Música

La rumba que te crió: de La Niña de los Peines a Muchachito Bombo Infierno

El grupo Los Chunguitos en una imagen de archivo.
ARCHIVO
La rumba vino de África; ni más ni menos. Su ritmo se extendió hasta Cuba e incluso a Asia,
y cuando aterrizó en nuestro país fue el colectivo gitano quien le dio salida. Aquí se practicó con mucha pasión y de dos maneras distintas, la flamenca y la catalana, una como consecuencia de la otra, pero con vidas independientes.

Por eso, desde La Niña de los Peines todo ha sido evolucionar. Y por eso, Antonio González
El Pescaílla y el maestro
Pere Pubill Calaf, Peret, son, por votación popular, considerados los padres de la criatura.
Pusieron de moda el género desde Barcelona a base de actuaciones multitudinarias y canciones populares que se vendían sin querer.

Una lágrima
y
Borriquito –gran éxito internacional en los 70–, así como
Strangers in the night y
La chica de Ipanema
el marido de Lola Flores era especialista en versiones– a golpe de
ventilador guitarrero son algunos de sus grandes logros. Después, llegaría la generación de la fusión, para algunos distorsión, con Los Chichos al frente.
Sobrevivir a la tragedia
La familia Gabarre, Julio, Emilio, y Emilio Junior, de Madrid, experimentaron hasta con sintetizadores.
Fueron descubiertos por el padre de Paco de Lucía y su rumba rock cuajó enseguida entre la gente. La trayectoria comenzó en 1973, casi al tiempo de la de dos mujeres adelantadas a su tiempo
Te estoy amando locamente fue la banda sonora del siguiente año.

Casi ninguno de los temas estrella de estos peculiares artistas eran suyos, pero
contaban unas historias tan tremendas que la autoría era lo de menos. Había de todo: venganzas, celos, amor y desenlaces truculentos del tipo
Me han dicho que te lo haces con un hombre de la noche,Vete, me has hecho daño o
Dame veneno que quiero morir. Insuperable.

No era todo ficción, ya que ninguno de los mencionados ha tenido una vida fácil. Sobre todo en los comienzos, cuando había que sobrevivir.
Luego vinieron las drogas y las trágicas muertes como la del cantante de Los Chunguitos en 1982 por hepatitis o la del compositor de Los Chichos, Jeros. Eso, sin contar a los tíos, los primos y demás familia.
Verbenas y fiestas familiares
Una de Las Grecas, Edelina, a la que llamaban Tina, murió en la indigencia con un trastorno psiquiátrico. Hoy,
Peret lleva a cuestas un enfisema pulmonar que le ha dado algunos sustos, aunque está en plena forma. Todas estas vivencias ayudan a la leyenda de la rumba, la hace más humana de lo que es.

Este tipo de música ha pasado de consumirse
en vinilos y cintas de casete a escucharse en verbenas y fiestas familiares. Aunque con los nuevos artistas, de la cuerda de
Muchachito Bombo Infierno, está sufriendo una mutación étnica muy bien asumida por el público.

Y es que, en los buenos tiempos, ni el cine se libró del cuatro por cuatro. Ahí quedan las bandas sonoras de
El Vaquilla o
Deprisa, deprisa. Pero para aquellos iconos del
kitsch ha llegado el momento de reciclarse.
Los Chunguitos pasaron a ser los Hermanos Salazar y Los Chichos acaban de regalarse un tributo. Ya lo decía la canción:
Que me importa el mañana, si no lo veo de llegar.

Estopa y Compañía, herederos

El del medio de los Chichos es una célebre canción de
Estopa, unos de los más jóvenes grupos herederos del sabor de la rumba catalana de los 60 y 70. Pasaron la infancia pegados a su música, y eso se nota.
Su ejemplo ha sido seguido por Melendi, casi retirado del género, y otros.
Joaquín Sabina, a su manera, también ha probado el estilo con canciones como
19 días y 500 noches.
Y Kiko Veneno, y Muchachito Bombo Infierno, que le ha dado a la rumba un toque más mestizo. La ristra es larga y el mundo se queda corto: ¿alguien ha dicho Gipsy Kings?...

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