La plaza del Ayuntamiento de València, un proyecto de ciudad todavía por definir

  • El emblemático enclave del centro se transforma con una peatonalización provisional en paralelo a su rediseño final.
  • Desarrollo Urbano prevé licitar el concurso de ideas para la reurbanización definitiva antes de finalizar este año 2020.
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Vista panorámica hacia la mitad norte de la plaza en la primera mitad del siglo XX y en la actualidad, con las obras en marcha.
Panorámica en la primera mitad del siglo XX y en la actualidad.
B. VALENCIANA / 20MINUTOS
Vista panorámica hacia la mitad norte de la plaza en la primera mitad del siglo XX y en la actualidad, con las obras en marcha.

Tras el confinamiento, el corazón de València ha cambiado. La pandemia ha acelerado la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento, la más emblemática de la ciudad. Los planes del Gobierno municipal, englobados junto a otros proyectos como los de las plazas de la Reina, Ciudad de Brujas o San Agustín bajo el proyecto València, Ciudad de Plazas, están cristalizando, en este caso, a dos velocidades.

Por un lado, con una actuación provisional que ha delimitado las nuevas zonas peatonales y ha eliminado la estructura de rotonda para coches y autobuses que ha tenido en las últimas décadas. Por otro, con el avance del proyecto de reurbanización definitivo, cuyo diseño tendrá como base un proceso participativo ya realizado y un concurso de ideas que saldrá este año a licitación.

La indefinición de la plaza del Ayuntamiento y su constante transformación es una buena metáfora del crecimiento y desarrollo de la ciudad y de la propia sociedad valenciana. Los planes de ensanche urbano proyectados ya en el siglo XIX y materializados en el XX conllevaron la demolición de manzanas enteras, como el antiguo barrio de Pescadores que se alzaba en el actual edificio de Correos y en el entorno de la calle de las Barcas, para elevar grandes edificios de servicios y de negocios. 

La visión proyectada por la pujante burguesía de la capital borró la trama urbana medieval y dejó un lienzo en blanco que, todavía hoy, se sigue repintando en busca de la obra maestra definitiva.

Aunque actualmente el requisito de la distancia personal por motivos sanitarios ha puesto de manifiesto la necesidad de disponer de más calles y plazas peatonales, en los últimos años muchas ciudades, también València, aunque de forma más tímida, ya habían caminado hacia la movilidad peatonal como uno de los ejes de los espacios urbanos, combinada con los modos sostenibles de desplazarse: transporte público y no motorizado.

Es decir, la preponderancia del coche, bajo cuyo prisma se diseñaron grandes calles, avenidas y plazas el pasado siglo, no solo para circular, sino también para estacionar, ha sido superada.

El antiguo pavimento se recuperará en la zona de la falla.
El antiguo pavimento se recuperará en la zona de la falla.

Por lo que se refiere a la actuación provisional, de la que se encarga el área de Movilidad Sostenible, esta ya ha fijado el uso principalmente peatonal de la plaza. Ha sido la más visible, con el repintado de viales y la colocación de maceteros para delimitar el recorrido de la nueva línea C-1 de la EMT, una empresa que, además de ejecutar esta actuación, sacó gran parte de las líneas, las que atravesaban la plaza de norte a sur, para desviarlas por la calle Colón.

En la actualidad, la Concejalía de Desarrollo Urbano está realizando las obras para cambiar el pavimento de las zonas peatonalizadas que darán un nuevo aspecto a la plaza, al colocarse un suelo rojizo antideslizante de la misma tonalidad que las aceras

Una vez finalice el reasfaltado, que también prevé recuperar el adoquín original de la zona de la falla municipal, a mediados de agosto, se colocará mobiliario urbano, como bancos y juegos infantiles, que acabarán de dar un aspecto de plaza peatonal más amable al entorno.

Pero, ¿y el diseño definitivo, para cuándo? Según apuntan desde Urbanismo, el área de Contratación del Consistorio está preparando ahora mismo unos pliegos base del concurso de ideas para la reurbanización definitiva de la plaza del Ayuntamiento que servirán para definir los criterios que permitan introducir un voto ponderado de los vecinos en la elección del proyecto ganador.

Retirada del actual asfalto en la parte central de la plaza.
Retirada del actual asfalto en la parte central de la plaza.

Estos pliegos incorporarán los criterios recogidos en el proceso participativo puesto en marcha a finales de 2019. Entre ellos, la consulta arrojó 17 criterios principales y nueve secundarios, como máxima prioridad peatonal, más zonas verdes, un aumento de la conectividad con transporte público y que la plaza sea el escenario de actividades lúdicas, festivas y culturales como espacio de encuentro social y ciudadano.

Además, piden que la liberación de espacios no vaya destinado a las terrazas y que se potencie la arquitectura singular valenciana poniendo en valor edificios como el propio Ayuntamiento, el de Correos, el Rialto y el Ateneo Mercantil.

