Cine

José Luis Borau "cuela" en la RAE al "sheriff" del Oeste, a Tarzán y a los "frikis"

El cineasta y escritor José Luis Borau (c), acompañado por el escritor Javier Marías (i) y el filólogo Darío Villanueva. (EFE)
EFE

A nadie le gusta ser "el malo de la película" ni sentirse "solo ante el peligro", especialmente si no está cerca "el séptimo de caballería", expresiones que provienen todas ellas del cine, como este domingo reflejó José Luis Borau en su discurso de ingreso en la Real Academia Española.

"¿Quién puede pretender a estas alturas que sustituyamos 'play-back' por sonido pregrabado, 'flash-back' por salto atrás o analepsis, y que a un 'sheriff' del Oeste se le llame comisario?", se preguntaba Borau durante la lectura de su discurso, en el que rastreó la profunda huella que el cine ha dejado en la forma de hablar y de escribir de la gente.

Fue un discurso ameno e ilustrativo, que, "por exigencias del guión", le permitió a Borau colar por unas horas en la Academia a "el bueno y el malo" de la película, al "sheriff", a las vampiresas, a los "frikis", a Tarzán y su inseparable mona Chita, y a Bambi.

El nuevo académico hizo reír a los centenares de asistentes, pero también, reflexionar porque el Cine, y sus poderosas imágenes, comunes "a millones de personas en todo el mundo", "puede trastocar -de hecho, lo está haciendo ya- el camino tradicional de conocer y darse a entender" que hasta hace poco tenía el ser humano.

Pero antes de entrar en materia, Borau (Zaragoza, 1929) elogió la figura de su antecesor en el sillón "B", Fernando Fernán-Gómez, un hombre de "talento poliédrico", que triunfó en el cine, el teatro, la televisión y la literatura.

 'Fonogonías' y 'cámara seguidora'

Cineasta y escritor, Borau circunscribió a España su discurso, titulado "El Cine en nuestro lenguaje", y lo hizo "por limitaciones de tiempo y bagaje" para comprobar la influencia del Séptimo Arte en el habla de Hispanoamérica, aunque muchas de las palabras que fue desgranando se utilizan sin duda al otro lado del Atlántico.

El nacimiento del cine produjo "un diluvio de vocablos exóticos", algunos de los cuales "fueron hispanizados rápidamente" -plató, claqueta, encuadre, estudios-, y en otros casos dio significados nuevos a palabras ya existentes.

Ese "diluvio" dio más de un quebradero de cabeza a los ilustres académicos de la posguerra, cuyas propuestas de traducción, según decía hoy Borau, "rozaban la fantasía, por no decir el surrealismo". Así, querían que "plateau" pasara a ser "plataforma"; "play-back" merecía soluciones tan diversas como "fonogonías"; y "travelling" se traduciría como "cámara seguidora".

"La cagaste, Burt Lancaster"

El director de Furtivos, "obra maestra del cine español", como afirmaría luego Vargas Llosa al darle la bienvenida, subrayó cuánto le deben al cine expresiones como "el malo de la película", "pasarlo de cine", "por exigencias del guión", "aquí hay mucho jefe y poco indio" o "corre menos que el caballo del malo", como sucede con las populares "no te enrolles, Charles Boyer" o "la cagaste, Burt Lancaster". Y otra curiosidad: la expresión "

en dos palabras: im-posible", "injustamente atribuida" a Gil y Gil, se debe en realidad al productor Samuel Goldwyn, "judío polaco que nunca llegó a dominar el inglés" y que la soltaba cuando consideraba inviable alguna sugerencia.
loading...