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Entrevista | Ken Follett: "Donald Trump no es un fascista, pero sí un neofascista"

Ken Follett, en una imagen promocional.
OLIVIER FAVRE

Ken Follett (71) vuelve por cuarta vez a Kingsbridge, la ciudad que construyó en Los pilares de la tierra, en su precuela Las tinieblas y el alba (Plaza & Janés), cuyas 930 páginas recogen las peripecias que deben atravesar sus tres protagonistas: Ragna, una noble normanda; Aldred, un monje; y Edgar, un constructor de barcos. En su línea, el autor brinda de nuevo altas dosis de sentimientos, emociones, violencia y sexo. Hablamos con él a través de una videoconferencia en la que responde haciendo uso de su habitual buen humor. 

Dice que lo tiene todo, se dedica a lo que quiere y vive como desea. No le quedan sueños por cumplir: ya ha vendido millones de libros. Pero sigue escribiendo… Escribir es lo más interesante que hago en mi vida. Es un reto, es difícil y se me da bien. Además, me pagan una cantidad alucinante de dinero por hacer algo que haría gratis. Si no tuviera este trabajo, no sería tan feliz como soy.

Está bien ser Ken Follett... ¡A mí me gusta! Cuando era joven, deseaba ser rico y famoso y, ahora que lo he conseguido, te puedo asegurar que es fantástico.

¿Piensa que, en el futuro, su nombre será un clásico? Puede ser. O, quizá, la gente se olvide de mí. La mayoría de los escritores de éxito lo son hasta que se mueren. Ahora pienso en los que triunfaron cuando yo estaba empezando con 20 o 30 años, Harold Robbins, Arthur Hailey... Ellos fueron leyendas, pero sus libros ya no están en ningún lado. Posiblemente, esto también me ocurrirá a mí.

"Cuando era joven, deseaba ser rico y famoso y, ahora que lo he conseguido, te puedo asegurar que es fantástico"

De momento, nos trae un nuevo libro. ¿Por qué decide viajar a una época anterior a la de Los pilares de la Tierra? Me gusta ese periodo, el final del siglo x, cuando los anglosajones, los vikingos y los normandos competían por dominar Inglaterra. Fue un punto de inflexión en la historia europea, vi mucho potencial dramático ahí. Además, empecé a pensar: ¿Cómo sería Kingsbridge antes de ser una ciudad próspera? ¿Qué cambió para que un pequeño pueblo se convirtiera en una ciudad grande e influyente? Sabía que las respuestas podían darme material para escribir una historia interesante. Cuando hay avance y progreso siempre se produce un conflicto: están quienes quieren avanzar y los que no. Cuando vi posibilidad de escribir el libro, supe que debía ir a por ello.

Kenneth Martin Follett

  • Cardiff, Gales, Reino Unido, 1949. Escritor.
Más conocido como Ken Follett, es un escritor británico de novelas de suspense e históricas que ha vendido 170 millones de ejemplares de los 32 libros que ha publicado en 80 países y en 33 idiomas. Estudió filosofía y después se formó en un curso de Periodismo. Actualmente, está casado con Barbara Hubbard, una militante del Partido Laborista. La música y los libros le apasionan a partes iguales.

Aborda temas como el imperio de la ley o la justicia. ¿Cómo los concibe en la actualidad? La justicia, sin duda alguna, es un tema importante en la novela porque, en la Alta Edad Media, no existía el imperio de la ley, que significa que todo el mundo está por debajo de esta, incluidos el Rey y el presidente del Gobierno. Durante la cuarentena, me di cuenta de que mucha gente piensa que su libertad peligra cuando se les exige aislarse para hacer frente a la enfermedad. Yo no conecto con eso, creo que es una estupidez pensar así. Vivimos en una época en la que puedes matar a alguien por toser. Por eso debemos llevar mascarilla y quedarnos en casa. A mí me encanta salir a restaurantes, pero no debo. Lo único sensato que puedo hacer es quedarme en casa. Pero vemos cómo los norteamericanos dicen que nadie tiene derecho a darles órdenes. Vivimos en sociedad, convivimos con otras personas y hay ciertas cosas que uno no puede hacer. Nadie puede conducir un coche si está borracho ni puede dar un paseo echándole el aliento al vecino.

