ENTREVISTA | Megan Maxwell, la 'Grey española': "Escribo novela erótica, no porno para mamás'"

  • La escritora lanzó el 9 de junio '¿Quién eres?' (Esencia), un libro que escribió a finales de la década de los 90.
  • Bautizada por la crítica como la 'Grey española', arrasa con cada una de sus novelas románticas y eróticas.
La escritora Megan Maxwell, en una imagen promocional.
La escritora Megan Maxwell, en una imagen promocional.
CARLOS RUIZ
La escritora Megan Maxwell, en una imagen promocional.

Megan Maxwell (1965, Núremberg, Alemania) asegura que tiene todo lo que necesita: se conforma con una vida sencilla y con estar rodeada de los suyos. Mientras tanto, vende casi 3.000.000 de ejemplares de todas sus novelas en España, lo que la convierte en una de las autoras más leídas de nuestro país. 

La fama llamó a su puerta tras publicar Pídeme lo que quieras (Esencia, Grupo Planeta, 2012), la novela erótica que la coronó como la 'Grey española'. Desde entonces, su querido público, a los que llama "guerreras y guerreros", aplauden cada uno de sus títulos. El último, ¿Quién eres? (Esencia), saltó a las librerías el pasado 9 de junio. "Al día siguiente sacamos la segunda edición, está gustando mucho", avanza la escritora a 20minutos.

¿Cómo se siente después de publicar casi 40 novelas en solo 11 años? Cuando empecé a publicar, ya tenía escritos unos doce o trece libros. Siempre he tirado del cajón para tener un margen. Ahora miro mi estantería y me siento muy orgullosa de ver que mis historias han visto la luz, tanto las nuevas como las que estaban a la espera de salir.

¿Quién eres? la tenía guardada? Sí, la escribí hace 20 años, por eso está ambientada a finales de los años 90. Lógicamente, en este tiempo he aprendido a escribir de otra manera. Digamos que la he puesto mona, pero la esencia es la misma. Además, he querido mantenerla en esa época porque me gusta que hable de los chats en Internet. Fue en aquel momento cuando la gente empezó a meterse en ese mundo.

Y eso que Martina, la protagonista, prefiere "mirar a los ojos". Es que a mí me pasaba lo mismo que a Martina. Cuando escribí esa novela me daban miedo los ordenadores. Me daba la sensación de que si tocaba una tecla lo iba a jorobar todo. También coincido con ella en que a mí me gusta conocer gente en persona, aunque cuando vas entendiendo Internet te das cuenta de que es una cosa más que aprender en la vida. En realidad, no es tan complicado.

En la novela destaca que "la felicidad comienza cuando acaban los miedos". Porque es verdad. Tenemos miedo a demasiadas cosas que nos impiden disfrutar. Por ejemplo, existe el miedo a la informática. Imagínate si hoy no te atreves con las redes sociales... De hecho, mi trabajo empezó a ser conocido gracias a ellas.

Hablando de miedos, ¿qué le atemoriza en su carrera? En mi carrera, nada... pero siempre se tiene miedo de algo. Mi mayor temor es que le pase algo a mi familia.

Le dedica muchas horas a su trabajo. ¿Cuál es su parte favorita del proceso creativo? Mi parte preferida es cuando estoy escribiendo la historia y por fin me termina enganchando. Al principio siempre se hace cuesta arriba, porque son personajes nuevos. Pero una vez los conozco, disfruto mucho escribiendo sobre ellos.

Se inspira en Can Yaman o Mateo Conde para sus personajes masculinos. Parece que siguen el mismo patrón, ¿en qué se basa para elegirlos? Siempre uso el mismo método. Cuando empecé a escribir libros, el protagonista empezaba siendo rubio con los ojos verdes, pero luego pasaba a ser moreno con los ojos marrones. Ahora pienso en un modelo para que no se me vaya la cabeza. Busco una foto de él, la imprimo y la pongo delante de mí mientras escribo. Para ¿A qué estás esperando?, la novela que sacaré en noviembre, me fijé en Can Yaman; y para ¿Quién eres? pensé en Mateo Conde. Me encanta pensar en él subido en la moto yendo a recoger a Martina. En mi cabeza me hago mis propias películas.

Megan Maxwell, en una fotografía promocional.

