La quinta moción de censura de la democracia terminó con un resultado sin sorpresas. Solo los 52 diputados de Vox apoyaron la candidatura de su líder, Santiago Abascal, a la Presidencia del Gobierno, y todo el resto del Congreso, los 298 diputados restantes, votaron en contra. Una apabullante mayoría que refleja tanto la soledad parlamentaria en la que queda Vox como la ausencia de una mayoría alternativa a la que sustenta al Ejecutivo, que se ha esforzado durante los dos días de debate en presentar precisamente esa realidad: que cualquier alternativa pasa por una ultraderecha a la que incluso el PP repudió este jueves.

Se trata de la peor derrota parlamentaria para un candidato en las cinco mociones de censura que se han presentado en democracia, de las que solo fue exitosa la de Pedro Sánchez en 2018. Vox no ha logrado sumar un solo apoyo y ni tan siquiera una abstención a la candidatura de Abascal desde que anunció la moción de censura en julio, e incluso PP, Cs, Foro o UPN, habitualmente muy duros con la gestión de Sánchez, han preferido su Gobierno a uno presidido por Abascal.

Henar de Pedro

Casado desvela el "no" del PP a la moción de censura y ataca a Abascal: "Esto es una mentira más de Vox"

Así, tras dos días de debate, Pedro Sánchez seguirá en la Moncloa, aunque eso era casi lo de menos, porque se daba por descontado. La moción de Vox tenía otro destinatario: el líder del PP, Pablo Casado, al que Abascal pretendía disputar el liderazgo del bloque de la derecha pero que, según confesó él mismo, terminó dejando al candidato "perplejo". No solo es que Casado, tras varios días de dudas, se opusiera a dar ni siquiera una abstención a la moción de Abascal. Es que su discurso fue inusualmente duro con Vox y marcó claramente distancias con la formación de Abascal tras meses de acercamientos.

Ni siquiera la exportavoz popular Cayetana Álvarez de Toledo, partidaria de la abstención, rompió la disciplina de voto del PP. Y eso revela el aislamiento parlamentario en el que, hoy por hoy, está sumido Vox tras el viraje de Casado, que se convirtió en el auténtico protagonista del segundo día de la moción de censura con una intervención en la que espetó a Abascal que ni el PP "es" como Vox, ni "quiere" serlo. 

"No le gustamos, usted a nosotros tampoco"

"Política sin complejos si, pero con cabeza, libertad y tolerancia con cada persona, ame a quien ame, rece a quien rece y sueñe en la lengua que sueñe", lanzó Casado a Abascal. Le acusó de hacer "antipolítica cainita". Y fue aún más claro: "No le gustamos, usted a nosotros tampoco". Pero además de resaltar sus diferencias, Casado también defendió que Vox comparte el "bloque de la ruptura" y una "pinza" con el Gobierno. "Entre la nación de naciones y la España grande y libre hay 47 millones de españoles hartos", espetó el líder del PPa un Abascal sorprendido.

El Gobierno ha celebrado el golpe de timón del PP, pero se muestra cauto a la espera de ver en qué se traduce a la hora de la verdad. Sánchez, en su última intervención, ofreció al PP retirar su polémica reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) si se aviene a negociar su renovación. Pero el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, mostró poca confianza en que el PP se aleje de forma definitiva de Vox, del que "depende para gobernar" en Madrid, Murcia o Andalucía.

"Han dado oxígeno al monstruo, y ahora el monstruo les está devorando", lamentó Iglesias en una intervención casi más analítica que parlamentaria. No obstante, fuentes del Ejecutivo consideran que la moción y la estrepitosa derrota de Abascal refuerzan a Sánchez y la posibilidad de aprobar unosPresupuestos.