Texto íntegro del mensaje navideño del Rey
- Don Juan Carlos habla de la crisis y la lucha contra ETA.
- Pide dar un nuevo impulso a las relaciones con Estados Unidos.
Mucho me alegra empezar mis palabras expresando, de corazón, mis mejores deseos y más afectuosa felicitación a todos los españoles en estas fechas navideñas.
Al término de este año, quiero -como es tradicional- compartir un conjunto de reflexiones y de sentimientos sobre nuestro desarrollo como pueblo y como Nación.
Gracias a nuestra Constitución, España ha vivido por primera vez treinta años de democracia plena, que coinciden con los de mayor progreso y modernización en nuestra Historia.
Por eso, estos treinta años de Constitución deben servirnos, no sólo para felicitarnos por lo mucho conseguido, sino sobre todo para llenarnos de energía y de confianza en nuestra capacidad de presente y de futuro para seguir avanzando como gran Nación.
Capacidad para resolver problemas y alcanzar nuevos objetivos con sentido de Estado. Para engrandecer y rejuvenecer día a día nuestra vida colectiva, llenando el corazón de nuevas esperanzas a todos los españoles, mediante planteamientos integradores y solidarios.
Una Constitución que, construida sobre la concordia y el consenso, el respeto mutuo y la tolerancia, recoge las mejores conquistas de toda democracia avanzada, articula nuestra diversidad territorial, y asegura nuestra estabilidad y progreso.
Sus reglas, valores y principios, son hoy nuestra principal fuente de fortaleza como Nación moderna, unida, solidaria y diversa, pues a todos nos guían y amparan para seguir avanzando en paz hacia nuevas metas.
Una Constitución que, por todo ello, nos reafirma en la legítima convicción y determinación de que el terrorismo no puede tener cabida en una sociedad democrática, libre y plural como la española, que de forma masiva rechaza su existencia y condena sus actos.
Vienen especialmente a mi memoria en estas fechas navideñas los nombres de todas y cada una de las víctimas del terrorismo, cuyos familiares están marcados por un dolor que en estas horas siempre rebrota con profundidad e indignación.
Me siento muy cerca de sus corazones en el respeto y apoyo que bien merecen, así como en el permanente y emocionado homenaje a sus seres queridos.
Un objetivo inaplazable que, desde la debida unidad entre todos los demócratas, requiere seguir aplicando todos los instrumentos del Estado de Derecho y una eficiente cooperación internacional.
En este sentido, dirijo mi especial felicitación a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, a nuestras autoridades policiales y judiciales, así como a las de Francia, por los importantes éxitos alcanzados este año que tanto nos estimulan.
Estoy convencido de que, con unidad, voluntad y determinación, el final del terrorismo estará cada vez más cerca.
Una crisis que explica los esfuerzos de nuestras autoridades nacionales, europeas e internacionales por corregir desajustes y adoptar medidas que, con el diálogo y la colaboración de nuestros agentes económicos y sociales, deben centrarse en recuperar la confianza, en respaldar la actividad diaria de nuestro tejido productivo, y llegar a nuestras familias y ciudadanos.
Unos objetivos que requieren del concurso y del empeño del conjunto de nuestras fuerzas políticas, económicas y sociales.
Juntos podremos vencer problemas y dificultades si actuamos con realismo, rigor, ética y mucho esfuerzo, anteponiendo siempre el interés general sobre el particular, buscando acuerdos y soluciones con generosidad, responsabilidad y amplitud de miras.
Despleguemos con inteligencia y tesón nuestra bien probada capacidad de superación, tirando del carro en la misma dirección, aportando cada uno su grano de arena.
Se trata de volver, tan pronto como sea posible, a la senda del crecimiento económico y de la creación de empleo; de abrir una perspectiva de pronta recuperación y un horizonte de adecuada seguridad a nuestros operadores económicos, trabajadores y consumidores.
Se trata, junto a ello, de disponer de reglas internacionales más eficaces para reforzar la estabilidad, supervisión y transparencia del sector financiero en un nuevo entorno globalizado.
