Viajes

Castilla-La Mancha: el viaje cercano

Alcázar de San Juan, tierra de gigantes y molinos.
TURISMO DE CASTILLA-LA MANCHA / DAVID BLÁZQUEZ

“El camino es la vida”, lo dice Jack Kerouac en su imprescindible El camino, y también es historia, descubrimiento y aventura. El viajero podrá comprobarlo en Castilla-La Mancha, una región que ofrece un vasto, rico y variado patrimonio histórico y artístico que convierte estas tierras en un destino imprescindible, desconocido, cercano y único.

Es Castilla-La Mancha centro neurálgico de la historia de España. Los pueblos prehistóricos, los romanos, visigodos, musulmanes, el esplendor cristiano y el imperio que dominó el mundo conocido durante siglos han convertido a sus pueblos y ciudades en un destino inolvidable con una envidiable riqueza.

Una parte de esa riqueza es conocida de forma universal. Es el caso de las ciudades de Toledo y Cuenca, dos destinos que no deben faltar en todo viajero que se precie. Poco se puede decir de la capital regional que no se haya dicho y escrito: estamos ante una de las ciudades más bellas del mundo, un portentoso casco histórico que encierra más de 2.000 años de historia y una riqueza artística incomparable. Por su parte, Cuenca, asomada a las hoces del Júcar y el Huécar, colgada desde la pared que la sustenta, invita desde su percha a transitarla con calma, degustarla y llevársela prendida.

Ambas son Patrimonio de la Humanidad, como lo son también el Parque Minero de Almadén y las pinturas rupestres del Arco Mediterráneo. El primero ofrece un excitante viaje a los secretos mejor guardados de las minas más antiguas del mundo, que comenzaron a ser explotadas por los romanos. Por su parte, las pinturas rupestres del Arco Mediterráneo se suceden por espectaculares cuevas y abrigos en las serranías de las provincias de Cuenca, Albacete y Guadalajara.

Las minas de Almadén, las más antiguas del mundo, comenzaron a ser exploradas por los romanos

Las más recientes en unirse a este selecto grupo Patrimonio de la Humanidad han sido las cerámicas de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo -una tradición asentada desde hace seis siglos y que mantiene activos todavía hoy más de 40 talleres en las dos localidades toledanas-; y las tamboradas de Tobarra, Hellín y Agramón que configuran un ambiente sonoro, festivo, fascinante y cargado de emoción.

Toledo, de noche.
TURISMO DE CASTILLA-LA MANCHA / DAVID BLÁZQUEZ

Junto a estos destinos imprescindibles, el viajero puede y debe buscar los pueblos y ciudades con encanto que salpican toda la geografía castellano-manchega. Desde las sierras más agrestes hasta las planicies manchegas, el listado es espectacular, amplio y variado.

Todos estos destinos son auténticos viajes en el tiempo que se convierten en pequeñas aventuras históricas en el caso de los castillos y fortalezas que se levantan en sobrecogedores parajes por todos los rincones de Castilla-La Mancha.

Y si de patrimonio hablamos no podemos olvidarnos de las historias fabulosas y sorprendentes que nos transmiten las seculares piedras de los parques arqueológicos de la región: Segóbriga, una de las ciudades mejor conservadas de lo que fue la Hispania romana; Carranque, con una fabulosa colección de mosaicos romanos; Alarcos-Calatrava, entre cuyos muros todavía resuenen los ecos de la Reconquista; y Recópolis, un tesoro de la cultura visigoda.

Tras los pasos de Quijote y Sancho

Mención aparte merece el viaje por la Ruta del Quijote. Las aventuras narradas por Miguel de Cervantes en su obra son conocidas en todo el mundo y con ellas la comarca de La Mancha ha alcanzado fama universal. Blancos molinos, llanuras de horizontes infinitos, antiguas ventas, pueblos encalados, viñedos sin fin y singulares humedales ofrecen al viajero un variado y rico abanico de posibilidades para hacer del camino una experiencia inolvidable.

La riqueza patrimonial y natural de esta ruta se descubre a cada paso en el alcaná de Toledo; en las planicies y cielos azules recortados por los molinos de Consuegra, Mota del Cuervo o Campo de Criptana; en los blancos muros de El Toboso, tierra de Dulcinea; en la Cueva de Montesinos de Ossa de Montiel; en las bellas Lagunas de Ruidera; en las ventas, como la de Puerto Lápice; en los Campos de Calatrava y Montiel; en las tierras próximas a Sierra Morena... Lo mejor para conocer a fondo estos rincones es guardar en el equipaje un ejemplar de la novela. Será la mejor guía para disfrutar de este recorrido literario-turístico por Castilla-La Mancha.

Y tras la ruta, sea cual sea el destino elegido, al viajero le espera la sorprendente gastronomía castellanomanchega, sus excelentes vinos, y una oferta hostelera cercana, variada, y de calidad.

Un bombo tomellosero, construcción típica de la zona.
TURISMO DE CASTILLA-LA MANCHA / DAVID BLÁZQUEZ