Hace unos años, opinó que los partidos fascistas nunca liderarán porque son "estúpidos". ¿Aún confía en el fracaso del fascismo? Si dije eso, me equivoqué. Pero sí creo que los líderes fascistas son estúpidos y malos dirigentes: no piensan con lógica, se dejan llevar por las emociones corruptas. ¿Quién ha hecho el peor trabajo a la hora de gestionar el coronavirus? Donald Trump. Él es el líder más antidemocrático que existe. Hay más muertes en Estados Unidos por persona que en cualquier otro país del mundo. Claramente, Trump no es un fascista, pero sí un neofascista. Por otro lado, en mi país tenemos a Boris Johnson, que es un populista y nacionalista que ha combatido la pandemia fatal. 

¿Saber de historia le ha hecho ser optimista o pesimista? Soy optimista por naturaleza. Gracias a la historia que he estudiado, he aprendido que siempre hay progreso. En los sesenta se dieron avances enormes porque se implantaron leyes más justas. Si bien es cierto que se dio un paso hacia atrás con la llegada de Richard Nixon, muchas de las cosas que se implantaron se mantuvieron. Como siempre digo, solemos dar dos pasos hacia delante y uno hacia atrás. 

Suele escribir sobre periodos de crisis. ¿Le gustaría hacerlo sobre la pandemia? Es demasiado actual. La siguiente generación de escritores escribirá sobre este periodo incluyendo un final satisfactorio, algo que yo no puedo hacer, ya que no sé cómo va a acabar esto. Pero todo relato necesita un buen final. 

¿Con qué personaje de la historia se sentaría a charlar? Me encantaría conocer a William Shakespeare y hablar con él sobre sus obras de teatro, su poesía... Le haría preguntas sobre Hamlet, Otelo, El rey Lear... Si pudiera robar la inteligencia de alguien, sería la suya.

"Me encantaría conocer a William Shakespeare y hablar con él de sus obras de teatro y de su poesía"

Admira la Basílica de la Sagrada Familia. ¿Le queda algún edificio por apreciar en España? Quiero ir a Barcelona y admirar las obras de Antoni Gaudí. Es el arquitecto más impresionante de todos los tiempos.

Dice que la música le apasiona tanto como la escritura. Sin embargo, se decanta por la segunda opción. ¿Qué tienen los libros que les falte a las canciones? Lo que te enseñan. Al igual que los libros, las canciones pueden ser conmovedoras, te hacen reflexionar, te ponen triste o contento... En cambio, con la literatura se aprende sobre el mundo: nos ayuda a conocer cosas que no sabíamos sobre temas como el poder, el sexo o la familia. Yo soy músico, más o menos: toco el bajo, pero escribo mejor.

Bueno, quizá, si se lo propone, arrase también como músico... ¡Ojalá, pero es un poco tarde para eso!

A estas alturas, ¿teme a las críticas? En absoluto. Lo que sí me da miedo es que, algún día, los lectores me digan que han leído mi nuevo libro y es peor que el anterior. No me importa lo que opinen los críticos porque ellos no leen por placer, sino porque deben escribir un artículo. No son mi público. Pero, si fueran mis lectores quienes me dijeran que mi novela no es buena y que ojalá no se la hubieran comprado, me dolería muchísimo. Sería devastador, una pesadilla.

Entonces, ¿siente presión a la hora de escribir sus novelas, a pesar de que sean bestsellers? Sí, aunque es una presión buena. Significa que he puesto el nivel alto. 

¿Si no fuera Ken Follett, recomendaría leer a Ken Follett? Claro que sí, ¿cómo no? Diría: '¡Tenéis que leer a este tío, es muy bueno!'.

¿Y por qué hay que leer su último libro? Por muchísimas razones. Eso sí, pienso que tiene la mejor historia de amor que he escrito nunca. Es lenta y larga, pero me he dado cuenta de que eso la hace todavía mejor. Hay dos personajes que se conocen, se gustan y no saben que se están enamorando. Cuando se dan cuenta de que hay razones que les impiden estar juntos, ese deseo, ese anhelo que sienten, dura años, se prolonga en el tiempo. Finalmente, cuando se encuentran, todavía hay más emoción.

Dicen que el amor lo mueve todo. ¿Una apuesta segura? Desde luego... Ojalá sea así.

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