Diseñadora, cordobesa y amante de los caballos: así es Victoria Ortiz, la novia de Joaquín de Bélgica

El príncipe Joaquín de Bélgica, en una imagen de archivo.
El príncipe Joaquín de Bélgica, en una imagen de archivo.
STEPHANIE LECOCQ / POOL
El príncipe Joaquín de Bélgica, en una imagen de archivo.

Este pasado fin de semana, Joaquín de Bélgica, sobrino del rey Felipe I de Bélgica, emitió el típico comunicado reconociendo que no guardó la distancia de seguridad y pidiendo perdón por su "enorme irresponsabilidad", como lo calificó el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

Tampoco le quedaban muchas más salidas tras haber sido el responsable de un nuevo brote de coronavirus en Andalucía. "Me arrepiento profundamente de mis actos y acepto las consecuencias", aseguraba el tercer y más joven hijo de la princesa Astrid de Bélgica, hermana del rey Felipe, y de Lorenzo, archiduque de Austria-Este.

Era, en todo caso, redundar en la inconsciencia de un joven de 28 años que no entiende las consecuencias de su actos para el resto de la población, como decían por Internet, quizá porque ha vivido siempre en una burbuja. Otros, en cambio, afirmaban que aún con todo lo entendían porque lo había hecho por amor (aunque eso, para tantísimas parejas separadas por el coronavirus, no fuera una buena excusa).

Sea como fuere, sí, Joaquín de Bélgica, octavo en la línea sucesoria al trono flamenco, vino a España a ver, tras dos meses, a su novia, Victoria Ortiz Martínez-Sagrera, aunque para ello incumplió todas las medidas protocolarias, no permaneció 14 días en cuarentena, viajó en AVE y organizó una fiesta.

Pero, ¿quién es ella? Victoria nació también hace 28 años, pero en Córdoba, y desde pequeña, como sus hermanos Antonio y Ángela, ha formado parte de la aristocracia andaluza, dado que su familia pertenecía a la alta sociedad desde que su abuelo, teniente de aviación, se casase con María Victoria Eguilaz de Prado, en una boda celebrada en Sevilla de la que se hicieron eco los medios de la época. Desgraciadamente, murió tan solo seis meses después.

La finca familiar

Tal y como afirma La Razón, Victoria es hija de Antonio Ortiz y Victoria Martínez-Segarra. Es su madre la propietaria de la finca Navallana, de 900 hectáreas, dedicada al negocio familiar, la cría ecológica de ganado vacuno, y situada en Villafranca de Córdoba, al pie de Sierra Morena.

Precisamente son conocidos entre la jet set sureña por sus muchos contactos, como por ejemplo los marqueses de Villanueva de Valdueza, que suelen ser invitados a sus múltiples monterías. Se puede deducir que a Victoria, por tanto, nunca le ha faltado de nada.

De hecho, ha podido practicar uno de sus deportes favoritos, la hípica, toda su vida, lo que la ha convertido en una experta amazona que ha participado en varios campeonatos.

Victoria realizó sus estudios en el Lakefield College, el mismo al que asistiese el rey Felipe VI durante su adolescencia, pero mientras que este lo hizo en su sede en Toronto, la joven fue a Ontario, ambas en Canadá. Más tarde se matricularía en Derecho en la universidad privada y católica de San Pablo CEU, en Madrid.

Del Derecho a la Moda

A mitad de carrera, en el verano de 2012, realizó un curso de Derecho Internacional en la prestigiosa Universidad de Yale, en Estados Unidos, y en quinto curso, gracias a una beca Erasmus, se trasladó a Lille, en Francia, donde continuó su formación en la Universidad Católica.

Tras terminar la carrera no tardó nada en encontrar un lugar donde realizar sus prácticas: el bufete Baker & McKenzie, en su sede madrileña. A principios de 2014, sin embargo, se trasladaba a Londres para trabajar en Fever Tree, la compañía responsable de la reconocida tónica de lujo.

Solo duró seis meses en su puesto de business development executive, dado que muy pronto sintió que su sitio estaba en el mundo de la moda. Sin embargo, antes pasó dos meses de prácticas en el Parlamento Europeo. Sí, en Bruselas, Bélgica. Es en esta estancia en la que conoce a su chorbo.

En enero de 2015, como aún no tenía necesidad de trabajar dada la buena posición de su familia, cambió drásticamente su futuro profesional y dejó de lado su futuro como abogada para centrarse en el diseño de ropa, dando un curso de cuatro meses en The Condé Nast College of Fashion & Design.

Siguió en Londres tras esos estudios colaborando como estilista en la edición británica de la revista Vogue, lo que le dio una idea de lo que haría en 2016. Ese año, Victoria Ortiz apuesta definitivamente por su carrera en el mundo de la moda y se inscribe en un master en Fashion Design en el Istituto Marangoni.

De sus cuatro sedes (Milán, Florencia, París o Londres), y aunque también habla francés a la perfección además de español y francés, se queda en la capital de Reino Unido, donde tras terminar trabajará en Nicholas Kirkwood Ltd y Fenwick of Bond Street Limited, ambas firmas que le han dado una enorme experiencia.

Llegamos a 2017, año en el que por primera vez se deja ver junto a ella Joaquín de Bélgica. Es en una de las bodas del año en el país del noroeste europeo: la que casa a la princesa belga Eliane de Merode y all barón inglés Charles Astor. Muestran toda la complicidad que han adquirido viviendo a caballo (nunca mejor dicho) entre Bélgica y España, escapándose siempre que pueden a Andalucía o haciendo viajes como un safari por Sudáfrica.

Obviamente, después de tanto tiempo, ya se oyen campanas de boda también para ellos. Sería la segunda española que entra en la familia monárquica belga, tras la boda del rey Balduino con Fabiola de Mora y Aragón en 1960 (y, como anécdota, pasaron su luna de miel en Córdoba). Victoria Ortiz se convertiría, de ser así, en princesa consorte de Bélgica y archiduquesa de Austria-Este.

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