Como requisitos, la ciudadanía fijó mostrar las trazas del pasado (como el adoquín original), mantener los puestos de flores renovados y conservar la fuente circular, así como la explanada central para uso social lúdico, infantil y fallero.

Una vez Urbanismo reciba los pliegos del concurso de ideas con estos criterios, lel área de Contratación revisará su encaje legal. La idea del departamento que dirige Sandra Gómez es que el concurso de ideas, que tiene un presupuesto global de 450.000 euros, se pueda licitar antes de finalizar 2020.

Las previsiones más optimistas apuestan a un periodo de tres años hasta la materialización de la reurbanización definitiva de la plaza. Durante ese tiempo, como mínimo, el punto neurálgico de la ciudad será para uso y disfrute de los peatones, pero todavía sin su aspecto definitivo. Como en su historia más reciente, una plaza por definir.

Cronología: convento, estación y ocho nombres para una plaza

De 1239 a 1865. El convento y la placita de San Francisco. Tras la conquista de la ciudad, el rey Jaime I donó a los franciscanos los terrenos de la mitad meridional de la actual plaza, donde levantaron un convento. En 1356, al construirse la nueva muralla, quedó intramuros. Era un gran conjunto monumental con dos claustros góticos, iglesia, huertos y cementerio. Entre el jardín anexo al convento y la Bajada de San Francisco quedaba un espacio triangular conocido desde 1423 como plaça de Sant Francesc.

De 1831 a 1891. Cuartel y estación. En 1831 ya había desaparecido el jardín situado frente a la entrada del convento y se había ampliado la plaza de San Francisco. En el entorno del convento discurría la acequia de Rovella y próximo a este, por la bajada de San Francisco, pasaba el Braç del Vall Vell, uno de los ramales de la acequia. Con la desamortización, los monjes abandonan el convento, que pasa a ser del Estado y a albergar un cuartel de caballería. En 1852, se construye allí la primera estación ferroviaria de València, demolida en 1917 para trasladarse a la calle Xàtiva. 

En esta etapa hay un importante vaivén de denominaciones: en 1840, la antigua plaza de San Francisco cambia su nombre por el de General Espartero y, de nuevo, en 1843 altera su denominación y recibe la de Isabel II. En 1868 pasó a denominarse plaza de la Libertad y años después, en 1874, recupera el nombre de plaza de San Francisco.

Aspecto de la plaza en una fotografía de principios del siglo XX.
Aspecto de la plaza en una fotografía de principios del siglo XX.
BIBLIOTECA VALENCIANA

De 1892 a 1927. Nuevo edificio consistorial. En 1891 desaparece el convento de San Francisco, cuyo espacio recibe un año después la denominación de Parque de San Francisco. En 1899 pasa a llamarse Parque Emilio Castelar y en 1904 comienza a construirse el Ayuntamiento, décadas después del incendio y derribo de la antigua Casa de la Ciudad, situada junto al Palau de la Generalitat. Se adoquinan las calles y llegan los tranvías, un medio de transporte que cambiaría la fisonomía de la ciudad.

De 1927 a 1939. El concepto de plaza moderna. Con la alcaldía del Marqués de Sotelo se impulsa la transformación urbanística de la plaza en su conjunto, proyectada por el arquitecto municipal Javier Goerlich. Se derriban manzanas, sobre todo a ambos lados de la parte norte, y se construyen los principales edificios. Desaparecen víctimas de la piqueta algunos emblemáticos, como el palacio del Marqués de la Jura Real, edificio neoclásico construido en 1772 por Vicente Gascó Masot y Mauro Minguet.

El 14 de abril de 1931, una gran multitud asiste a la proclamación de la II República frente al edificio del Ayuntamiento. Ocho años después, las tropas de Franco desfilan por la plaza tras la ocupación de la ciudad por el ejército vencedor.

Del franquismo a la actualidad. Finalizada la Guerra Civil, en 1939, la plaza Emilio Castelar fue rebautizada como plaza del Caudillo. En 1961 se elimina la parte sobreelevada (la conocido popularmente como tortada de Goerlich, inaugurada en 1933) y la explanada central se dedica a aparcamiento de coches y al disparo de la mascletà fallera. Un año después, se instala la gran fuente circular.

Imagen de archivo de la plaza del Ayuntamiento de València
Imagen de archivo de la plaza del Ayuntamiento de València, todavía con vehículos
ARCHIVO

En 1979, con la primera Corporación democrática tras la dictadura, pasa a llamarse plaza del País Valencià. La escultura de Franco fue retirada en 1983 y sustituida una década después por la de Francesc de Vinatea. Finalmente, en 1987, recibe su denominación actual: plaza del Ayuntamiento. Desde entonces, el enclave ha conservado, a grandes rasgos, la misma configuración, con protagonismo de coches y autobuses. Hasta ahora.

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