María del Carmen Rodríguez 

  • Núremberg, Alemania, 1965. Escritora.
Hija de madre toledana y de padre estadounidense, dejó Alemania para trasladarse a Madrid. Trabajó como secretaria en una asesoría jurídica hasta que su hijo enfermó y se dedicó a cuidarlo en casa. Bajo el pseudónimo de Megan Maxwell, comenzó a escribir novelas y a repartirlas entre sus familiares. Fue rechazada por varias editoriales, pero no se rindió: ahora es autora de 'best sellers'. Ha sido reconocida con galardones como el Premio Letras del Mediterráneo en el apartado de novela romántica (2017).

La música está muy presente en sus novelas. En ¿Quién eres? menciona Inolvidable, de Laura Pausini o La flaca, de Jarabe de Palo. La música es mi principal inspiración. Por eso, cuando estoy escribiendo y suena una canción, a veces pienso que podría quedar bien en la historia, así que la incluyo. Eso me ha permitido conocer a cantantes como Carlos Rivera, que me invitó a su concierto para conocernos en persona. Alejandro Sanz o Pablo Alborán también se han puesto en contacto conmigo. Muchos se enteran por las redes sociales y me dicen que les ilusiona que los saque en mis libros. La flaca salió en la misma época que escribí ¿Quién eres?. Mucha gente me ha dicho: "Jolín, qué bien que salga Pau Donés, quedará en el recuerdo para siempre". A mí también me alegra.

Escribe género chick-lit. En una entrevista dijo que "la novela romántica o erótica no tienen glamour". Eso es lo que opinan los críticos. Escribir estas novelas conlleva un trabajazo, pero los entendidos piensan que no se pueden llamar literatura. Yo creo que sí lo son: están haciendo que la gente lea, aunque no tengan palabras rimbombantes. Para mí, la literatura es que alguien coja un libro y disfrute leyéndolo.

¿Qué tendría que suceder para acabar con este rechazo? Yo creo que las ideas negativas se están apartando. A la gente ya le da igual leer lo que le dé la gana. Lo importante es que cada uno haga lo que quiera. A lo mejor los críticos a mí no me hacen mucho caso, pero mientras la gente me siga leyendo... Al final, escribo para que la gente lea y porque me gusta lo que hago. Soy feliz así, no necesito fama. Tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta.

Tras el éxito de Pídeme lo que quieras, algunas lectoras se tatuaron en el monte de venus. ¿Sigue sucediendo? Sí, sigue pasando, solo que ahora se lo tatúan los chicos. Me hace muchísima gracia. Se tatúan muchas frases de mis novelas como Pídeme lo que quieras, Sorpréndeme... Por eso, cuando meto un tatuaje en mis novelas, voy con mucho cuidado: sé que siempre hay quien se lo va a hacer.

Reconoció que los hombres prefieren ocultar que la leen. Por lo que cuenta, parece que la situación ha cambiado... Totalmente. Mi merchandising lo saqué para las guerreras Maxwell, pero ya he tenido que cambiar el nombre. Ahora es LGM, pueden ser las guerreras o los guerreros. Recuerdo que muchos chicos me decían: "Oye, Megan, no quiero que solo sean guerreras porque yo soy un guerrero". Me siento muy orgullosa de que se hayan sumado tantos chicos. Yo siempre escribo para personas.

Han llegado a definir sus novelas eróticas como "porno para mamás". Eso me pareció horrible. Yo soy mamá y me sentó fatal. Mis novelas las leen madres, padres y quienes no lo son. Siempre nos tiran piedras a las mujeres y me da muchísima rabia. El porno es tanto para hombres como para mujeres. Además, yo escribo erótica, no "porno para mamás". Hay gente que critica que algunas lectoras piensen que lo que les sucede a mis protagonistas es maravilloso. Pues mira, igual que cuando los hombres ven porno y piensan que lo que le pasa al tío de la película es genial.

"Escribo novela erótica, no porno para mamás'"

¿Cambiaría algo de sus primeros libros? No me arrepiento absolutamente de nada, tengo esa gran suerte. Hace poco me dijeron que es curioso que meta personajes homosexuales en ¿Quién eres? porque está ambientada en los años 90. Tengo amigos y amigas homosexuales desde aquella época y para mí es algo completamente normal.

Haciendo alusión al nombre de la novela, ¿Quién es hoy Megan Maxwell? Sigue siendo la misma persona que empezó a publicar novelas, solo que ahora, cuando sale a la calle, le piden fotografías. Soy la misma soñadora que era antes.

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