El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cosechado una doble derrota en Bruselas. Su vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, no ha resultado elegida presidenta del Eurogrupo y ha perdido frente al ministro de Finanzas de Irlanda, Paschal Donohoe. 

Más allá de los nombres, lo que estaba en juego era una visión de la economía y de la recuperación de la crisis por la Covid. La que se ha terminado imponiendo a la cabeza del Eurogrupo es la de países muy reticentes al fondo de recuperación de la UE y favorables a poner condiciones a los países que acudan a él.

Calviño ha llegado a la votación con el respaldo de Alemania, Francia, Italia y Portugal, países convencidos de que esta vez la recuperación deberá pasar no por la austeridad, sino por asistencia financiera a los Estados miembros. Ha salido derrotada por el ministro de un país, Irlanda, que es prácticamente un paraíso fiscal dentro de la UE, apoyado por Austria y por el Partido Popular Europeo –aunque el PP ha respaldado a la vicepresidenta, igual que Ciudadanos–.

Calviño partía como favorita después de que España hubiera amarrado votos tan simbólicos como el de Angela Merkel o Emmanuel Macron. Pero sus apoyos contaban lo mismo que el del ministro del país más pequeño de la eurozona. Con el principio de un ministro, un voto, Calviño, Donohoe y el ministro de Finanzas de Luxemburgo, Pierre Gramenga, se presentaron a una votación entre 19 ministros para suceder al portugués Mário Centeno, que el domingo dejará la presidencia el Eurogrupo.

La votación fue secreta y pronto empezó a torcerse para España. Para ser elegido, un candidato debía obtener al menos 10 de los 19 votos. Ninguno de los tres los reunió en una primer a votación, en la que la vicepresidenta española se impuso con nueve votos frente a los cinco de cada uno de los otros dos ministros. 

¿Quién es Paschal Donohoe, el nuevo presidente del Eurogrupo?

Sin embargo, el paso una segunda votación –ya sin Gramegna, que se retiró– fue enseguida interpretado por el Gobierno como algo que no parecía "buena señal". Frente a un candidato favorito, lo que suele ocurrir es que los votos de los otros dos suelen concentrarse en el que adversario que queda, como ha resultado el caso, siempre que los países que dijeron que iban a votar a Calviño lo hicieran finalmente.

El resultado es un segundo fracaso en el intento de un Gobierno español de presidir el Eurogrupo. En 2013, el popular Mariano Rajoy ya lo intentó. Su ministro de Economía, Luis de Guindos, perdió la votación en la que el holandés Jeroen Dijsselbloem fue reelegido.

La derrota puede ser un varapalo más amplio, porque supone la victoria de una visión muy distinta a la que tiene Sánchez para salir de la crisis de la Covid. En su discurso, Donohoe se comprometió a "asegurar una recuperación justa e inclusiva". A lo que Calviño, en su felicitación al ministro irlandés, puntualizó: "Sin dejar a nadie atrás".