Dennis Gansel: "El fascismo puede volver"
- Es el director de 'La ola', que se estrena hoy en España.
- La película revisa la vigencia del fascismo entre los jóvenes.
- Ha sido un enorme éxito en Alemania.
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¿Hasta qué punto se basó en la historia real?
Mi película es bastante real. Hemos cambiado el principio y el fin. La adaptamos a la Alemania actual, y optamos por una conclusión más cruda. Tuvimos que hacerlo porque, en las primeras proyecciones con otro final, a los jóvenes seguía seduciéndoles el concepto de
Sucedió en 1967 en Palo Alto, California. Un joven perdió una mano manipulando bombas. Tuvieron que parar cuando más de setecientos estudiantes se unieron al movimiento.
La base de la cinta estaba en el guión original, pero pudimos crear un dinamismo de grupo muy provechoso. Los actores de la cinta tienen entre 16 y 24 años, pertenecen a distintas zonas de Alemania, y aportaron cosas muy concretas. Su manera de relacionarse con los profesores, el concepto de identidad y pertenencia a un grupo. Les preguntamos por cómo dirían las cosas, y creo que aumentaron mucho el realismo de la película.
Con 16 años tenía claro que no quería saber nada al respecto, pero no era difícil tener oportunidades para unirse a gente ultraderechista. Empecé a hacer skate con un grupo de amigos, y los más mayores, de 20 años, eran trabajadores, albañiles, con un discurso bastante ultraderechista. Yo me callaba cuando les escuchaba, por ejemplo, cosas como que había que expulsar de Alemania a los extranjeros. Me callaba para poder continuar formando parte del grupo. Uno, de joven, sólo quiere adaptarse a los que le rodean.
Pensamos en ello, y es parte de lo que genera la película. Además, fascismo y economía tienen mucho que ver. Algún partido nazi ha llegado a conseguir, en estados alemanes, un 18% de los votos. Con problemas económicos graves, los líderes cuentan lo que quieren. Es algo que está pasando en Rusia, y con lo que juega Putin: censura en los medios, creación de un sentimiento exacerbado de orgullo nacionalista, movimientos juveniles en ese sentido. Creo que es al antídoto es fomentar una democracia más participativa. Participativa de verdad.
Ambas cosas. Pero, de verdad, de donde surge la película es de las ganas de crear ese debate. ¿Puede volver a ocurrir? ¿Qué haría yo si sucediera? ¿Partiparía, me sumaría con los demás, o me arriesgaría a alinearme con la resistencia? Hemos puesto la película en institutos. El 20% de los profesores decían que no era posible. El 80% de los alumnos, que sí. Y coincidían en que puede suceder si el movimiento logra identificación, si transmite imagen de solidaridad entre sus miembros, si el lider es carismático. Estoy de acuerdo.
Efectivamente, es algo que contradice la idea de democracia. Pero el libro puede leerse parcialmente, y uno se da cuenta de su peligro. Tenemos 6 millones de parados: si echamos a tres millones de extranjeros, el problema se recuce a la mitad. Es absurdo, pero se piensa en muchos lugares.
Hay un cambio generacional. Tengo 35 años, pero es cierto que tengo cierto sentimiento de culpabilidad. Hasta 2006, con motivo del Mundial de fútbol, no me gustaba ver banderas alemanas por la calle. Pero en el caso de los jóvenes diferente. Hitler es alguien perteneciente a la Historia, que ya ha pasado. Para mí no. Mi abuelo tuvo un papel en el III Reich. Mi abuela reconoce haber estado fascinada con Hitler. Mi padre dice que siempre debe seguir estudiándose el nazismo en las escuelas. Mi hermana pequeña, en cambio, que es mejor olvidarse ya del tema.
Hay dos escenas más con esa estética, al principio y al final. En la de las pintadas, quería demostrar que estos movimientos contienen factores atractivos para los jóvenes. El fascismo es muy emocional, sube las endorfinas, hace sentir a determinada gente mejor. Mucha película transcurre en las aulas, y con esas escenas queríamos transmitir movimiento., dinamismo. Es una película política, pero no quería que fuese aburrida. Queríamos transmitir nuestro montaje a gente que, aunque vaya al cine, no suele ver este tipo de cintas. El fascismo también mezcla estos conceptos: imagen, música y emociones.
Nació en 1973 en Hanover. Tras graduarse en la escuela de cine, rodó