Sigamos otorgando carácter prioritario a la lucha contra el desempleo, siendo solidarios con los más desfavorecidos y vulnerables, atendiendo a las necesidades sociales y asistenciales, así como a las derivadas de la conciliación laboral y familiar.
Son ellos quienes más apoyo necesitan para abrirse un digno futuro laboral y profesional.
Por otro lado, la actual crisis económica demuestra hasta qué punto dependemos cada vez más del exterior y tenemos que saber gestionar hábilmente la defensa de nuestros intereses en el mundo.
Por eso, hoy más que nunca, importa el papel internacional de España, de nuestras instituciones, empresas y profesionales, para asegurar nuestro crecimiento, bienestar y seguridad.
Una acción exterior que debe ser lo más consensuada y coordinada posible, dirigida a fortalecer posiciones en la Europa a la que pertenecemos, preparando desde ahora la Presidencia española de la Unión Europea en 2010.
Debemos dar un nuevo impulso a nuestras relaciones con los Estados UnidosPara ello, también debemos dar un nuevo impulso a nuestras relaciones con los Estados Unidos, intensificar nuestros sólidos vínculos con Iberoamérica y con el Mediterráneo, y mantener nuestra proyección en África y Asia, junto a nuestra cooperación con los países menos favorecidos.
Es hora además de reforzar la cooperación multilateral frente a los grandes desafíos, desde el terrorismo internacional que condenamos con firmeza y que, de modo tan brutal, se ha manifestado en Bombay, hasta la crisis financiera y económica internacional, el hambre y la pobreza, o la protección del medio ambiente.
Quiero, en este marco, expresar mi reconocimiento a quienes sirven a España en el mundo, subrayando que se cumplen veinte años tanto de la participación de nuestro país en misiones internacionales de paz, como de la incorporación de la mujer a nuestros Ejércitos.
Dirijo un emocionado recuerdo a los miembros de nuestras Fuerzas Armadas que este año perdieron trágicamente la vida en el exterior, reiterando todo mi afecto a sus familias.
Por otro lado, no olvidemos que junto a los progresos que vamos acumulando se plantean situaciones y problemas sensibles que a todos nos incumben y requieren de la dedicación y coordinación de autoridades, instituciones y sociedad civil.
Cada año recuerdo algunos de ellos, como la discapacidad, las graves enfermedades, la drogadicción, la violencia de género o los accidentes de tráfico.
Son temas serios y acuciantes, por lo que reitero mi llamamiento para que no dejemos de dedicarles los mayores desvelos. Aseguremos asimismo los derechos humanos, la dignidad y la igualdad de las personas, sin discriminación por razón de ideología, raza, creencias o sexo.
No es tiempo para el desánimo. Hemos logrado salir adelante con fuerza de otros periodos complejos y reemprender el camino aún con mayor dinamismo.
En definitiva, son muchos los motivos para sentirnos orgullosos de España, para alimentar la necesaria confianza y esperanza en el futuro, con el aval de tres décadas de progreso y modernización en torno a nuestra Constitución.
Un período felizmente marcado por una impresionante y muy valiosa incorporación de la mujer a todos los ámbitos.
Confianza en la labor y solidez de nuestras instituciones, en la capacidad de nuestros empresarios, profesionales y trabajadores, así como en la indudable mayor preparación y empuje de nuestros jóvenes.
Confianza en la fuerza creativa de nuestra cultura rica y diversa, en la capacidad de nuestros centros docentes y de investigación, o en el creciente peso del español en el mundo como segunda lengua de comunicación internacional.
Confianza, en suma, en todos y cada uno de los hombres y mujeres que, día a día, desde los distintos rincones de España, la hacen crecer y mejorar con su honrado trabajo y admirable empeño.
En esa tarea contáis como siempre con todas mis energías y con mi más firme compromiso de seguir sirviendo con la mayor ilusión y dedicación a España. De servir a todos nuestros ciudadanos, alentando todo lo que nos une y nos permita progresar juntos.
Un compromiso y unos sentimientos que el Príncipe de Asturias comparte plenamente conmigo y que tienen en él la mejor garantía de porvenir.
De corazón, para todos, muy feliz 2009, y muy buenas noches.