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Así era TON, el proyecto fallido de blockchain y criptomonedas de Telegram

El proyecto de blockchain de Telegram se lanzó en 2017.
Telegram

El sueño se ha terminado. Durante dos años y medio, algunos de los mejores ingenieros de Telegram –en palabras de su fundador y CEO, Pavel Durov,– han trabajado en un proyecto de Blockchain y en la creación de su propia criptomoneda, Gram. Pero parece que el esfuerzo ha sido en balde.

Durov anunció que su compañía abandonaba esta aspiración. Con un explícito “hoy es un día triste para nosotros”, comienza el mensaje en el que explica los motivos de este paso atrás.

A finales de 2017, Telegram anunciaba que estaban “en una posición única para establecer la primera criptomoneda del mercado masivo. En el centro de todo el proyecto estaba 'Telegram Open Network' Blockchain –TON Blockchain–, que, a partir de 2021, pasaría a ser The Open Network –parece que el cambio de denominación llegará antes–.

Describían TON como una arquitectura escalable y flexible de la cadena de bloques que consiste en una cadena maestra y hasta 292 cadenas de bloques que la acompañan. Con una serie de características que permitirían a TON Blockchain “procesar millones de transacciones por segundo”.

En 2018 se lanzó Gram, que –como asegura Durov en el comunicado donde anuncia que Telegram abandona su proyecto de Blockcain– pretendía “compartir los principios de descentralización promovidos por Bitcoin y Ethereum, pero para ser muy superiores a ellas en velocidad y escalabilidad”.

Señala que estaban muy orgullosos de lo creado y que, cuando se integró en Telegram, “TON tenía el potencial de revolucionar la forma en que las personas almacenan y transfieren fondos e información”.

Los tribunales de EE. UU. paralizaron la criptomoneda de Telegram

Entonces llegaron los problemas: Telegram había logrado recaudar 1.700 millones de dólares para lanzar Gram, que provenían de 171 financiadores. En total, habían comprado 2,1 millones de Grams. El objetivo era comenzar a permitir compras a partir del 1 de octubre de 2019. Pero todo se fue postergando hasta acabar renunciando al proyecto.

El motivo era que la Justicia estadounidense había ordenado la paralización de la venta de esta criptodivisa en todo el mundo, después de que la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos pusiera en duda el proceso de recaudación.

El fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov.
TechCrunch – Flickr

Durov, muy duro con EE. UU. al anunciar que Telegram abandona TON y Gram

Pavel Durov, nacido en San Petersburgo, ha sido muy duro con los Estados Unidos en la carta con la que anuncia que Telegram renuncia a TON y a Gram. Imagine, dice el fundador de la app de mensajería, “que varias personas juntan su dinero para construir una mina de oro y luego dividir el oro que sale de ella. Entonces llega un juez y les dice: ‘Muchas personas invirtieron en la mina de oro porque estaban buscando ganancias. Y no querían ese oro para ellos, querían venderlo a otras personas. Por eso, a ustedes no se les permite darles el oro’.

Eso es lo que ha hecho, según Durov, la Justicia de Estados Unidos: “Dictaminar que a las personas no se les debe permitir comprar o vender Grams, como pueden comprar o vender Bitcoins”.

Especialmente molesto se le nota con el hecho de que el tribunal no sólo declarara que Gram no podía distribuirse en Estados Unidos, sino en todo el territorio, con el argumento –en palabras de Durov– de que “un ciudadano estadounidense podría encontrar alguna forma de acceder a la plataforma TON después de su lanzamiento”.

Esto, anota el mandamás de Telegram, “implica que otros países no tienen la soberanía para decidir qué es bueno y qué es malo para sus propios ciudadanos”. Las personas fuera de los Estados Unidos, continúa, “podemos votar por nuestros presidentes y elegir nuestros parlamentos, pero aún dependemos de ellos cuando se trata de finanzas y tecnología”.

Y va a más: “Estados Unidos puede usar su control sobre el dólar y el sistema financiero global para cerrar cualquier banco o cuenta bancaria en el mundo. Puede usar su control sobre Apple y Google para eliminar aplicaciones de App Store y Google Play. Entonces sí, es cierto que otros países no tienen plena soberanía sobre qué permitir en su territorio”.

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