Así viven el confinamiento por barrios en Palma de Mallorca: "No sabemos si podemos cruzar una calle o no"

El confinamiento selectivo ya se ha comenzado a aplicar en Palma de Mallorca.
El confinamiento selectivo ya se ha comenzado a aplicar en Palma de Mallorca.
EFE
El confinamiento selectivo ya se ha comenzado a aplicar en Palma de Mallorca.

Mientras en Madrid se está barajando el confinamiento selectivo por barrios para frenar la expansión del coronavirus, ese experimento ya se ha puesto en práctica esta semana en una gran ciudad como Palma de Mallorca, la octava más grande de España con cerca de medio millón de habitantes.

Un 9,5% de sus vecinos han quedado dentro de alguna de las seis áreas confinadas, más de 40.000 personas que no pueden salir de sus barrios salvo por causa justificada y que deben convivir de nuevo con restricciones.

"La sensación que tienen los vecinos es de mucha confusión, no saben si pueden cruzar una calle o no. Hay como una línea invisible que en teoría no se puede cruzar, pero tampoco hay nada que te lo impida", cuenta Gemma Marchena, periodista del diario balear Última Hora.

"Cuando todos estábamos confinados, como en primavera, todos sabíamos dónde estaban los límites. Ahora todo es mucho más difuso", añade.

Ella misma es vecina colindante de una zona que este viernes empieza el confinamiento y cuenta una anécdota que comentan los vecinos. "La coña que tenemos es que una entrada del Mercadona está en una calle confinada y la otra en una que no lo está. Estamos ahí dudosos, no sabemos si el Mercadona es nuestro o de los confinados", bromea.

"No sabemos si el Mercadona es nuestro o de los confinados"

Solo se puede salir de las zonas aisladas por causa justificada, como acudir al trabajo, al médico o al colegio. Para ello, hace falta un salvoconducto: "Todos los vecinos tiene que ir con el papelito de su empresa para justificar que trabajan fuera, como ocurría en marzo o abril cuando todos estábamos confinados"

Otra de las medidas restrictivas que soportan esos 40.000 vecinos de Palma es el cierre de los establecimientos de hostelería a las diez de la noche. "Se da la circunstancia de que un bar tiene que cerrar a las diez y en la acera de enfrente hay otro abierto hasta la una de la madrugada. Salvo que esté la Policía ahí en ese momento, nada te impide cruzar la acera".

Los más afectados son, por supuesto, los hosteleros cuyos negocios han quedado dentro de las áreas 'rojas'. "Estuve el otro día en un bar que se ha quedado en la zona confinada y el dueño estaba llorando. Decía que esto ya era la puntilla para su negocio", asegura Gema Marchena, que también da fe de un hostal que ha optado "por echar el cierre" mientras duren las restricciones.

"El dueño de un bar lloraba, decía que esto era la puntilla para su negocio"

Los gimnasios también están obligados a cerrar y los parques infantiles están todos precintados. Aun así, sostiene que la mayoría de vecinos lo asumen con resignación: "Creo que ya nos hemos acostumbrado a tantas cosas que no está siendo tan traumático como la primera vez, entonces nos pilló más por sorpresa".

Eso sí, "el sentir general es que estos confinamientos selectivos van a ir a más y se ampliarán a más barrios de la ciudad", concluye la periodista mallorquina.

Redactor '20minutos'

Licenciado en Periodismo por la Universidad Internacional de Catalunya. Diplomado en Ciencias Empresariales. Máster en Banca y Finanzas en la UPF Barcelona School of Management. Periodista en 20 Minutos desde el nacimiento de este periódico en el año 2000.

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