ante la falta de inmunidad de grupo entre la población

Medidas preventivas como el distanciamiento físico, la higiene de manos y el uso de mascarillas, que llegaron a nuestras vidas hace apenas dos meses tendrán que seguir formando parte de nuestra rutina de forma temporal mientras no haya vacuna frente al coronavirus.

Un porcentaje muy bajo de la población ha sido contagiada de Covid-19 desde el inicio de la pandemia en España y, por lo tanto, no podemos esperar que una inmunización generalizada pueda evitar futuros brotes.

Esta es la principal conclusión que se puede extraer del estudio de seroprevalencia presentado este miércoles, por lo que, distintos expertos en el campo de la salud consultados por 20minutos.es, concluyen que será inevitable mantener restricciones y reforzar el sistema sanitario para estar preparados ante lo que se avecina.

"El estudio demuestra que el coronavirus es una cuestión a muy largo plazo y, por lo tanto, las autoridades sanitarias han de ser conscientes de que han de adoptar medidas estables y a largo plazo", declara Ildefonso Hernández, portavoz de Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), que considera que será necesario contratar a nuevos profesionales en las áreas de salud pública y atención primaria.

La inmunidad por la vía natural es “inviable”

Tan solo un 5% de la población a nivel nacional ha estado en contacto con el virus, aunque el porcentaje se eleva por encima del 10% en Madrid y las provincias circundantes. Cifras que, en cualquier caso, hacen inviable pensar que se puede alcanzar una inmunidad generalizada por la vía natural, antes de que se desarrolle una vacuna.

“Todo aquello que no esté por encima del 50 o 60 por ciento significa que hay una grandísima cantidad de personas susceptibles”, defiende un portavoz Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), que prefiere no dar su nombre.

Es “inviable” pretender llegar a esos número por la vía natural por “el coste en vidas humanas, la sobrecarga del sistema, el sufrimiento de la gente y aumento de las desigualdades en salud”, expone Mario Fontán, médico residente de Medicina Preventiva y Salud Pública.

Por otra parte, cada vez queda más claro que el calor del verano, en el que se tenían puestas muchas esperanzas, solo influirá de manera moderada y no evitará que la enfermedad se mantenga latente para reaparecer en otoño. “Este virus probablemente sea ligeramente estacional, no esperamos que haya un descenso brutal en verano”, confirma el portavoz de la SEMPSPH.

Desarrollar los sistemas de vigilancia

La baja prevalencia del SARS-CoV-2 entre la población significa también que las medidas preventivas y el confinamiento impuesto durante los últimos dos meses han resultados efectivos.

Así lo defiende Jordi Vila, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Química (SEIMC), que considera que “la gente ha adquirido unos hábitos de protección que debería mantener ahora”.

Pero más allá de estos hábitos, los expertos coinciden en que es fundamental desarrollar un estudio de contactos. Un método empleado con un gran éxito en países donde se ha podido controlar de forma más efectiva la pandemia como China, Corea del Sur o Singapur.

“Se trata de detectar los casos nuevos y tener medios humanos para poder seguir e identificar con qué personas han estado en contacto e intentar aislar a estar personas lo antes posibles para evitar que produzcan más casos”, explica el doctor Fontán.

Esta medida ya se comenzó a llevar a cabo a comienzos de la pandemia, pero se tuvo que abandonar cuando el sistema sanitario se vio completamente desbordado. Para poder desarrollarla de manera efectiva, requeriría la contratación de personal que hiciera esta labor de "rastreador".

Con todo, parece imposible poder estar prevenidos al 100% frente a la aparición de un nuevo brote frente al que, Fontán, cree que debemos estar preparados. “Es muy difícil decir estas medidas serán suficientes o no, pero desde luego, sin ellas, las posibilidades de que haya un rebrote serían mayores”.